Anecdotario(h): Tu fiesta inolvidable

A la inversa, seguro que alguna vez te pasó haber aceptado una invitación por compromiso, y sin embargo, de un modo totalmente imprevisible, la pasaste bárbaro. A lo mejor fue ahí donde conociste a algún chico, y todavía te da escalofríos pensar que pudiste no haber ido.

Con las fiestas sucede como con los viajes: hasta que no estás ahí, no sabés cómo la vas a pasar. Aunque estés previamente informada acerca de la onda del lugar y de la gente que podés llegar a encontrar, eso no es suficiente para anticipar si la experiencia va a ser divertida o va a resultar un fiasco. A una fiesta la hace memorable una química misteriosa, que sólo se produce en el lugar y en el momento de los hechos. Todo puede ser perfecto, y sin embargo, si de la conjunción de todos esos factores no brotó la chispa mágica, podés volverte a tu casa decepcionada o incluso deprimida.

¿Cuál fue tu fiesta inolvidable, y por qué la viviste así? ¿Qué cuidados tenés cuando sos la anfitriona, para tratar de que tus invitados disfruten? ¿Te gusta ir acompañada, o preferís llegar sola y con la ilusión de que vas a conocer a alguien interesante? ¿Sos de las que padecen las fiestas ajenas de casamiento, o de las que se copan?