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Ruta 1: otro secreto patagónico para descubrir al volante

En Río Negro, entre Viedma y San Antonio, este solitario camino costero sorprende en 200 kilómetros con playas, grandes acantilados, loberías, grandes médanos y fósiles




La ruta 1 es un recorrido por distintos tesoros naturales de la costa patagónica

La ruta 1 es un recorrido por distintos tesoros naturales de la costa patagónica

La Patagonia todavía tiene de esos lugares poco conocidos, como la ruta 1 de Río Negro y sus balnearios, que son uno de los secretos mejor guardados del verano argentino.
La pequeña ruta provincial que une Viedma con el puerto de San Antonio Este es el único camino que sigue la costa en una buena parte de su traza. Su largo total es de poco más de 200 kilómetros y se la conoce también como la Ruta de los Acantilados o el Camino de la Costa. En algunos de sus tramos se bordea el mar desde lo alto de los acantilados. Y en otros se bordean extensas y desérticas playas, donde viven grandes bandadas de aves marinas. La RN 3 tiene un tramo muy corto al borde del mar, entre Rada Tilly y Caleta Olivia, en el límite entre las provincias de Santa Cruz y Chubut. Sin embargo, no se la puede considerar realmente como una ruta marítima.
Al recorrer la ruta 1 se descubre un condensado de paisajes: luego de un primer tramo de estepa, entre Viedma y El Cóndor, se llega a una costa de acantilados de arenisca donde basta bajar la vista para discernir moluscos fósiles entre el canto rodado. A mitad de camino se cruza una zona de grandes médanos y luego se bordea una pequeña bahía interior antes de llegar a sorprendentes playas de caracoles, acumulados en cantidades siderales a lo largo de millones de años.

Tiempos difíciles

Durante mucho tiempo, emprender un viaje por el Camino de la Costa fue una verdadera aventura y había que estar preparado y contar con vehículo todo terreno. Afortunadamente se hicieron mejoras sustanciales, aunque se nota que haría falta un poco de mantenimiento.
La traza está asfalta sólo hasta La Lobería, a unos 30 kilómetros de El Cóndor. Luego siguen largos tramos de ripio con un serrucho muy pronunciado. Y en Bahía Creek, donde los médanos llegan hasta la costa, algunos bolsones de arena pueden dificultar el paso.
En cuanto a servicios, los hay solamente en Viedma y en San Antonio y el vecino balneario de Las Grutas. El Cóndor tiene una pequeña población estable todo el año y cuenta con un par de negocios y alojamiento. No es el caso de La Lobería y de Bahía Creek, que se activan únicamente en enero y febrero.

Loros barranqueros

Una de las curiosidades de la zona es que tiene la colonia de loros más grande del mundo. Está precisamente en El Cóndor, sobre la margen sur de la desembocadura del Río Negro, donde empieza el acantilado costero patagónico.
Esa pared de unas decenas de metros de altura está compuesta por arenas y sedimentos compactados bajo el mar durante millones de años. Es un material muy fácil de cavar y los loros barranqueros lo aprovecharon para hacer sus nidos. Frente al mar y a lo largo de unos 15 kilómetros de acantilados, los biólogos censaron decenas de miles de nidos activos. Durante todo el día se los ve yendo y viniendo en grandes y ruidosos grupos. Por su parte muchos jóvenes que no han formado nido todavía colonizan los cables de luz a lo largo de la ruta 1.
Los loros conviven sin problema con los vecinos y los turistas del balneario. Aunque hay que aclarar que las playas de El Cóndor son poco frecuentadas incluso en los días más cálidos de enero y febrero. Los raros picos de ocupación se dan los fines de semana y cuando merma el viento. Además de observar a los loros en sus actividades, se pueden avistar desde la playa dos especies de delfines que viven en aquellas aguas donde se entremezclan las del Río Negro y las del mar abierto: las toninas y las franciscanas.

Hacia Punta Bermeja

Saliendo de El Cóndor se pasa delante del faro, abierto los fines de semana de verano para visitas, y luego de unos 30 kilómetros se llega a La Lobería por un tramo asfaltado. Durante pocas semanas en verano cuenta con servicios de guardavidas en la playa, un camping y un local de comida.
A unos kilómetros de distancia está la colonia de lobos marinos que le dio su nombre. Se encuentra dentro de la reserva faunística Punta Bermeja, que cuenta con una plataforma de observación y un pequeño centro de interpretación atendido por un grupo de guardias que prestan largavistas a los visitantes de paso.
Entre los lobos se llegan a ver algunos elefantes, muchas aves marinas y, con un poco de suerte, toninas, delfines y orcas en el mar. Se la considera la mayor colonia de lobos de un pelo de América Latina.

Bahía Creek

La Lobería es un lugar muy pequeño y sencillo, pero no es el más chico. Luego de unos 90 kilómetros se llega a Bahía Creek, que sí puede aspirar al título del balneario más pequeño de la costa argentina. Se trata de apenas un puñado de casas construidas sobre el acantilado al borde de una extensa zona de médanos, un pequeño Sahara en plena Patagonia.
Como en La Lobería, Bahía Creek tiene una bajada hacia la playa gracias a un tajo dentro del acantilado. Algunas pocas familias comparten este lugar a lo largo de unas semanas de verano. También se ven pescadores en busca de los tiburones que abundan en aquellas costas y las de Bajada Echandi (otro pesquero, que se encuentra a mitad de camino de La Lobería).
Esos escasos vecinos cuentan que en las aguas de la costa quedan supuestamente restos de submarinos del Tercer Reich que desembarcaron clandestinamente luego de la Segunda Guerra Mundial, y cuentan que en la región se han encontrado algunas chapas con esvásticas nazi.
Luego de pasar la última casita de Bahía Creek, la ruta baja al nivel de la playa al costado de las dunas. Es el apostadero indicado para observar grandes bandadas de gaviotines. En ese lugar se llegó más o menos a mitad del camino. La ruta sigue luego bordeando la reserva natural de Caleta de los Loros y Punta Mejillón hasta divisar las imponentes instalaciones del puerto de aguas profundas de San Antonio Este.

Apuntes en el camino

  • La ruta 1 se puede recorrer a lo largo de un día entero, con paradas en El Cóndor, la reserva Punta Bermeja, Bahía Creek y el campo de médanos y las playas de San Antonio Este.
  • En enero y febrero hay un servicio de transporte público entre Viedma, El Cóndor y La Lobería.
  • Los únicos servicios están en los puntos extremos del recorrido: en Viedma y en San Antonio Este y Las Grutas. Hay almacenes, cabañas en alquiler y restaurantes en El Cóndor.
  • Antes de emprender el viaje es aconsejable informarse sobre el estado de la ruta en la oficina de turismo que está en la costanera de Viedma (Av. Francisco de Viedma 51, de lunes a viernes de 8 a 20 y fines de semana de 12 a 18) o en la de El Cóndor (Costanera y Calle 69). La ruta es transitable para todo tipo de vehículos.
  • Más información: www.rionegrotur.gob.ar

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