Newsletter
Newsletter
 • HISTORICO

Bruno Gelber: "Volé 40 veces en el Concorde"




–Si pudiera visitar a un pianista de todos los tiempos, ¿a quién iría a ver?
–Iría a visitar a Franz Liszt. Tenía una manera virtuosa de tocar sus composiciones..., y lo hacía maravillosamente bien.
–¿Realizó muchas giras por el mundo?
Hasta ahora, mi vida ha transcurrido en una valija y mi casa son los hoteles. He visitado 51 países, pero me siento muy argentino. También siento un gran amor por Francia, ya que mi segunda adolescencia la pasé allá, y gracias a esa estada pude comenzar mi carrera internacional. De casualidad estoy ahora en Buenos Aires, porque tengo la cola móvil.
–¿Ventanilla o pasillo?
–Prefiero ventanilla, porque si tengo que levantarme soy yo el que molesta al otro y no el otro el que me molesta a mí. Pero además prefiero un asiento sobre la ventanilla izquierda, porque son más confortables, ya que uno se puede recostar sobre el lado izquierdo, mucho más cómodo que recostarse sobre el lado derecho, al menos para mí.
–¿Qué lleva en su maletín de mano?
–No me olvido de llevar una crema humectante, una pastilla relajante para dormir, un antialérgico y cualquier otra pastilla para prevenir inconvenientes arriba del avión..., como un antidiarreico. Y tapones para los oídos.
–¿Viajó alguna vez con su piano o siempre se lo provee la sala donde realizan los conciertos?
–En esta época, viajar con un piano que pesa 800 o 1000 kilos sería imposible. El que viajaba con su piano era Arthur Rubinstein. De todas formas, hoy las salas tienen pianos muy buenos.
–¿Cuál fue su mayor hazaña en el turismo aventura?
–Si bien no he tenido grandes aventuras, lo que más me gustó fue estar en la cabina de mando de un Concorde, donde fui invitado excepcionalmente. Creo que muy poca gente ha estado en los controles de este avión, el más extraordinario con el que he volado por lo menos 40 veces. La cabina es enorme, muy alargada, y la tripulación me recibió muy gentilmente. Sólo que me había olvidado que el Concorde aterriza y despega con la nariz baja. Al rato de despegar, el avión enderezó la nariz y me di un susto enorme, pensé que chocábamos con otro avión. No grité de casualidad.
–De tantos países que visitó, ¿qué paisaje lo cautivó más?
–La Polinesia. En Bora Bora tuve la sensación de estar en el paraíso.
–¿El hotel más lujoso que haya pisado?
–Para mí, los criterios del lujo tienen que ver con el silencio hacia el interior del hotel, que muchos hoteles descuidan; a veces se oye la gente que llega tarde y un poco alegre. También debe haber buen servicio de piso y un buen restaurante. Debe tener un buen teléfono y, sobre todo, una buena cama. No me interesa que tenga siete estrellas y cancha de golf.
–¿Y cuál es su preferido?
–El hotel Península, en Tokio. Siempre me ofrecen allí una suite divina sobre los jardines imperiales. Un dormitorio espléndido con dos pianos. Uno de cola y otro eléctrico para estudiar de noche. También tiene baño inteligente con indicador de temperatura interior, exterior, la humedad, el viento. Sólo le falta un angelito que me cuente cómo va a estar el día. Es una maravilla.
–¿El concierto más multitudinario en que haya tocado?
–En Seúl, Corea, y en Tokio, toqué en salas de más de 4 mil personas. También he tocado en festivales al aire libre donde he sido picado por mosquitos, pero la música al aire libre no tiene reverberación. Está claro que la música está hecha para un lugar cerrado.
–¿La mejor acústica del mundo?
–Para mí la mejor acústica es la del Concertgebouw, de Amsterdam. También la del Carnegie Hall, de Nueva York.
–¿Una buena pieza para escuchar en la ruta?
–Nada me gusta más que viajar. Siempre soñé con viajar, y si de chico hubiera sabido todo lo que iba a viajar habría sido muy feliz. Pero no soy de estar escuchando música en el auto o en el avión. Me gusta escuchar música en otros momentos.
–¿Un día de vacaciones perfecto?
–Para mí un día ideal debe ser compartido con gente que quiero, en una playa de mar tranquilo, porque me encanta el agua y sentir el aroma del mar es maravilloso. Yo pondría mi cola en todos los lugares donde hay agua. Podría ser en Bora Bora, algo sublime, con pececitos de colores que se acercan a los pies, en formación, ninguno mezclado con los otros. Después me gustaría disfrutar de una rica comida en un buen restaurante, no por el lujo, sino porque sepan cocinar.
–¿Algún susto arriba de un avión?
–Bueno, recuerdo dos veces en que una rayo pasó por el avión, fue como un fogonazo que pasó de largo, sin hacer nada a nadie.
–¿Algún prejuicio que haya derribado viajando?
–Prejuicios no he derribado, ellos me han derribado a mí. Por ejemplo, la primera vez que llegué a Japón estaba muerto de cansancio y estaba toda la terraza del aeropuerto de Haneda esperándome. Fui presentado a la mujer de mi empresario, algo muy gracioso porque intenté darle un beso y se espantó tanto como si hubiese visto al mismo diablo. Otra cosa divertida sucedió cuando estaba la actual emperadora en mi concierto y en el entreacto tuve que ir a saludarla. Ella me quería hacer tomar café a toda costa, y yo trataba de explicarle que no podía tomar café porque luego iba a tocar muy mal y ella insistía: Have a coffee please!
Para más datos: Bruno Gelber es pianista clásico. Durante el verano emprenderá una nueva gira por Europa.

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

¿En dónde encontrar los mejores precios para comprar útiles escolares?

Clases 2024. ¿En dónde encontrar los mejores precios para comprar útiles escolares?


por Sole Venesio
Tapa de revista OHLALÁ! de abril con Gime Accardi

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2022 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.