Ni con gel ni con spray de pelo: el secreto perfecto para lograr un 'clean look' perfecto que hidrate el cabello

1. Cepillate bien el pelo para dejarlo liso y ordenado.

2. Aplicá un baño de crema; además de suavizar, deja un aroma riquísimo.

3. Humedecé ligeramente el cabello.

4. Recogelo bien tirante y atalo con un broche o colita, sin tensar demasiado. Es ideal usar gomas de pelo un poco más anchas. 

 

Nutrir el cabello es como alimentarlo: se trata de aportarle lípidos, proteínas y nutrientes esenciales que lo fortalecen desde adentro.
Hidratar, en cambio, implica reponer el agua que perdió, devolviéndole elasticidad y movimiento.

“Ambos procesos se complementan”, explica el extilista Max Jara. “Un pelo sano necesita nutrición e hidratación en equilibrio, según lo que va pidiendo”.

Para saber si tu pelo necesita un tratamiento más profundo tenés que estar atenta a las siguientes señales: 
 

• Opacidad y falta de brillo.

• Frizz constante.

• Textura áspera o “pajosa”.

• Se enreda con facilidad.

• Se rompe o quiebra, sobre todo en las puntas.

 

Más allá del uso constante del gel, el calor se volvió parte del día a día de muchas, pero el pelo no siempre sale ileso. De hecho, usar herramientas térmicas sin protección es una de las principales causas del quiebre, la sequedad y las puntas abiertas. Por eso, si todavía no incorporaste un protector térmico en tu rutina capilar, esta es tu señal para empezar.

Aplicar un protector antes del styling crea una barrera invisible que ayuda a mantener la fibra capilar fuerte, hidratada y con brillo, incluso cuando usamos temperaturas altas. Pero eso no es todo: algunos de estos productos también actúan como escudo contra la contaminación, el sol y otros factores ambientales que debilitan el cabello con el tiempo.

Incluso si no usás plancha o secador a diario, aplicar protector térmico sigue siendo una buena idea. ¿Por qué? Porque no solo protege del calor, sino también del desgaste diario.