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Peor que el Ghosting: ¿qué es el Slow fade?

Peor que el Ghosting: ¿qué es el Slow Fade? Te contamos de qué se trata esta práctica y cómo podés intentar evitarla.


Estrategias para recuperar la comunicación y estar bien en pareja.

Estrategias para recuperar la comunicación y estar bien en pareja. - Créditos: Getty Images



Si ya estás cansada del Ghosting, el Benching o el Gaslighting, preparate para la aparición esta práctica, que pone en juego la manipulación y el apego. El Slow fade ocurre cuando alguien resuelve unilateralmente terminar la relación, pero no le avisa esta decisión a su pareja. Continúa como si nada se hubiera modificado, mientras manda señales confusas y extrañas y, de a poco, se va alejando, esperando que la otra persona “entienda el mensaje que está enviando”. Spoiler: nadie tiene la bola de cristal.

Desmenuzando un poco el término, podemos entender que esta práctica (como casi todas las que mencionamos anteriormente) parte de una manipulación emocional que tiene que ver con el apego evitativo. ¿Sabés de qué estamos hablando? El apego evitativo es una manera de relacionarse en la que una persona no puede conectar emocionalmente, pero, en vez de comunicarlo, se correr de la escena y espera que el otro interprete, como pueda, esta conducta. Slow fade.

Lo que pasa es que, del otro lado, esto genera mucha ansiedad, porque esa evitación impacta de lleno en el amor propio, en la autoestima. La persona que está sufriendo este tipo de actitudes suele preguntarse “¿qué hice mal yo?”, pero no cuestiona qué le pasará al otro. Y, a veces, no hay nada que haya hecho mal, lo más probable es que no exista una conducta negativa de su lado, simplemente la otra persona no tiene la responsabilidad sexoafectiva de poder poner en palabras lo que le está pasando, no puede comunicar sus emociones y ante esa discapacidad emocional deja a su pareja a la deriva.

Es muy duro para quien lo recibe porque no entiende nada: en un abrir y cerrar de ojos pasó de una relación a un signo de interrogación y se pregunta qué hizo para despertar en el otro este tipo de conductas. Así se genera un apego ansioso, que provoca ese impulso de ir a buscar a la otra persona, escribirle, insistirle, preguntarle muchas veces qué le pasa o qué pasó, porque necesita una respuesta.

 

Pero ante este apego ansioso la persona que está practicando el Slow fade se corre de la escena y no da ningún tipo de información. Es totalmente evasivo en su conducta y eso sigue retroalimentando esta ansiedad. Y cuando el otro más te evita es cuando más se alimentan las inseguridades, por ende, te agarra más ansiedad y más lo vas a ir a buscar y el otro más te va a evitar. Es como un círculo sin fin.

¿Esto quiere decir que el otro actúa con maldad? Depende. Hay muchas situaciones en las que las personas no lo identifican como un gesto violento, sino que aseguran que a ellos les enseñaron así. Lo que suelen decir es “yo no me quiero meter en un lío”, “hablar es para discutir”, “a mí no me gusta pelear” y así se vuelven todavía más evitativos.

Pero si tu pareja se da cuenta de que vos estás sufriendo por esta situación y aun así se queda a tu lado haciendo lo mismo, encendé tus alarmas. La primera pregunta que tenés que hacerte es por qué vos estás ahí, eligiendo a una persona que te hace sufrir. Consejo de amigas: ¡salí de ahí!

Slow fade: en otros vínculos, también ocurre

Las conductas evitativas están y aparecen en los vínculos en sí, puede ser en una pareja, en una relación padre-madre, con los hijos o incluso en amistades. La diferencia es que estas actitudes en las parejas son destructivas y en las relaciones de amistad, por ejemplo, es un poco más fácil poder decidir porque hay un compromiso diferente. La pareja pareciera que tiene que ser sí o sí para toda la vida y las amistades no (seguro más de una vez escuchaste o dijiste la famosa frase “los amigos van y vienen”).

Estrategias para estar atenta

- Identificá la manipulación emocional. Estas personas no son evitativas de la noche a la mañana, tienen hechos previos similares que hay que saber leer. Si estás en pareja y esa persona, de a poco, se está yendo de la relación sin decírtelo, es muy probable que haya tenido conductas similares en otras áreas de su vida, que no quisiste o no pudiste ver. Es doloroso hacerse cargo, porque es frustrante, pero es importante responsabilizarte de las cosas que podés ver en un vínculo y de las que no podés ver también. Sirve para aprender.

- Analizá la falta de responsabilidad sexo afectiva. Es clave conocer también cómo fue educada esa persona, cuál es su contexto familiar, cuál fue la coyuntura en la que se crio y cómo fueron y son los vínculos en su casa. Es decir, ¿con qué mochila viene? Porque la falta de responsabilidad sexo afectiva no aparece de la noche a la mañana. Preguntate qué aprendió en sus primeros vínculos para intentar decodificarlo.

- Pedí ayuda terapéutica. No podemos con todo, hay situaciones que por más que nos parezcan muy chiquitas y pensemos que las podemos resolver solas, a veces no se puede. Pedir ayuda hace bien. Tener un espacio terapéutico para poder hablar suma un montón, porque los terapeutas pueden identificar estas señales como red flags y esa lectura quizás te permita correrte de esta relación que no te está dando nada bueno ni saludable, y empezar a buscar vínculos en amigos, en el laburo o con tus hijos desde un lugar mucho más constructivo.

Buscá la salida

Ahora, ¿hay una solución? Sí, hay. Esto se resuelve con diálogo para tratar de llegar a un punto medio entre las partes, porque evitar la situación o meter todo debajo de la alfombra, no hace que desparezca el problema.

Es necesario que esa persona manipuladora se comprometa a iniciar un tratamiento psicológico con un seguimiento semanal para intentar cambiar su actitud. Si hay un compromiso real, hacen terapia de pareja y aprenden a comunicarse y a llegar a acuerdos, quizás lo puedan resolver. Con mucho trabajo, eso sí.

La recuperación puede ser difícil, porque el amor propio va a quedar muy lastimado, y después a las “víctimas” de esta manipulación les cuesta mucho volver a entrar en una relación porque pierden la confianza. Antes de entrar en otro vínculo es clave preguntarse qué tipo de vínculo estoy buscando, qué es lo que quiero realmente para mi vida, en qué vínculos me meto y qué es lo que no estoy viendo. Y todo esto también cuesta un montón verlo.

Experta consultada: Licenciada Mariana Kersz (@ lic.marianakersz). Psicóloga - Sexóloga - MN 59610

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