
Herpes genital: mitos y realidades de esta infección
La ginecóloga y sexóloga Flor Salort nos habla de una de las infecciones sexualmente transmisibles (ITS) más comunes, sobre todo, entre las mujeres. ¿Cómo cuidarnos?
25 de mayo de 2023

El herpes genital es el más común de las infecciones de transmisión sexual. - Créditos: Getty
Un día te levantaste y comenzaste a sentir una sensación rara en tu vulva: entre hormigueo, quemazón y ardor. Decidiste ir a una guardia y el diagnóstico es herpes genital.
De repente estás llena de dudas y te preguntás: ¿por qué a mí? ¿Y ahora qué?
Aquí estoy para contarte todo lo que necesitás saber sobre el virus del herpes.
Hay muchísimos mitos y realidades de esta infección. Primero, quiero contarte que es una de las infecciones sexualmente transmisibles (ITS) más comunes. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la mitad de la población mundial la tiene. En la Argentina, de acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Salud Sexual y Reproductiva, el herpes genital es la cuarta ITS más común en las mujeres (somos más vulnerables a contraerla que los varones).
La mayoría de las veces el contagio es por contacto directo de la piel o mucosas. Habrás escuchado que existen herpes del Tipo 1 y tipo 2. Se contagia por contacto de piel y con sexo anal, oral, vaginal, frotadita...
La mayoría de las veces debe existir un contacto directo a través de besos o por compartir utensilios de comida o bebida tipo mate que la persona infectada haya usado. Se contagia más cuando está activo (también se puede trasmitir cuando está inactivo, pero menos probable).
Se pueden tener en la boca y/o en los genitales, el tipo 1 y el tipo 2. ¡Hasta te podés autoinocular desde tu boca hasta tus genitales porque te tocaste y no te lavaste las manos! ¡Es muy contagioso!
Empecemos aclarando algunas cosas que tienen que ver con la ubicación de cada herpes. El genital, como su nombre lo indica, lo podremos ver en el área genital, (genitales externos, la vulva, la vagina, el pene, escroto) y en el ano o periano.
El herpes labial, se presenta alrededor de los labios, la boca, la lengua y, en algunos casos, puede extenderse hacia la cara (nariz, orejas, mejillas, etc).
¿Cómo empieza? Tal cual comencé esta nota, comenzás a sentir una sensación rara en la zona, hormigueo, adormecimiento, electricidad, luego dolor. ¡Duele y molesta mucho! Luego aparece lo más característico que es la lesión en la piel. Atraviesa diferentes fases: empieza por máculas (manchas rojas), luego aparecen pápulas (manchas rojas levemente elevadas), luego se forman ampollas que se trasforman en vesículas (ampollas que se rompen con líquido claro llena de partículas de virus de herpes), que son pequeñas y dolorosas, hasta que finalmente se forman costras.
El primer episodio que aparece puede estar acompañado por fiebre, dolor muscular, cansancio e inflamación de los ganglios que están en la zona. Puede durar hasta dos a cuatro semanas. Sin embargo, generalmente cada episodio activo del herpes dura entre 7 y 10 días y se autolimita…pero ¡atenti! No se cura para siempre. Los herpes son infecciones crónicas y latentes.
¿Qué significa esto? Esto significa que una vez que nos contagiamos el virus quedará presente de manera latente en nuestro cuerpo. El virus permanece en forma latente alojado en las células de las terminaciones nerviosas cercanas a la columna vertebral. Es decir, una vez que se contrae el virus el herpes se puede reactivar ante determinadas circunstancias que provocan una baja de defensas del organismo.
En otras palabras, el herpes presenta periodos donde ‘duerme’ y no genera síntomas y otros donde puede reactivarse, ‘despierta’ y se hace recurrente.
Los factores que facilitan que el virus vuelva a despertarse y generar síntomas varían de persona a persona. En el caso del herpes genital, la aparición de la ampolla puede verse facilitada por ejemplo por el estrés físico o emocional, algunas enfermedades, la menstruación o cambios hormonales, el debilitamiento del sistema inmunológico, etc. En el caso del herpes labial, los brotes pueden ser provocados también por el estrés, la exposición al sol, enfermedades o infecciones, alguna comida, entre otros factores. También pude ocurrir que el herpes no aparezca como lesión nunca más.
El diagnóstico del herpes genital y labial es casi siempre clínico. O sea, las lesiones son muy características. Se puede realizar un análisis de la secreción de las lesiones (poco frecuente) o/y un examen de sangre para buscar anticuerpos contra el virus del herpes simple tipo 1 y 2 para confirmar si se duda de la lesión.
Consejo: si te vas a sacar sangre para confirmarlo, de paso aprovecha y hacete los chequeos en sangre de otras infecciones sexualmente trasmisibles como la sífilis, el HIV y la hepatitis B y C.
El herpes se puede “controlar”, pero no hay una cura radical. El primer año de su aparición se dan los episodios más recidivantes. Esos brotes se denominan recurrencias, pero son menos sintomáticos y de menor duración que el primer episodio que comenté.
Para el tratamiento se recetan antivirales por vía oral que pueden acompañarse en el caso de herpes labial, con cremas específicas sobre las lesiones. Esto se realiza durante cinco a siete días o hasta que desaparecen las lesiones. Si el herpes recurre con frecuencia (seis o más episodios en un año) se puede realizar un tratamiento de mayor duración, durante 6 meses o más.
Recordá: no te pasa solo a vos. Lo más importante que tenés que saber es que es muy común (seguramente, más del 80% contactamos con herpes). No nos estigmaticemos.
Tampoco cometas el error de pensar que si te sale el herpes es porque sí o sí te lo contagió tu pareja actual y por eso creés que quizá estuvo con otra persona. Tené presente que lo podés tener alojado en las raíces nerviosas hace tiempo y que se manifieste de repente.
¿Tu pareja actual te contó que tuvo herpes alguna vez? ¿Tenemos alguna manera de cuidarnos ante el contagio de estos herpes? La respuesta es sí. De hecho, es fundamental que sepamos que, para evitar el contagio del herpes genital y oral, hay algunas medidas que podemos tomar: primero y principal el uso del preservativo. Tené en cuenta que el preservativo no te protege 100% de su trasmisión, ya que quedan muchas áreas de piel libre y puede quedar libre la zona que tiene el herpes. Sin embargo, va a disminuir mucho su contagio. El preservativo se debe utilizar durante la práctica del sexo oral, vaginal y anal.
Sin embargo, la manera más efectiva de evitar el contagio es abstenerse de tener sexo o de besar con personas con herpes en los genitales o de besar, compartir utensilios o bombillas con quien lo tiene en la boca hasta que las lesiones desaparezcan totalmente. Aunque como te dije, lamentablemente se comprobó que, mientras el virus esté en estado latente (o sea sin lesiones en la piel), existe un bajísimo riesgo de contraerlo y de transmitirlo, pero no es imposible.
De todas formas, lo ideal es que consultes con tu médico cuando tengas alguna lesión en genitales o la boca o cuando crees que la tuviste y crees que pudo haber sido herpes.
Espero que la información te haya servido y que hoy hayas aprendido algo nuevo, ya que la información se convierte en salud.
Nos vemos en mi próxima columna.
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