Posiciones sexuales: las mejores posturas para tener sexo lejos de la cama
Si el deseo te sorprende lejos de la cama, ponele onda... y algo de acrobacia.
17 de enero de 2017 • 00:50
Ilustración de una pareja heterosexual en dónde la chica está encima del hombre parado - Créditos: Ilustración de Ervil
La posición horizontal es lo que siempre funciona, es la apuesta segura, la zona de confort. Está seteada por default. El amor vertical, paraditos, requiere esfuerzo, desinhibición, algo de vuelo y mucho de ganas. No sale automáticamente ni es de lo primero que vas a probar. Pero el verano y el calor predisponen a transpirar un poco más la camiseta. La exigencia la vas a notar, porque hacerlo de dorapa requiere esfuerzo, pero el resultado es revelador. Estas son algunas de las cosas que vas a volver a descubrir cada vez que decidas saltearte el colchón.
Créditos: Ilustración de Ervil
1. Pared mata cama
¿Quién necesita la suavidad de las sábanas cuando tiene la firmeza de una pared? ¿Quién necesita un somier cuando tiene un amante que se parte? Esta posición nos recuerda que el sexo no es algo que se hace en un lugar, sino algo que se lleva encima y que puede activarse en cualquier momento. Nos recuerda que la suavidad y el confort no tienen nada que ver con la pasión. Que cuando el arrebato llega, no hay ladrillo que raspe ni superficie que moleste.
2. Un boost de fantasía
Cuando fantaseamos situaciones verticales, casi siempre lo relacionamos con tres emociones: urgencia, morbo y sorpresa. El impulso suele estar asociado al “paradito”, tanto como la sensación de un encuentro furtivo, en el que “acá no pasó nada” si alguien interrumpe o “esto no estaba planeado” si hay que ponerle palabras. No siempre es así, claro, pero, en general, los verticales van acompañados de un relato pasional, de un cruce que venció toda razón y que se escapó de la necesidad de cuartos amueblados.
3. Los buenos amantes no necesitan almohadas
Ni alcohol en gel, ni duchas previas, ni sábanas perfumadas. Solo se trata de dos contra el mundo. Donde sea: en una playa desierta, en un paraje montañoso, en un ascensor de un hotel. Y esto no puede ser menos que un halago, una oportunidad de sentirte “la más deseada”, ganándole al confort cuando decidís concretar el encuentro con o sin almohadones mullidos alrededor. Cuando decidís por un rato dejar la cama y seguir donde venga. Como sea.
4. Las chicas buenas lo hacen en el cuarto; el resto, ¡en todos lados!
El paradito es un gran cumplidor de fantasías localizadas. Tachá. Sí, sacá tu diario íntimo y tachá que estrenaste el baño, la cocina, el balcón, el quincho de tu amiga. Como cuando eras chica y llevabas la cuenta de a quién te apretabas, la lista de fantasías cumplidas gracias a esta posición puede ser una razón para estar orgullosa. Si te animaste, bravo.
5. La igualdad es hermosa en todo ámbito, menos en el sexo
Los juegos de roles consentidos son uno de los principales afrodisíacos sexuales y esta es la posición ideal para ejercerlos. El “dorapa” les permite a los hombres hacer uso de su superioridad física, fuerza y resistencia, algo que nos vuelve locos a todos por igual. Él va a sostenerte, levantarte, girarte y manejarte a voluntad. Casi siempre va a tener el control, por ende, va a hacer lo que quiera. Y este es el único ámbito donde a vos eso te va a parecer fabuloso.
6. El poder de los micromovimientos
No es lo mismo pararse usando tacos que descalza. No es lo mismo sacar cola que esconderla. No es lo mismo llevar el torso hacia adelante que ponerte en arco hacia atrás y, definitivamente, no es lo mismo abrir las piernas que mantenerlas cerradas. Como si se tratara de erotismo cuántico, hay cambios físicos que, aunque sean casi imperceptibles, pueden provocar grandes cataclismos. Dejate llevar y probá todo lo que se te ocurra. La verticalidad es una pose muy sensible a las variaciones, por más mínimas que sean.
7. La ropa nunca es un problema
Y mucho menos en verano, cuando andamos más sueltas y no hay muchas capas de ropa encima. Los vestidos se levantan, las bombachas se corren, y no es un drama desabrochar un pantalón. Desnudarse lo mínimo indispensable es fácil y divertido. Sentir su ropa en vez de su piel puede darle un extra a este juego. Esto, acostados, no existe. El paradito tiene vueltas que solo son dignas de esa posición que hace que todo parezca terriblemente más zarpado.
8. El encanto del esfuerzo
Nadie puede abandonarse de parado. Nada de relax, nada de dispersión, sino más bien todo lo contrario. Cuando el equilibrio está involucrado, todos ponemos atención, tensión muscular y peripecia. Parece fácil, pero, especialmente las variaciones más avanzadas, requieren cierto conocimiento corporal y bastante de audacia. Las mujeres somos quienes más lo sentimos ya que el sexo, en general, exige menos esfuerzo físico para nosotras. Así que acá hay que transpirar la camiseta, pero de verdad.
9. El ángulo de visión lo cambia todo
Dar y recibir sexo oral de “dorapa” es poderoso. El que está parado recibe el favor, la ofrenda, el gesto de tener al otro de rodillas. Sí, es un poquito más fácil recibirlo para el hombre que para la mujer, pero solo un poquito. Poné una pierna sobre su hombro y contanos qué tan complicado se volvió... No es solo la boca, no es solo la lengua, todo puede ser más intenso mientras lo estás mirando desde arriba. Probalo.
10. El mejor cachondeo: mirate
Y cuando ya pensabas que el “dorapa” no podía ser más explosivo, casi pornográfico, te cruzaste con un espejo. Pocas veces las mujeres tenemos la oportunidad de mirarnos con tanto lujo de detalle como en esta ocasión. Usalo de pared, ponete de frente y descubrite en acción: los gestos, los movimientos y las posturas adquieren otra dimensión. Animate a mirarte, a mirarlo y decirle lo que pensás. Este cóctel explosivo tiene los mismos efectos que hacer un buen video y, eso sí, es mucho menos riesgoso.
Ideas para las posturas
1. Para chicas fuertes: si te ponés de frente contra la pared y él detrás, es mucho más fácil “ayudarlo” haciendo fuerza con los brazos y marcándole el patrón de ritmo que querés. Él simplemente tiene que probar su fuerza y resistencia manteniéndose parado (¡y firme!) mientras vos te encargás de todos los movimientos.
2. Para las fitness: frente a la pared, separate unos cuantos pies y bajá tu espalda, recta, con los brazos estirados, como formando un ángulo de 90° con el piso. Si querés hacer todo aún más flashero, mantené las piernitas bien cerradas. Estéticamente es una locura y, como no es tan fácil de hacer, preparate para las nuevas sensaciones.
3. Para las vagas: con tu espalda contra la pared y las piernas alrededor de él, casi no vas a enterarte de que estás parada. Eso sí, olvidate del sexo fifí. Si él te va a tener, la fuerza que va a hacer contra vos va a ser bastante bestial. Bueno, por algo te paraste, ¿no?
Experta consultada: Silvina Valente, sexóloga.
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