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Niños sobreprotegidos: ¿estamos criando hijos incapaces de enfrentar el mundo?

En conversación con la psicóloga Florencia Alfie repasamos algunas claves para criar infancias autónomas y seguras. Cuáles son los errores más comunes y cómo revertirlos.


Niños sobreprotegidos: ¿estamos criando niños incapaces de enfrentar el mundo?

Niños sobreprotegidos: ¿estamos criando niños incapaces de enfrentar el mundo? - Créditos: Getty



“Todos los niños necesitan el cuidado de sus padres ante determinados peligros, pero cuando se construye un blindaje o una burbuja de protección y aislamiento frente al mundo exterior hablamos de sobreprotección”, introduce la psicóloga especializada en infancias y adolescencias Florencia Alfie a OHLALÁ! para debatir sobre las distintas creencias que suelen tener las familias respecto de cuál es la mejor manera de cuidar a las infancias.

Entre los riesgos de la sobreprotección que observa Flor está el impacto que tiene en las infancias el momento en que esa “burbuja” se rompe. Tarde o temprano es algo que va a suceder y es entonces cuando los niños y las niñas se van a encontrar de frente sin alternativas, con poca autonomía, inseguros y con escasas herramientas para atravesar los conflictos de su etapa de vida.

Cómo es el perfil de las familias sobreprotectoras

Son aquellas que están de forma constante muy pendientes de que sus hijos no tengan que atravesar ninguna situación dolorosa ni conflictiva. “Son esos padres que, de tantos salvavidas que les ponen a sus hijos, se terminan olvidando de enseñarles a nadar”, grafica Flor.

A su vez, según indica Flor, el objetivo principal apunta a evitar el sufrimiento a cualquier costo. Si bien las intenciones pueden ser buenas, al sobreprotegerlos “se les quita la posibilidad de que ellos mismos se enfrenten con las dificultades típicas de su edad y busquen soluciones que los incentive a desarrollar nuevas destrezas (que serán útiles para el resto de su vida)”.

La sobreprotección anula al niño y propicia la dependencia. Cuando sobreprotegemos le estamos mandando un mensaje subliminal: “No sos capaz” y “me necesitás para todo”.

Algunas consecuencias negativas de la sobreprotección:

  • Tendrán dificultad para tomar decisiones y tener criterio propio.

  • Se convertirán en personas dubitativas, inseguras, miedosas, dependientes y que les costará salir de la zona de confort.

  • Se darán por vencidos fácilmente, y serán temerosos de cometer errores (muchas veces evitarán hacer cosas por miedo a fracasar).

  • Sentirán que no pueden hacer nada bien por ellos mismos. Darles todo resuelto hace que no aprendan sobre el valor del esfuerzo y la tolerancia a la frustración. El resultado: baja autoestima y falta de autonomía.

  • Tendrán dificultades para asumir las consecuencias de sus actos ya que históricamente estas consecuencias eran asumidas por sus padres.

  • A partir de la sobreprotección, el niño se convertirá en un “adulto frágil”, al que le costará mantener una vida ordenada y equilibrada.

  • Son más propicios a mantener tener relaciones tóxicas, problemas laborales, y dificultad para entablar vínculos positivos.

En la adolescencia, el peor momento para sobreproteger

La sobreprotección de las familias tiene los efectos más severos durante la adolescencia, cuando el joven por primera vez tiene que enfrentar situaciones por sí mismo. Recordemos que el adolescente necesita libertad de acción, y si no puede equivocarse, probar cosas novedosas, asumir riesgos, tomar sus primeras decisiones, no podrá convertirse en un adulto con recursos y responsabilidad”, detalla Flor.

La clave: enseñar desde pequeños habilidades sociales y emocionales para que puedan ir aprendiendo, de modo paulatino, a enfrentar el mundo de manera efectiva y segura.

A modo de síntesis, Flor advierte: “podemos decir que sobreprotegerlos es sinónimo de desprotegerlos. Por eso, no deberíamos perder de vista que proteger en exceso puede terminar perjudicándolos, y eso es todo lo contrario de lo que cualquier padre o madre con buenas intenciones está buscando”.

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