SAN CARLOS DE BARILOCHE. En el extremo este del lago Nahuel Huapi y a sólo 15 kilómetros de Bariloche se puede realizar un viaje a la prehistoria, recorriendo con guía las tres cavernas del viejo volcán Cerro Leones, de 987 metros de altura. Los antiguos habitantes tehuelches lo llamaron Tequel-Malal, hasta que durante uno de sus viajes el perito Moreno después de recorrerlo rebautizó el sitio con su nombre actual.
En la época del descubrimiento de este lugar arqueológico, Moreno comprobó que ya había sido abandonado como morada por los aborígenes, quedando transformado en un cementerio, ocupado por cuerpos momificados y dispuestos uno sobre otro.
Después de la lava
Volcán activo hace millones de años, después de intensas erupciones, al cabo del tiempo la lava y los gases despedidos dieron forma al promontorio rocoso que vemos ahora. La visita a Cerro Leones es un excursión posible de realizar en familia (siempre y cuando no haya en el grupo alguna persona imposibilitada físicamente), ya que el ascenso hasta las cuevas se hace por un sendero y pasarelas de suave pendiente.
Estas cavernas, que se estima fueron habitadas por los aborígenes hace unos ocho mil años, están a una altura aproximada de 900 metros, y es opcional continuar unos metros más hasta la cumbre, desde donde se amplía en 360 grados la visión panorámica y se divisa la ciudad de Bariloche, el amplio espejo del lago Nahuel Huapi y el cordón montañoso con los cerros Catedral y Tronador.
La escalada de la excursión insume dos horas, y el regreso tan sólo media hora. Pero... ¿Qué se ve allí arriba? Las cuevas existentes son tres y se encuentran a distinta altura. La primera y más pequeña fue utilizada por los tehuelches como taller, mientras que otro sector oficiaba para las mujeres como cocina. De acuerdo con los estudios antropológicos realizados, la segunda de éstas fue utilizada por su amplitud como dormitorio colectivo. Se supone que en el fondo de la caverna dormían los niños y las mujeres, y los hombres --por una cuestión de seguridad contra el posible ataque de los pumas-- lo hacían en la parte delantera, incluso con una guardia preventiva nocturna. Esta cavidad fue la que después utilizaron los indígenas como cementerio. Según se explica, todos los objetos y los esqueletos encontrados aquí, fueron trasladados por Francisco P. Moreno al Museo de Ciencias Naturales que había montado en la ciudad de La Plata. La última de las cavernas, la más grande y atractiva, no es apta para claustrofóbicos. La gruta mide en su entrada 30 metros de ancho, su techo rocoso está a 10 m de alto y tiene 130 metros de profundidad. Se ingresa en cuclillas y con un casco protector por un pequeño boquete, desembocando en un angosto pasillo que se va ensanchando en la cerrada oscuridad de la sala. De esta manera, y para asombro de todos, se desemboca en una laguna de mediana dimensiones, producto de un manantial que atraviesa la roca formando el espejo de agua. Este tramo se hace con linterna de minero y en el profundo silencio de la cueva se escucha el débil sonido que produce el ingreso del agua del manantial.
Cerro Leones es una singular y atractiva excursión porque reúne, además, la comodidad de que en su base de partida cuenta con baños, confitería y restaurante, y como alternativa opcional, la posibilidad de realizar paseos a caballo.
Salida a paso firme
La visita a Cerro Leones y su excursión insume unas cuatro horas en total, con viaje incluido. El precio es de $ 24 por persona, desde la ciudad de Bariloche, con traslado de ida y vuelta incluido y $16 si se lo hace en vehículo propio.
Para llegar hay que tomar el camino que va al aeropuerto, por ruta 237 hasta su empalme con la ruta 23. Allí se debe tomar a la derecha (un cartel señala "A Cerro Leones") y hacer un tramo de ripio de unos 1200 metros.
Para la caminata por el cerro es conveniente llevar ropa cómoda, una cantimplora con agua y calzado adecuado.
Para más información, comunicarse por el 02944-468200 o en la galería Arrayanes, Avda. Mitre 349. En Internet: www.cerroleones.com
Carlos Couto