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Por el camino de San Francisco

En el Valle de Rieti, una ruta de peregrinación recorre las ermitas donde rezó y meditó el fundador de la orden de los franciscanos




ROMA (The New York Times).- Por un camino sinuoso de pendientes pronunciadas, curvas cerradas y vistas majestuosas del Valle de Rieti, con sus lagos, huertos y campos sembrados, nos internamos en un bosque de robles y abetos gigantes.
Sabíamos, por los carteles con cruces doradas que aparecían en la ruta, que finalmente, detrás de algún recodo del camino, nos encontraríamos con un santuario franciscano, un apartado complejo de piedra, una iglesia antigua, un monasterio y signos de un Sacro Speco donde, ocho siglos atrás, San Francisco de Asís, antes de ser canonizado, se retiró a orar, meditar, luchar contra el demonio, recibir revelaciones de Jesús y hacer milagros.
Cada edificio tiene imágenes y frescos de cientos de años de antigüedad que documentan su vida. Y cada uno conserva una diminuta ermita de piedra que el santo compartía con sus primeros hermanos y, por lo general, un sendero de pendiente pronunciada hasta la cueva santa donde San Francisco se recluía en busca de la soledad absoluta, interrumpido sólo por el sonido del viento.
Son cuatro los santuarios como éstos en el Valle Sagrado de Rieti, a sólo 90 km al norte de Roma. Ahora hay un camino peatonal de aproximadamente 65 km de largo que une las ermitas, conocido como Cammino di Francesco, pero preferimos recorrer en auto la ruta de peregrinación.
El primero, Fonte Colombo, parecía desierto cuando llegamos a lo alto del monte Rainero. Ingresamos en la iglesia del siglo XVI para admirar las imágenes medievales de madera de San Francisco y seguir los carteles que conducen hasta la pequeña Capilla de la Magdalena, donde San Francisco solía rezar.
La historia de los franciscanos se escribió en Fonte Colombo, llamado así por San Francisco por los manantiales y la presencia de las palomas. Debajo de la capilla, por un sendero de montaña empinado, pasando la pequeña cueva de piedra de la Capilla de San Miguel, y una cueva blanca y desierta a la que a menudo concurría San Francisco, ingresamos por una extensa grieta de casi un metro de ancho entre dos rocas enormes, marcadas con una cruz de madera.
Conocida como el Monte Sinaí franciscano, en esta cueva blanca y en esta desolada fisura en la roca San Francisco pasó 40 días durante el invierno de 1223, rezando, ayunando y rescribiendo su Regla original para dar lugar al creciente número de sus cada vez más irritables seguidores. Desafortunadamente para él, no todos estaban deseosos de tomar su voto de pobreza absoluta, mendigar alimento y andar descalzos en el invierno.
Y más triste aún, en las diminutas celdas de su ermita en lo alto del sendero San Francisco fue sometido, en 1225, a una operación medieval sin éxito por sus problemas de vista: le cauterizaron las sienes con atizadores calientes al rojo vivo. Ya dolorido por los estigmas que habían aparecido en sus manos, pies y costados del torso el año anterior, ese dolor adicional, pese a su bien recibido Hermano Fuego, debe de haber sido atroz.
De allí fuimos hasta La Foresta, un santuario a 15 km, en un valle soleado del otro lado de Rieti donde el cada vez más debilitado San Francisco había descansado durante el verano de 1225, cuando se dirigía a Fonte Colombo 0y donde, según se dice, hizo un milagro. Fue tan grande el gentío que se reunió alrededor de la casa de huéspedes del sacerdote para ver a San Francisco que aplastaron los viñedos de la iglesia. San Francisco aseguró al sacerdote que tendría abundante vino de las pocas vides que habían quedado en pie y, según cuenta la tradición, éste tuvo su mejor cosecha.
A lo lejos, la primera vista de Greccio, el tercer santuario y el más grande, a 20 km de La Floresta, es imponente. Desde la ruta se ven enormes edificios de piedra de tres y cuatro pisos que se elevan hacia lo alto desde el borde de un acantilado escarpado que parece sostener la montaña que hay detrás. Arriba de la cueva de la Natividad hay una capillita del siglo XIV, con estrellas rojas y azules en el techo abovedado: la primera iglesia dedicada a San Francisco después de su canonización. Casi treinta mil fieles vienen a ver el pesebre viviente para Navidad. El tiempo parece haberse detenido cuando la procesión con velas encendidas asciende por la montaña para celebrar la representación de la Natividad, como se hacía en Greccio ocho siglos antes.

El último santuario, en lo alto

Poggio Bustone, el último santuario, es el lugar donde comenzó su obra San Francisco. Aquí, en 1208, en una saliente de la roca, alta y escarpada, fue donde un joven Francisco, de 26 años, aceptó su conversión de la vida mundana a la penitencia y así surgió el humilde peregrino de una historia perdurable.
La pequeña playa de estacionamiento estaba repleta cuando llegamos a lo alto de Poggio Bustone, las cintas blancas de un auto indicaban que en la iglesia del siglo XVI se estaba celebrando una boda. Así que nos perdimos los frescos de San Francisco y su ermita predilecta. De allí, buscamos los carteles que nos guiaran al Sacro Speco.
Después de una caminata de media hora por el sendero de montaña llegamos a la iglesia de piedra de principios del siglo XVI, que pende del borde de un acantilado de roca caliza. Hicimos repicar la campana para festejar que aún estábamos vivos.
La iglesia parecía cerrada hasta que logramos abrir una puerta pequeña de madera, y por allí ingresamos en la capilla que toca el cielo con un antiguo fresco de San Bernardino. Había rosas frescas, velas encendidas, cruces de ramitas hechas a mano, crucifijos dispuestos en la cruz del altar y un libro de visitas. La mayoría de los mensajes estaban escritos en italiano.
El camino de regreso, cuesta abajo, fue más fácil, desde luego, a través de campos de girasoles y olivos. Pero, a diferencia de San Francisco, que salió de Poggio Bustone para entrar en una vida sumida en la pobreza, nosotros regresamos a un hotel de mucho confort en Rieti.

Datos útiles

Cómo llegar

Rieti está a una hora de Roma por la Via Salaria (ruta SS4), que sigue el antiguo camino recorrido por San Francisco.

Santuarios

Las visitas son todos los días, de 8 a 12.30 y de 15 a 17. La recreación de la Natividad en el santuario de Greccio se realiza en Nochebuena, a las 22.30, y se repite el 26 de diciembre, el 1° y el 6 de enero, a las 17.30.

Más información

Oficina de Turismo de Rieti, e-mail: promozione.touristica@commune.rieti.it
Linda Bird Francke

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por Redacción OHLALÁ!

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