Homeopatía infantil: ¿cuáles son sus características y funciones principales?
La homeopatía infantil crece como opción a la hora de la crianza. Basada en remedios naturales, esta medicina también tiene su rama pediátrica. ¿Cuáles son sus características y funciones principales?
18 de agosto de 2024
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La homeopatía es una medicina integral que ve a la persona como un todo y no solamente por su patología. A través de la observación y de la escucha, el médico homeópata busca entender cómo funciona el cuerpo del paciente, cómo son sus emociones, sus pensamientos y sus formas primitivas de reaccionar frente al medio. Se utilizan medicamentos de origen natural y obtiene buenos resultados para las enfermedades de tipo funcionales como las alergias, asma, dermatitis y migrañas, entre otras. En cambio, para las enfermedades de tipo orgánicas en las cuales hay algún órgano dañado (diabetes o cáncer, por ejemplo), la homeopatía funciona como un buen complemento de los tratamientos alopáticos.
En Argentina, para ejercer esta disciplina, deben ser médicos clínicos además de homeópatas, lo que la convierte en una práctica mucho más completa que en otros países. Además de estudiar el comportamiento, se observa cómo funciona el cuerpo y cómo reacciona. En el caso de los niños, a medida que pasa el tiempo, el bebé genera un sistema de adaptación al medio que incluye síntomas que permiten que su cuerpo mantenga un equilibrio. Cuando este se rompe, aparece la enfermedad.
Actualmente, muchas familias eligen la homeopatía para tratar las enfermedades de sus hijos, pero: ¿cómo funciona en los niños? ¿sirve para tratar solo afecciones corporales o también para problemas de comportamiento? ¿Es compatible con la medicina tradicional?
¿Cuándo ir al homeópata infantil?
Consultamos a Esteban Liberczuk, que nos cuenta que la homeopatía hace foco donde parece que no hay ningún problema para evitar que aparezca el síntoma físico. Por eso, durante el primer año de vida, se utiliza para tratar los cólicos, dolores por dentición, bronquiolitis o diarrea, patologías muy comunes en los niños. Sin embargo, frente a una misma enfermedad, cada niño va a tener experiencias diferentes: aunque superficialmente los síntomas sean similares, el pediatra homeópata va a prestar atención a los detalles de cómo se manifiesta la enfermedad para encontrar la cura.
Esta medicina no solo sirve para tratar dolencias físicas, sino que también es funcional a problemas de atención o hiperactividad. Luego de la pandemia, surgieron muchos problemas en el comportamiento de los niños asociados a trastornos de ansiedad, problemas alimentarios o de salud mental. Frente a estas enfermedades, los homeópatas trabajan a la par junto con psicólogos, psiquiatras y especialistas en adolescencia asumiendo la complejidad que tienen estos pacientes y reconociendo que, para poder brindar un buen tratamiento, es esencial actuar en conjunto con la medicina tradicional.
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Una mirada integral
Se cree que el síntoma físico trae una información de lo que le pasa emocionalmente a la persona, por eso, la homeopatía busca que el paciente tome conciencia de su situación. Para poder llegar a un diagnóstico y su posterior tratamiento, se basan en la escucha, en el relato del paciente, por eso es común que durante la consulta al homeópata surjan cuestiones profundas o incómodas que pueden angustiar. El entorno de los niños es la familia, y si hay tensión en ese entorno, el cuerpo del chico va a manifestar un síntoma para liberar esa presión.
Al momento de consultar a un homeópata infantil, es importarte estar preparados para hablar sobre situaciones difíciles que el niño haya atravesado, sobre sus emociones y la relación que tiene con sus padres y amigos. Muchas veces la homeopatía funciona como la puerta para que las familias hagan terapia, pero para eso hay que estar abiertos a cuestionarse. Cuando el niño es pequeño o todavía no habla, el homeópata trabaja mucho con los padres, indagando sobre la historia del niño, el embarazo de la madre y el parto. El médico va recabando información sobre la personalidad del bebé: si es tranquilo, excitado, demandante, nervioso, entre otros, para tratar de llegar a ese patrón o forma de enfermar que tiene el paciente.
¿Y la medicina tradicional?
Muchos pacientes concurren al homeópata con tratamientos alópatas en curso; en esos casos, se recomienda continuar con la medicación e ir espaciándola a medida que la persona mejore y con el seguimiento de ambos médicos. Existen medicamentos homeopáticos que son los más utilizados para tratar situaciones agudas, pero siempre va a depender de cómo se manifieste la enfermedad, por eso es importante consultar primero con el médico. Los remedios homeopáticos para los niños son similares a los de los adultos: son sustancias obtenidas principalmente de vegetales, animales y minerales, disueltas en agua y alcohol, se agitan de determinada manera y vienen en formato de gotas o globulitos.
En pediatría hay muchas enfermedades que se repiten, como la laringitis, otitis y anginas. Si bien es útil disponer de un botiquín para los casos de emergencia, es recomendable su uso solamente si el niño presenta síntomas, no utilizarlo de manera preventiva. Para la homeopatía, “salud” es un sinónimo de “creatividad” y “enfermedad” es un sinónimo de “repetición”, por eso esta medicina ayuda a que el cuerpo resuelva creativamente el conflicto. Pero si los síntomas son más complejos, es necesario utilizar medicamentos alópatas como antibióticos para complementar. En los últimos años, los homeópatas empezaron a trabajar en red con pediatras y otros especialistas, aportando su visión y conocimiento en situaciones que son más difíciles de resolver. .
“MIS HIJOS VAN AL HOMEÓPATA”
María Eugenia Nowak
48, empleada/actriz.“Cuando nació mi hija, tuvimos que operarla del corazón y recibió mucha medicación alopática producto de la cirugía. Si bien era necesaria, no ayudaba a la formación de las defensas. Por eso, cuando tenía dos años, decidimos llevarla al homeópata y obtuvimos muy buenos resultados. Hoy usamos solo medicación homeopática, salvo que tenga algo que requiera antibióticos”.
María Cecilia Giordanengo
35, maestra de nivel inicial.“Desde muy chica, mis papás me llevaron al homeópata y siempre tuvieron buenos resultados. Por eso, cuando tuve a mi hija, decidimos recurrir a la homeopatía infantil. Siempre consultamos con la homeópata y la pediatra, que nos van guiando. Hasta ahora no usamos medicamentos alopáticos, pero llegado el caso, si hace falta, los utilizaremos”.
Gala Kolodko
37, psicopedagoga.“Muchas veces la medicina alopática tapa el síntoma, lo que el cuerpo está expresando. Por eso elegimos acompañar el crecimiento de nuestros hijos con medicina antroposófica que se apoya en la homeopatía. Eventualmente me apoyo en la medicina tradicional. Lo vamos construyendo, sin fundamentalismo, acompañados por profesionales confiables”.
Experto consultado: Esteban Liberczuk, médico homeopático especialista en pediatría @estebanliberczuk
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