Buena acción

Ya sé que hacemos pequeñas y grandes obras hacia los demás todos los días, pero qué pasaría si te proponés hacer una diferente. En general pensamos primero en nuestras familias: qué juguete nuevo comprarle a nuestros pequeños, o sorprender a nuestras madres con un regalito, o llevar el auto al service para aliviar a nuestra pareja. Pero, ¿qué pasaría si hoy cuando te subieras al colectivo, le regalaras al chofer un Bon o bon?, ¿o sorprendieras a una compañera de trabajo con un ramo de flores?, ¿o saludaras con entusiasmo al policía de la esquina y le preguntaras su nombre?

¿Qué pasaría? De eso se trata, observemos.

Pero fijate que sea una acción que te impulse un poquito a salir de tu zona de confort, que te cueste un poco.

Hace muchos años cuando me propusieron a mí este desafío, ¿saben qué hice? Me dije: ¿quién es la persona que más me cuesta? ¡Mi jefa! Entonces, a la noche horneé cookies con formitas, las decoré con glasé, ¡las puse en una bolsita de tul! (hasta aquí muy cursi la misión), y se las regalé al día siguiente. Ella se quedó muda, empezó a hacer algunos chistes (ésos que surgen cuando una se pone nerviosa) y luego me abrazó y me agradeció. Imaginen, mientras, mis compañeros me miraban atónitos. ¿Y yo? Con una sonrisa. Me sentí plena de lograr un efecto positivo en ella, y de haber corrido una vez más mis limitaciones. Me sentí poderosa.

¿Qué les parece el plan? ¡Espero sus anécdotas!

Muy lindo fin de semana, aprovechen para pasar tiempo al sol.

¡Ah! La semana que viene vamos a hablar de nuestras fuentes de energía, ¡prepárense para salir despegadas como cohetes!

Abrazote