Ojo con los mandatos
Cómo detectarlos y superarlos identificando criterios propios de desarrollo.
6 de octubre de 2015 • 00:03
Créditos: Corbis
Cuando hablamos de mandatos lo primero que suele aparecer como ejemplo es "Mi hijo el doctor"; es decir, el tipo de mandatos que están determinados por nuestro rol de hijos: qué esperan nuestros padres de nosotros o qué pensamos que nuestros padres esperan de nosotros. Aunque el mandato de los padres es el ejemplo por excelencia, el tema no se limita a ellos. Numerosos mandatos no necesariamente son los que los padres transmiten sino que están impuestos por la sociedad o por el mercado.
En principio un mandato es algo que se espera de una persona, implícita o explícitamente: una forma de ser, una actitud, un comportamiento, un estilo de vida, una profesión, un tipo de pareja. Pero podemos ir un poco más allá: si bien el mandato empieza por lo que se espera de una persona (o lo que la persona supone que se espera de ella) termina de conformarse cuando la persona obra en consecuencia, apropiándose de ese mandato emitido. La persona se ofrece como percha para ese saco.
El efecto Aike
El mandato se impone como una opción suprema que garantiza, al menos, tranquilidad. Estos intentos de imposición van variando a lo largo de la historia. En algún momento, por ejemplo, la garantía de ser un buen profesional era estar durante años y años en una misma organización, mientras que ahora si alguien está más de cinco años en el mismo lugar es por lo menos sospechado de ser poco versátil.
Tanto antes como ahora el mandato conlleva lo que podemos llamar el efecto Aike. Algunos de los Aike de hoy en día son:
- Aike ser innovadores
- Aike ser emprendedores
- Aike ser carismáticos
- Aike vivir cada día como si fuera el último
Algo así como "Dime en qué sistema de creencias te insertas y te diré qué efectos Aike puedes padecer".
Identificar criterios de desarrollo propios
Créditos: Corbis
Obedecer un mandato puede resultar muy funcional durante un largo tiempo, pero esto de obedecer implica hacer propios criterios de desarrollo que pueden no resultarnos orgánicos, y tarde o temprano eso suele tener un costo. Si indagamos un poco en nuestra historia o nuestro presente seguramente es fácil visualizar los costos de haber cumplido con un mandato al pie de la letra.
¿Qué pasa entonces si no nos ponemos en el lugar de la percha? El mandato queda como un intento de mandato, no se completa. Probablemente uno no pueda evitar que otros le indiquen lo que piensan que es mejor, pero lo que sí puede hacer es no apropiarse de esa indicación.
Se trata de identificar los propios criterios de desarrollo y asumir que varían a lo largo del tiempo. Generalmente no es lo mismo lo que uno entiende por desarrollo personal o profesional a los veinte años que a los cuarenta o a los sesenta. Al principio de la vida adulta uno toma mandatos porque eso genera seguridad, pero cuando crecemos es habitual empezar a cuestionarse las decisiones tomadas en ese marco y plantearse cómo será en adelante. En esos casos, aunque con cierto temor, uno va ganando autonomía respecto de los mandatos, terminando con ellos o definiendo por qué y para qué les dará lugar en caso de que los continúe.
Y con aquellos mandatos tan particulares que son los de origen familiar, ¿qué hacemos? Parte de la adultez es constituirnos sin depender de nuestros padres (lo cual no quita que estemos agradecidos por lo que nos brindaron). Podemos evaluar sus sugerencias pero con autonomía y junto con otras alternativas, y sin olvidar que cuando los padres sugieren, por más que lo hagan con amor, lo hacen desde su propia experiencia, sus intereses, sus expectativas y sus miedos, todo esto combinando en distintas dosis según cada uno. No debemos confundir lealtad con dependencia. Honrar a los padres no es llevar adelante sus mandatos; es honrar la libertad de ser nosotros mismos, haciéndonos responsables de las decisiones que tomamos.
Mercedes
¿Podés identificar mandatos que estés obedeciendo? ¿Y otros que hayas dejado atrás? En ese caso, ¿cómo fue el proceso de correrte de esos mandatos? Los otros textos de Buscando(me) pueden ayudarte con esta temática.
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