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Reliquias de una época de esplendor




En 1934, Atatürk transformó Santa Sofía en un museo. La antigua iglesia construida por el emperador Justiniano entre los años 532 y 537 (tercera basílica construida sobre el mismo lugar) había sido convertida en mezquita por Mehmet II, horas después de la toma de Constantinopla en 1453.
La primera basílica había sido inaugurada en 360 por el emperador Constantino e incendiada en el 404 durante el levantamiento de Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla. La segunda había sido construida por Teodosio II, consagrada en el 415 e incendiada en el 532, durante los incidentes de Nika.
La basílica de Justiniano había sido construida por los más grandes artistas, arquitectos y geómetras de entonces y los materiales habrán sido minuciosamente seleccionados: columnas y ornamentos extraídos del gimnasio de Efeso, de los templos de Atenas, de Delfos y del templo de Osiris situado en Egipto. Sin duda, Justiniano había realizado su deseo: construir un edificio aún más impresionante que el templo de Salomón en Jerusalén. Pero la iglesia, inaugurada en el 537, sufrió daños graves durante las décadas siguientes a causa de los terremotos y debió ser restaurada. Justiniano la inauguró por segunda vez en el 563.
El esplendor de la basílica se apagó lentamente a partir de la IV Cruzada, cuando los latinos asaltaron Constantinopla. Entonces Santa Sofía fue despojada de sus ornamentos preciosos. Después, con la lenta decadencia del Imperio Bizantino, la basílica de Justiniano sufrió un deterioro irreversible.
Hoy se conservan contra sus muros mosaicos borroneados de la época bizantina, con imágenes de la Virgen, de Cristo y de los emperadores, pero se agregaron el almimbar (púlpito de una mezquita), el mihrab (nicho perforado en el muro que indica la dirección de la Meca) y los cuatro alminares (torres de la mezquita desde donde, cada día, se llama a las cinco plegarias).

El sueño del sultán Ahmet I

Frente a Santa Sofía, atravesando los jardines, junto al parque situado sobre un antiguo hipódromo romano, se eleva la mezquita Azul (o mezquita Sultán Ahmet), construida por orden del sultán Amhet I (1603-1617). Obra de un discípulo del gran Sinán, Mehmet Aga, es la única de la ciudad que tiene seis alminares (dos más que Santa Sofía y que la mezquita de Suleimán, el Magnífico). Amhet I deseaba tan fuertemente que su mezquita tuviera seis alminares que para sanar la ofensa de las autoridades religiosas ofreció un séptimo alminar a la mezquita de La Meca, que era la única de todo el Imperio Islámico que contaba ya con seis.
Cúpulas y columnas se suceden, proyectan luces y sombras en un equilibrio mágico. La sala de plegarias está coronada por una cúpula de 43 metros de altura apoyada sobre cuatro columnas de 5 metros de diámetro. La luz penetra en la sala por 260 ventanas. La parte superior de los muros y la gran cúpula están cubiertas de mayólicas azules, y la parte inferior de cerámicas de Iznik azules y verdes con diseños de rosas, tulipanes y cipreses. Los hombres se inclinan en el centro de la gran sala y las mujeres en los márgenes, detrás de las balaustradas.
Se recuerda que el sultán Ahmet trabajó todos los viernes en su construcción desde el principio (1609), hasta que la última piedra, culminación de su deseo, fue colocada (1616). Ahmet murió apenas un año más tarde, después de haberse inclinado sobre los tapices espesos como la fronda de un árbol añoso, frente al mishrab .

La fe y los cementerios

Desde el otro lado del Cuerno de Oro, desde Galata o Beyoglu, se ven los alminares elevados a lo largo de la costa y sobre cada colina.
En Estambul, las mezquitas son tantas... Rodeadas de mercados laberínticos y de cementerios donde se encuentran mausoleos cubiertos de mayólicas verdes impresas por los calígrafos.
Cada sultán hizo construir la suya para glorificar a Dios y para inmortalizar su propio nombre, pero también los grandes visires, los almirantes y los altos dignatarios construyeron sus mezquitas.
Según Pierre d´Alby, en 1550 había en Estambul 300 mezquitas. Un siglo después, el viajero Grelot cuenta 5000 lugares de culto en la ciudad.
La situación y la abundancia de las mezquitas remiten al lugar central de la religión en la vida cotidiana de los turcos. Rodeadas de cementerios, pero también del latido violento de las calles...
Los cementerios musulmanes de Estambul, situados en el centro o en los bosques espesos de las afueras, no son espacios melancólicos, sino lugares donde la gente pasea los días de sol, donde se extienden manteles para el picnic sobre el pasto fresco, a la sombra de los cipreses...
Dos mujeres veladas, envueltas en amplios vestidos negros, caminan entre las tumbas y se detienen frente a una piedra gris. Traen flores, leche y perfumes para sus muertos. Sólo se ven sus ojos entre velo y velo.
Los cementerios de lápidas torcidas con epitafios tallados y turbantes de piedra, entre yuyos largos, sumergidas en arbustos, manchadas por la humedad y por los años, expresan la resignación de los hombres frente al paso ineludible del tiempo. Quebradas, se hunden en la tierra hasta borrar un día toda marca visible del recuerdo.

La lenta caída de la tarde

Al fondo de algunos viejos cementerios del centro, junto a las mezquitas, se fuma el narguile (pipa de agua). Hasta tarde, la gente conversa y bebe té o o café turco sentada sobre tapices. El narguile se consume lento y los diálogos duran hasta que las últimas brasitas se apagan sobre el platillo sin tabaco y el humo se vuelve blanco y espeso sobre el agua.

Recomendaciones

Aéreo
  • Por Varig, con escala en una ciudad europea a elección, como Madrid, Roma, París, Londres, Amsterdam o Zurich, el boleto sale 1544 dólares en temporada baja (hasta el 10 de diciembre). En alta sale 1771.
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Transporte
  • El alquiler de un vehículo mediano está en los 400 dólares semanales, con seguro incluido.
  • Viajar en micro no es tan cómodo y el servicio tampoco es tan regular, pero son aceptables y a la vez económicos.
Vestimenta
  • De acuerdo con las costumbres de ese país, se recomienda evitar el uso de faldas cortas y ropa ajustada. Los hombres deben usar saco y corbata para las ocasiones especiales.
Carolina Lerena

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