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Es normal que tu emprendimientofracase. Pensá en tus relaciones: ¿por cuántas pasaste hasta que encontraste a tu pareja ideal? O quizás todavía no lo hiciste. Lo mismo puede pasar con los negocios: requieren varios intentos hasta que damos en el clavo con una idea. Por eso invitamos para que nos hable acerca del tema a Hernán Schuster, CEO de Spiquers y creador de OOPS! Otra Oportunidad Para Superarse, ex organizador de Fuckup Night Buenos Aires, eventos sobre fracaso, aprendizaje y éxito en el mundo emprendedor.
¿Alguna vez te pusiste a pensar que los negocios y el amor se parecen bastante? Mientras que haya pasión, todo marcha de maravillas. Si te va mal, te puede costar muchísimo dinero. Y, lo peor de todo… ¡es que seguramente te va a ir mal!
Sí, ya sé, suena duro, pero creeme que no es algo que acabo de inventar. Diversos estudios muestran que el 70% de los emprendimientos que se crean muere en los primeros tres años de vida, y que 9 de cada 10 no pasa los cinco años. ¿Y en el amor? Los números son un poco más alentadores… seis de cada diez parejas que se casan, terminan separándose. ¿Y entonces? ¿Acaso después de una frustrada pareja no volvimos a intentar una nueva relación? Con los negocios es igual: siempre hay una nueva oportunidad para emprender.
La mayoría de las historias que solemos escuchar suelen ser casos de éxito : emprendedores que saltan a la fama en tiempo récord, que crean un producto o servicio genial y llegan a Silicon Valley, o que venden sus emprendimientos en millones de dólares. Sin embargo, muy pocas veces conocemos a los que intentaron un proyecto y les fue mal. Pues bien, tenés que saber que los que fracasan son muchos más que los que triunfan.
¿Acaso después de una frustrada pareja no volvimos a intentar una nueva relación? Con los negocios es igual: siempre hay una nueva oportunidad para emprender.
Hace ya varios años vengo trabajando para que el fracaso deje de ser un tema tabú. Hay que entender que tanto en lo profesional como en lo personal hay una altísima probabilidad de que las cosas no salgan como queremos, y que esto es parte del emprender, del innovar y del ser, en definitiva.
Durante dos años y medio organicé Fuckup Nights Buenos Aires, y hace ya casi dos años estoy al frente OOPS!. A través de estos ciclos de charlas pude conocer, coachear y escuchar más de 100 historias de fracaso emprendedor, y lo más importante que aprendí gracias a todas estas historias, es que el fracaso no es ni fatal ni definitivo, sino que es otra oportunidad para superarse, para hacer las cosas mejor y más inteligentemente.
Por eso, hoy te traigo algunas ideas y herramientas prácticas que te van a servir para levantarte de ese momento inevitable en el cual todos vamos a caer alguna vez.
1) El fracaso es un estado transitorio
Antes que nada, hay que entender que ese fracaso no va a durar para toda tu vida. Aunque la autocompasión sea un poco tentadora, lo primero que tenés que hacer es mentalizarte en que es una situación temporal. La frustración y la idea de que el fracaso va a durar para siempre no son buenas estrategias. Lo ideal es tomar la filosofía de la frase de Tom Kelley, cofundador de IDEO y pope del design thinking: fracasá todo lo que puedas, así vas a triunfar antes. Es una cuestión de enfoque: si pensás el fracaso no como un escollo insuperable que te separa del éxito, sino como una condición necesaria para triunfar, ¿no empieza a parecer todo un poco menos dramático?
2) El fracaso es subjetivo
Un fracaso es también una buena herramienta para cuestionarte tus propias creencias. ¿Estás segura de que no cumpliste ninguno de los objetivos que te planteaste al momento de empezar con tu emprendimiento o tu proyecto? Muchas veces, la noción propia del éxito se articula a partir de la mirada de los otros. Si podés despegarte de esas voces que imaginás y juzgar tu trabajo a partir de parámetros propios, vas a poder pensar tu fracaso de forma positiva.
3) No sigas dando vueltas sobre lo mismo
Un acercamiento muy interesante a la idea de fracaso es la que propone Jeff Bezos, fundador y CEO de Amazon. En lugar de ver cuántas veces acierta una persona para saber si es inteligente o no, él propone ver la capacidad de esa persona de estar equivocada y cambiar de opinión. Para él, las personas inteligentes están constantemente revisando y poniendo a prueba sus puntos de vista, y no tienen miedo de cambiar de opinión si ven que no tienen razón. Quienes más dispuestos están a aceptar sus fracasos y aprender de ellos, son los que, estadísticamente, mejores decisiones toman.
4) Aprendé de la filosofía oriental para reenfocar el fracaso
Según los japoneses, podemos entrenarnos para el fracaso. Ukemi es un concepto que viene de las artes marciales, y que significa "aprender a caer". Se trata de los ejercicios básicos para la práctica de judo que nos enseñan a caer de diferentes formas sin sufrir daño. ¿Qué tal si pensamos que esto es una metáfora de lo que nos pasa en momentos de nuestra vida? Saber caerse y levantarse nos fortalece y nos hace más sabios. Otra más de la filosofía japonesa: el kintsugi es el arte de rellenar los objetos rotos con una mezcla de resina y polvo de oro. Resulta que estos objetos que resaltan las fallas son mucho más valiosos, y también más bellos, que los objetos sanos. Y vos: ¿vas a seguir barriendo el fracaso debajo de la alfombra, o te vas a animar a mostrarte tal cual sos, con todo lo bueno pero también con lo demás?
5) Acostumbrate a vivir en modo Waze
El camino hacia el éxito no es lineal; tiene un destino pero múltiples formas de llegar, y a veces nos toma más tiempo. O a veces requiere de recalcular y cambiar de dirección para llegar a la meta. Los fundadores de Airbnb, por ejemplo, tuvieron que producir y vender cereales para el desayuno para poder financiarse en un momento en el cual ya tenían sus tarjetas de crédito saturadas. Después de haberlo intentado y fallar, siempre es bueno repensar si acaso el modo en que quisimos llegar fue mecánico y sin oportunidad de repensar.
6) Hacé el duelo antes de continuar
Como con la pérdida de un ser querido, en los negocios el fracaso también requiere de este proceso en etapas para digerir aquello que ya no está. Al comienzo vas a negar lo que pasó, luego te vas a enojar con el mundo externo (la situación económica, el gobierno, tus clientes) pero nunca con vos misma. El tercer paso puede ser complejo, porque aparece algo parecido a una depresión y hay que salir rápido para no estancarse. Pero si se supera, lo que viene es la aceptación, y con ella llega la etapa del aprendizaje, y hay muchísima riqueza en ese proceso.
7) Preguntate una y otra vez, hasta tenerlo bien claro
¿Qué hice mal? ¿Qué no hice? ¿Que no supe ver? Por ejemplo, que se venía una devaluación feroz. ¿Qué haría diferente si pudiese volver el tiempo atrás? ¡Pero ojo! Todas las preguntas son sin echarte la culpa.
8) Aprendé de referentes
No solamente es importante entender qué se puede aprender del fracaso, sino también de quién aprender. Siempre hay gente en nuestro entorno que hace las cosas mejor que uno, y hay que tener la humildad para poder pedir ayuda, y así lograr aprender de esos referentes.
9) Entrenate para lo que viene
¿Tu fracaso fue por temas financieros, de marketing, por diseño de producto o tal vez no supiste formar un equipo? Preguntate qué competencias tenés que reforzar para tu próxima aventura y para minimizar el riesgo de fracasar a futuro.
10) El fracaso es otra oportunidad para superarse
Si entendemos el fracaso como una oportunidad de cambiar las percepciones y estrategias propias, de ajustar lo que no salió como queríamos y hacerlo mejor, fracasar ya no nos va a dar tanto terror.
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