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Constelaciones familiares: cómo aplicar los Órdenes del Amor en la vida diaria

Ganando muchísima más popularidad gracias a la serie de Netflix, te contamos cómo plaicar los Órdenes del Amor a tu vida diaria.


Collagista.Valentina Bussi

Constelaciones familiares: aplicar los Ordenes del amor a la vida diaria.

Constelaciones familiares: aplicar los Ordenes del amor a la vida diaria. - Créditos: Valentina Bussi.



¿Viste la serie Mi otra yo en Netflix? Si todavía no lo hiciste, te invito a que lo puedas hacer. Y si ya la viste, seguramente sos de las que se quedado intrigada con el tema de las constelaciones, ¿no?

Las constelaciones familiares son el gran aporte de Bert Hellinger. Un desarrollo fenomelógico que se basa en el acceso que tenemos, como individuos, al campo de información de nuestra familia. Este campo de información es el que nos toma al servicio de la vida, muchas veces con destinos difíciles, dificultades y enfermedades para mostrar algo que necesita ser visto, honrado, incluido, reconciliado u ordenado. La base de las constelaciones familiares son los Órdenes del Amor y sobre eso quiero hablarte hoy, para que puedas conocerlos y comenzar a aplicarlos en tu vida.

El derecho de pertenencia

Todas las personas tienen el mismo derecho de pertenencia. El sistema familiar vela por la integridad del clan impidiendo cualquier intento de inclusión u olvido. ¿Qué pasa cuando hay excluidos en la familia? Un mecanismo ciego (la consciencia familiar) toma un posterior más joven para representar este rechazado, para que sea visto y reintegrado.

Te lo ejemplifico con la película COCO de Disney. Allí un abuelo fue excluido, olvidado. Sin embargo, el nieto sentía una gran pasión por la música y tocar la guitarra. Algo que se había prohibido en la familia, a causa de lo que había sucedido con ese abuelo. Esta película, es un excelente ejemplo de cómo funciona este orden del amor.

¿Cómo hacer para incorporar este orden en nuestra vida? Asentir a todo como es y a todos como son. Nuestra conciencia moral, se ha formado con la información de nuestra cultura y las creencias y hábitos de nuestra familia. Aquí hay cosas que "están bien" y cosas que "están mal". Aquellos que no cumplen con esas normas o creencias, muchas veces no son comprendidos y se los aleja de la familia y hasta en algunos casos, se los niega.

El orden

Cada persona en cualquier sistema tiene un solo lugar: el que marca su fecha de entrada en el sistema. Esto determina un orden, una jerarquía donde los anteriores son respetados por los posteriores. Esto genera que los anteriores se ponen al servicio del posterior. Tenemos un orden entre sistemas, que marca que el sistema más reciente tiene preferencia sobre el sistema más antiguo.

Para que sea más claro, la familia actual o creada, tiene preferencia sobre la familia de origen. Luego tenemos el orden entre los miembros de un mismo sistema, aquí el anterior tiene preferencia sobre el posterior. Así, el abuelo tiene preferencia sobre el padre, el hijo del primer matrimonio tiene preferencia sobre el cónyuge del segundo matrimonio. En una empresa tenemos que la antigüedad, prima sobre la función o estatus.

Desordenarnos es muy fácil. Por ejemplo, ¿no te pasó que querés que tu mamá o tu papá hagan las cosas como vos les decís? El desorden hace que cada uno gaste su energía buscando su lugar, sumiéndose en problemas de dinámicas de grupo. En un grupo ordenado, toda la energía se vuelva hacia la tarea. Por eso es importante que conozcas cuál es tu orden dentro de cada uno de los sistemas a los cuales formas partes y respetes ese orden.

El equilibrio entre el dar y el recibir

Significa devolver lo recibido. Si devolvemos un poco más de los recibido, la relación continúa. Aunque debemos tener en cuenta la importancia de dar en la medida que el otro sea capaz de devolverlo. Hay una excepción en esta ley: es que no podemos devolverles a nuestros padres porque ¿cómo hacemos para devolverles que ellos nos dieron la vida? Por esa razón, todo lo que recibimos de nuestros padres, luego lo volcamos hacia nuestros proyectos, nuestro trabajo y nuestros hijos.

En esos actos, estamos compensando la vida que recibimos gracias a nuestros padres. Agradecer, devolver y dar es lo mismo. ¿Cómo te setnís cuando recibís un regalo? Acaso no te dan ganas de también regalarle algo en otro momento y obvio, que le das las gracias. El recibir se siente como un peso y queremos sacárnoslo rápido. Es la energía que busca compensarse. Sucede lo mismo cuando recibimos daño, por eso surge la necesidad de venganza. Acá Bert Hellinger nos dice que la víctima consigue compensar el daño recibido devolviendo el daño pero un poco menos. Si el daño es mayor, entramos en la venganza que pide más y más sangre. Y si no queremos venganza, entramos en la buena conciencia de creernos superior despreciando a quien nos hizo el daño:

Esto no me afecta. Donde reinan los Órdenes del Amor, la responsabilidad colectiva por la injusticia cometida se acaba, ya que la culpa y sus consecuencias permanecen allá donde pertenecen, y la ciega necesidad de compensación negativa, que interminablemente va generando el mal por el mal, es sustituida por la compensación positiva. Ésa se logra si los posteriores toman a los anteriores, sea cual sea el precio que tuvieron que pagar, y si honran a los anteriores interdependientemente de lo que éstos hicieron, y además, si lo pasado, fuera bueno o malo, también puede ser pasado.

Bert Hellinger

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