Máscaras faciales: cómo son y cómo se usan estos productos salvadores
17 de septiembre de 2019
Créditos: Ramiro González.
Tenemos que darles crédito. Son prácticas, fáciles de aplicar, nos ahorran tiempo e incluso funcionan como un broche de lujo de una rutina de belleza bien pensada y planificada. En textura de barro, gel, arcilla o en sus versiones más modernas a modo de velo, las máscaras faciales cumplen funciones específicas: limpiar o descamar la piel, eliminar la grasitud, hidratar, tensar, descongestionar y descansar o relajar. Y, en sus diferentes presentaciones, vienen ganando terreno entre las argentinas.
Pero antes de elegir cuál usar, lo ideal es comenzar por un buen diagnóstico y tener en claro qué resultado se quiere obtener. Además, es importante evaluar que los componentes o ingredientes utilizados no provoquen reacciones adversas. Todas esas dudas las podés depejar con tu dermatólogo de confianza. Mientras, en esta nota te compartimos algunas pautas de buen uso para que puedas sacarles provecho a estas aliadas de belleza.
¿En qué momento del día las uso?
Lo ideal es aplicar la máscara por las noches, cuando la piel se prepara para el descanso. Eso sí, hay que hacerlo sobre un rostro perfectamente desmaquillado y limpio. Recordá que, para que los componentes trabajen de manera óptima, debe prepararse la piel. El mejor horario es a partir de las 20 o 21, ya que es cuando la piel entra en proceso de regeneración celular y se potencian los efectos de la fórmula. Para saber más acerca del momento de aplicación, mirá el recuadro en la pág. 132.
¿Cada cuánto hay que aplicarlas?
Los componentes y el tipo de piel determinan la frecuencia de aplicación. Lo ideal es aplicar las máscaras una o dos veces a la semana, en días alternos. Algunas máscaras exfoliantes (como las que contienen ácido salicílico, mandélico o glicólico) no deberían utilizarse con demasiada frecuencia en pieles muy sensibles o en verano, cuando el sol está más fuerte. En el caso de las descongestivas o hidratantes, los expertos indican que no existen mayores contraindicaciones, pero siempre hay que tener en cuenta la posibilidad de alergia a alguno de los componentes. Si ves que tu piel responde con alguna irritación, discontinuá su uso.
¿Sirven para todo tipo de piel?
Como venimos diciendo, al momento de decidirte por tu máscara, tenés que considerar tres variables: tu tipo de piel, tu edad y el beneficio que querés potenciar. Por eso es importante que converses con tu dermatólogo acerca de cuál se ajusta a tus necesidades, conocer lo que le conviene a tu tipo de piel y descartar patologías que excluirían la aplicación. Acá te contamos cuáles podés conseguir:
- Máscaras purificantes o limpiadoras: eliminan los brillos desagradables y, por lo general, contienen plantas astringentes y derivados de la arcilla. Son excelentes para cerrar los poros dilatados.
- Las exfoliantes: están formuladas a base de sustancias que ayudan a eliminar las células muertas y renovar la piel para que quede luminosa.
- Las hidratantes (que son las más frecuentemente usadas): forman una barrera para retener la humedad. Están formuladas con ingredientes como la miel y otras sustancias capaces de contener el agua.
- Las nutritivas: como su nombre lo indica, aportan nutrición extra, luminosidad y confort.
- Las tensoras: dan a la piel un aspecto descansado. Sus efectos son inmediatos, por eso se las conoce como el lifting de las máscaras.
- Las descongestivas: tienen activos que calman la piel. Generalmente contienen manzanilla, malva, hammamelis y aloe vera, entre otros componentes.
¿Y si la dejo mucho o poco tiempo?
Cada máscara está formulada para aplicarse por un tiempo determinado, el estipulado por la marca suele ser más que suficiente. Por lo general, esto es entre 15 y 20 minutos. Es importante que sepas que, si te pasás del tiempo sugerido, hay máscaras que pueden irritar o resecar la piel y lastimarla y, de esta forma, aumentar la posibilidad de hiperpigmentación posinflamatoria. Así que respetá lo que dice el envase.
Paso a paso
Créditos: Ilustración de Ariel Escalante.
- 1. Primero, limpiá la piel como lo hacés habitualmente. Si es posible, hacé también una exfoliación suave para quitar las células muertas y favorecer la absorción.
- 2. Extendé una capa generosa del producto en la cara y el cuello. Si es en crema, se aplica con movimientos circulares y ascendentes. Si es una sheet mask, solo colocala sobre el rostro.
- 3. Dejá actuar el tiempo que indique el envase. Después, retirá el producto con una esponja humedecida con agua fría o tibia. Algunas de las sheet masks no requieren enjuague.
- 4. Después de enjuagarte, esperá unos minutos para que respire la piel y continuá con tu rutina de belleza habitual: cremas humectantes, contorno de ojos y tratamientos.
Expertos consultados: Julia Manfrin Médica dermatóloga de RO Medical Art. Karina Nadur Dermatóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología, directora de ND Skin, Dermatología Clínica y Estética. Dr. Christián Sánchez Saizar Dermatólogo, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.
Maquilló Tere Bernardo y peinó Ania Taniguchi para Vardo Management.
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