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Parto respetado: ¿qué es y qué dice la ley?

Estamos en la semana del parto respetado. En el país tenemos la ley 25. 929, modelo en el mundo, pero que no siempre se aplica como corresponde. La otra cara: la violencia obstétrica. Conversamos con dos profesionales.


Parto respetado: una experiencia necesaria a la hora de parir.

Parto respetado: una experiencia necesaria a la hora de parir. - Créditos: Getty



Es la Semana Mundial por el Parto Respetado -que inició el 14 y finaliza el 20-, y como cada año llega para visibilizar el modo en que se atienden los partos (y las cesáreas) en todo el mundo y para exigir el cumplimiento efectivo de los derechos vinculados al nacimiento.

Se trata de iniciativa que nació en 2004 gracias a la Asociación Francesa por el Parto Respetado (AFAR) y que desde entonces se replica en distintas ciudades del mundo.

En el país, el Parto Respetado está respaldado por la Ley 25.929, una normativa modelo que, si bien es reconocida a nivel mundial, está lejos de ser aplicada como corresponde. Con esta ley se busca principalmente cambiar la forma de atención del paciente y el bebé por nacer, teniendo en cuenta que "toda mujer tiene derecho a un parto natural, a estar acompañada por la persona que ella desee, a elegir la posición en la que quiere parir, a transitar su embarazo, parto y posparto respetados en todos los sentidos y a ser protagonista activa y recibir información necesaria para decidir".

 

"Si bien la Argentina es un país pionero en términos legales, los índices de violencia obstétrica son alarmantes", cuenta a OHLALÁ! Julieta Saulo, psicóloga social, puericultora, doula, madre feminista y autora de Bien que te gustó: Un manifiesto para partos insumisos.

Julieta sostiene que la violencia obstétrica (VO) es una de las violencias de género más invisibilizadas  (y la otra cara del Parto respetado), y explica por qué: “Lo primero que hay que decir es que la violencia obstétrica está directamente relacionada con la vulneración de todos los derechos que tenemos gracias a la ley 25.929 las mujeres y las personas con capacidad de gestar en la escena del nacimiento”.

 

Por eso, Julieta considera que esta semana “sirve mucho (entre otras cosas) para que podamos poner el foco en todas esas prácticas que tenemos totalmente incorporadas en relación al momento del parto y nacimiento”.

 

Ella asegura que en la escena del nacimiento hay múltiples violencias cotidianas sucediendo de manera sistemática, masiva y totalmente normalizadas.

¿Sabías que todas estas prácticas forman parte de la VO?

Que nos aten, que nos impidan estar acompañadas en el momento del parto, que nos practiquen una episiotomía sin avisarnos ni consultarnos, que nos separen de los recién nacidos y se los lleven enseguida por puro protocolo. Asimismo, que se nos practiquen cesáreas innecesarias, no se nos llame por el nombre (generalmente somos todas: “mamitas”), o bien, se nos infantilice sin informarnos de las medicaciones que se nos administran a medida que el trabajo de parto avanza. Todas estas son prácticas médicas habituales aunque totalmente repudiables, ya que violan todos los derechos implicados en una ley que, si bien es reconocida en el mundo entero, en nuestro país no se cumple.

Según Julieta, la violencia obstétrica ocurre de manera sistemática en todas las clases sociales y en todo el país. “Es una modalidad de violencia que trasciende las fronteras y que, desde mi perspectiva, tiene un nodo común que es el rol que pretende esta sociedad para las mujeres: que estamos calladitas, en silencio. Por eso, considero que es fundamental deconstruir este tipo de violencias y corrernos de ese rol que nos quiere asignar. Ya todas vimos lo que sucede cuando nos aliamos y alzamos la voz, tenemos la experiencia más reciente del 2015 con el auge del Ni Una Menos a esta parte”.

Entre las historias que Julieta recuerda, indica a modo de ejemplo algunos hechos que se repiten seguido: “Muchas mujeres después de tener una cesárea programada se han enterado que la fecha se fijó porque el médico/a obstetra tenía un viaje previsto en agenda. También hay otros casos en el que las mujeres se dan cuenta en el mismo momento del parto de que están siendo víctimas de violencia obstétrica sin poder denunciarlo, ya que no son escuchadas por el equipo médico o por el mismo estado de vulnerabilidad en el que se encuentran”.

La episiotomía: una de las prácticas más polémicas

La episiotomía es una de las intervenciones más frecuentes durante un parto vaginal, aunque está desaconsejada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En diálogo con  OHLALÁ! Andrea Wüst, obstetra y co-directora de AMME,  detalla en qué consiste: “Es una incisión en el perineo femenino (un corte vaginal) que compromete piel, músculos y mucosa vaginal. La más usada es la mediolateral y tiene dos principales finalidades; abreviar o disminuir el tiempo del parto, o sea, el período expulsivo, y prevenir desgarros vaginales. Pero, hoy se sabe que la episiotomía de rutina no previene los desgarros, inclusive los puede agravar”.

En este sentido, la OMS recomienda que cada episiotomía sea selectiva y que solo se realice cuando sea sumamente necesario. ¿Cuándo es realmente necesario y cuándo se trata de una práctica en la que se violenta a la mujer?

Para empezar, Andrea nos cuenta que “no existe evidencia que al momento demuestre que disminuir el período expulsivo sea beneficioso para el bebé: solo hay que saber esperar amorosamente y contenerse. Si bien es cierto que el expulsivo es un momento de muchísimo dolor, con paciencia, empatía, amabilidad y amor no debería ser necesario apurarlo”.

Parto en casa: que nos apuren para parir es violencia onstátrica.

Parto en casa: que nos apuren para parir es violencia onstátrica. - Créditos: Getty

 

En la guardia que hace años tiene a su cargo en el Hospital Luisa. C de Gandulfo (Lomas de Zamora), Andrea cuenta que, para evitar la episiotomía rutinaria utilizan un suero tibio en el área del periné durante el período expulsivo, lo que logra muy buenos resultados. “Es una maniobra no invasiva, sin ningún tipo de consecuencia a futuro que nos permite relajar los músculos, ampliar el canal de parto y permitir la salida de la cabeza fetal con el desenlace de un hermoso nacimiento”.

Los casos en los que sí está indicada una episiotomía son muy pocos. Entre los ejemplos más comunes, menciona en casos de una distocia de hombros, ante una bradicardia fetal, o si se tiene que realizar un parto forcipal. De todas maneras, sostiene que “si se respetan los tiempos fisiológicos del trabajo de parto, o sea, si no se apura el nacimiento y no se interviene innecesariamente, estas cuestiones casi ni ocurren”.

¿Los efectos adversos más comunes? “El principal y más frecuente es la dispareunia, que es el dolor en el acto sexual. También están las posibles infecciones, la cicatriz que deja y algo que para m no es menor: la impronta que deja en esa mujer para siempre”.

Las violencias obstétricas más comunes

  • Que nos separen de nuestros hijos/as ni bien nacidos

  • Que nos practiquen cesáreas innecesarias

  • Que nos realicen episiotomías innecesarias

  • Que nos administren medicación y no nos informen

  • Que nos apuren

  • Que no nos llamen por el nombre o simplemente nos apoden “mamitas”

  • Que no respeten las pautas culturales de cada mujer o persona gestante

Dato: la violencia obstétrica no está tipificada como delito

En el país, si bien tenemos la ley de Parto respetado, la violencia obstétrica no está tipificada como delito. Es decir que, como explica Julieta, no existen penas para el o la profesional que incurra en este acto en el que se vulnera y violenta a las mujeres y niños.

“Sin penas precisas, esta modalidad de violencia se sigue perpetuando ya que se trabaja con total impunidad. Por eso creo que es necesario que existan penas claras para que los/las profesionales que no cumplen la ley de Parto respetado tengan consecuencias reales y realmente podamos modificar la escena actual del nacimiento”, resalta.

A modo de cierre, refuerza y nos deja pensando: “Ojalá algún día podamos empezar a construir otros relatos de los partos y nacimientos donde las mujeres y los niños estemos en el centro de la escena que es el lugar desde el cual nunca debíamos ser corridos”.

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