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Día Mundial contra el Bullying: señales de alarma para detectarlo

Cada 2 de mayo es el Día Mundial contra el Bullying. Conceptos básicos para concientizar sobre este tema y las señales de alarma para detectarlo.


Bullying y ciberacoso, señales para estar alerta.

Bullying y ciberacoso, señales para estar alerta. - Créditos: Getty



Según Unicef, el “bullying” es una forma de violencia entre dos personas (estudiantes) en el ambiente educativo. Es una forma de discriminación de unos estudiantes hacia otro por sus características o su forma de ser: orientación sexual, identidad de género, nacionalidad, situación migratoria, etnia, sexo, condición socioeconómica, condición de salud, discapacidad, creencias religiosas, opiniones, prácticas basadas en estigmas sociales, embarazo, entre otras.

En el Día Internacional del Bullying, repasamos algunos conceptos básicos.

Qué se entiende por bullying

El doctor en psicología Flavio Calvo define el bullying como "un comportamiento prolongado de insulto verbal, rechazo social, intimidación psicológica y/o agresión física de un/os niño/s hacia otro que se convierte en víctima".

Aclara que, para que se dé una situación de bullying la violencia de uno o unos niños o adolescentes hacia otro tiene que ser extendida en el tiempo, sino es una situación de violencia, pero no es bullying en sí. "La característica principal del acoso escolar es la continuidad en el tiempo".

Por otro lado, es necesario una diferencia de poder, ya sea real o sentida, donde el hostigador se siente más poderoso, ya sea física o socialmente, que el hostigado.

"En el ámbito escolar se dan distintos tipos de violencia", agrega. "Esta también varía dependiendo la edad". Precisa que, cuando los niños son más pequeños, tienen menos desarrollada la capacidad de lenguaje, porque suelen ocurrir más casos de violencia física. "Cuando son más adolescentes, se observa más violencia verbal y psicológica, como, por ejemplo, la exclusión".

El experto suma el limite entre un chiste, un apodo y la burla en sí, que está relacionado con cómo siente ese sobrenombre burla o chiste quien lo recibe. "Si se dice algo y ambas personas pueden reírse juntas es una broma, pero cuando frente a una supuesta broma uno de los participante sufre ya pasó una barrera", enfatiza.

 

La coach ontológica y terapeuta emocional Celina Cocimano, que acaba de presentar un libro sobre esta temática suma: “El bullying lastima profundamente a las personas y deja cicatrices emocionales que pueden durar toda la vida". Da dimensión de este impacto y agrega: "Cada persona merece ser tratada con respeto y dignidad, independientemente de sus diferencias".

Por si hiciera falta aclararlo, enfatiza: "Hay que saber que el bullying no demuestra fortaleza, sino debilidad y falta de empatía. Al no ejercer bullying, contribuimos a crear un entorno seguro y positivo para todos".

Bullying: señales de alarma si la víctima no cuenta lo que le pasa

Cuando un niño o adolescente sufre de bullying suele dar ciertas señales de alarma: se evidencia de varias maneras su falta de deseo de participar del ámbito escolar. Calvo ejemplifica: "Esta falta de deseo es mucho más visible que un simple “no quiero ir a la escuela”. A la hora de tener que ir surgen dolores físicos (de estómago, de cabeza), molestias, puede haber disminución del rendimiento escolar, ya que en el aula se encuentra continuamente en estado de alerta frente a los compañeros. No hay interés de participar en actividades sociales. A esto se puede sumar falta de sueño, apetito, depresiones o una ansiedad muy desarrollada", detalla.

¿De qué manera los padres deben colaborar con los docentes si detectan que su hijo sufre este tipo de situaciones? El psicólogo manifiesta que el bullying no es un problema de niños, es un problema social. "Como hay una marcada diferencia de poder, ya sea real o sentida, la forma de resolverlo nunca va a ser la de enfrentar a los niños que son parte de la situación", dice.

 

"Es importante que, cuando se detecta una situación de bullying, tanto padres, como docentes, como todo el sistema escolar puedan tomar medidas para trabajarlo", pide el experto. Sugiere brindar a los niños y adolescentes redes de apoyo para avanzar.

Igualmente, lo mejor, es no esperar a que se detecten esas situaciones, dice. "La mejor manera de evitar el bullying es la prevención y la promoción de conductas saludables", señala. Las escuelas que trabajan en prevención y en promoción de habilidades sociales y comunicación no suelen tener casos de bullying.

Es importante, también, el rol que ocupan los testigos, en estas situaciones, que son quienes más posibilidades tienen de hablar de situaciones de violencia que observan. Es ahí cuando los padres pueden escuchar y acercarse al colegio a plantear temas que hacen a la comprensión y diálogo de todos.

Diferencias entre acoso real y virtual

Calvo marca la diferencia entre acoso escolar real y virtual. "En la actualidad, para un niño o adolescente, no hay diferencia entre la vida “real” y la “virtual”. Ellos reproducen en la vida virtual muchas cosas que los adultos realizaban en la vida real, relaciones, socialización, juegos, y con la pandemia hasta clases y grupos de estudio, pasan por la vida digital", empieza explicando.

Para ellos, internet es parte de sus vidas y no es algo de lo que puedan prescindir. Por esta razón es muy difícil, en ocasiones, darse cuenta cuando un niño o adolescente está sufriendo de ciberacoso.

"Sucede que, a diferencia del bullying tradicional dónde la víctima no quiere ir a la escuela y sufrir el acoso, en este tipo de bullying la víctima no sale del espacio virtual, de hecho, entra constantemente a sus redes para certificar si las agresiones continúan, lo que lo pone más ansioso. Por esto es conveniente, acompañar a niños y adolescentes en el uso de internet, y brindar espacio de escucha, para que, si están sufriendo algún tipo de violencia puedan expresarlo".

 

En las víctimas, con el ciberbullying se empeora el sufrimiento y la inseguridad a causa de la falta de previsión de los ataques, se generaliza su ansiedad anticipatoria, el estrés y la depresión. 

"Es importante, frente a esta situación, prestar especial interés en los testigos de estas agresiones. Los testigos muchas veces no son conscientes de su rol como tal, y sin quererlo comparten imágenes o videos que son perjudiciales para otros, viéndolo como una gracia. Como las relaciones son a través de las pantallas, es mucho más difícil desarrollar empatía, y se aceptan situaciones que en la vida real no serían permitidas. Por esto, es bueno acompañar y ayudar a pensar que, sí una imagen se burla o afecta a otra persona, por más graciosa que parezca puede estar lastimando el autoestima de alguien y no conviene compartirla", explica Calvo.

La violencia que conlleva el bullying y el ciberbullying no son un problema de niños: se trata de un problema social y es importante comprometernos e intervenir para acompañar a las nuevas generaciones en un desarrollo pleno.

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