La chica no apareció y me tocó a mí quedarme gran parte de la mañana y mediodía en casa. Marido lavó a primera hora de la mañana, mientras yo corregía y enviaba post y ya luego hicimos el pase y me quedé yo con hijas, cocinándoles y vistiéndolas para encarar su rutina.
Confieso que, para mi sorpresa, llevé más que bien la situación. Oh, sí. No pensé que además de alimentarlas y emperifollarlas (haciéndole 2 colitas altas a la más chica), iba a dejar el piso barrido y lavado, la cocina en condiciones y los juguetes todos guardados en su cuarto.
Más todavía, no pegué gritos y llegamos a la puerta del jardín 5 minutos antes de lo que debíamos.
Por un momento me dije: "¿y si prescindís de alguien?" Y luego me recordé que estoy moviendo y cocinando proyectos y posibilidades que me demandarán mucho más tiempo del que ahora necesito, que este mes las clases están funcionando en automático porque estamos armando la muestra, pero el año próximo, en enero, sin ir más lejos, necesitaré más horas para prepararlas.
Cuestión que dejé a retoñas y a la vuelta me volví charlando con Valeria, mamá de Magui. Ella me hizo una pregunta bastante obvia, que yo no había aclarado.
-¿Pero pasó algo, Ine?
-Nada, Vale, NADA que yo sepa. Es más, jamás tuve un roce con Patri. E incluso el último día que la vi la había felicitado por su trabajo. Yo entiendo que alguien no pueda, que incluso no quiera seguir viniendo, si fuera el caso, pero que me avise, que me llame, que por lo menos me atienda.
-Uf, sí, es horrible
-Es la escena del abandono.
Ya me lo venía diciendo, pero me sirvió ponerlo en palabras. Me ayudó para comprender el berenjenal emocional que venía sintiendo en el cuerpo. No se trataba de una mera complicación práctica, sino de una escena donde te niegan, donde te anulan, donde te matan con la indiferencia.
Me pregunté "¿por qué? ¿por qué volvía esa escena?" Y no supe qué responderme. No tengo registros de abandono con mis padres, sí con algunos vínculos sentimentales, ya de grande.
Finalmente concluí: "ojalá el año que viene pueda retomar terapia y darme una panzada de análisis". En el mientras tanto, créanme: algo está superándose. Me resonaron mucho las palabras de una de ustedes que decía: "yo tengo la batuta". Oh, sí, yo tengo la batuta de mi vida y puedo conmigo misma. Y ahora agrego: "el que se quiera ir que se vaya" (y a la mier...) Yo me fortaleceré con los obstáculos... y mi cuore seguirá abierto para los que sigan llegando.
¿Se sintieron alguna vez abandonados? ¿O abandonando? No tomemos el término literalmente. Y estoy hablando de la totalidad de los vínculos, no ya de un vínculo específico.
PD: Para ponerle humor, acá va Mimi Maura cantándolo: "Yo no lloro más".
En esta nota: