Está nublado, pero poco importa.
El viaje estuvo bueno. Los chicos, como siempre, unos santos (salvo Luján, en un momento, que se descontroló en un berrinche porque yo no le quería comprar el perfume de Agatha Ruiz de la Prada. Cualquiera).
Llegamos a la casa y estaba IMPECABLE. Me da pena todo tan blanquito, y yo con mi tribu...
La playa está "ahí".
El mar hace un ruidito sedante y el aire huele a veces a sal, otras veces a flores.
A la noche dejamos a todos con mirti y nos fuimos con Nico a comer al centro, a uno de esos bolichitos típicos.
Creo que desabastecí de camarones a todo Uruguay.
Aunque espero que no, porque esta noche volvemos.
Hoy está nublado, pero poco importa. Desde esta misma ventana, veo a mis chicos jugar en la playa con el padre.
En la casa de al lado hay una de estas modelitos flaaaaaacas.
A lo mejor es un estímulo para dejar de deglutir como si fuera la última vez.
Digo.