El 16 de marzo, Venus deja el activo e independiente signo de Aries y comienza su paso por Tauro, que durará hasta el 11 de abril. Durante esta etapa, una energía de paz (y paciencia) tiñe la manera en que nos vinculamos y vivimos el placer. Es el momento de bajar a tierra y concentrarnos en el placer. El contacto emocional se da de manera inseparable del físico.

Los riesgos de una manifestación inarmónica de Venus en Tauro tienen que ver con la terquedad y la excesiva tendencia a la relajación, que fácilmente se puede convertir en inactividad o desconexión de las responsabilidades.

La manera armónica de vivir este tránsito es a través del placer físico. Tauro viene a recordarnos que habitamos un cuerpo y que no solamente tenemos que darle un uso utilitario, sino también permitirle desplegar su sensualidad y sensorialidad.

 

Esta energía les resulta más natural a los signos de tierra: el propio Tauro, Virgo y Capricornio, como también a los que están en sextil: Piscis y Cáncer. También Libra, por ser el otro signo regido por Venus. Disfrutarán de un período de confort, a tono con su manera habitual de sentir y expresarse.

Quienes se sienten menos a gusto con el estilo taurino son los otros signos fijos: Leo, Escorpio y Acuario. El desafío tiene que ver con dos cuestiones: primero, habilitarnos a conectarnos con nuestro mundo afectivo desde un lugar que no acostumbramos, y que puede hacernos sentir inseguras y expuestas, para en un segundo momento poner al servicio de nuestros vínculos (y de nuestra relación con nosotras mismas) aquello de nosotras que aflore de esta interesante exploración. 

Aries, Géminis y Sagitario sentirán la impronta ariana en el ambiente, pero con un impacto menor en sus vidas.

 

Su ingreso en Tauro se da en cuadratura a Plutón: puede ser que algunas cuestiones profundas se movilicen durante ese momento. Pero enseguida se reacomodan: después de la depuración, el sextil a Saturno y la conjunción al Nodo Norte nos brindan un sentido de dirección y de estructura que nos resulta más cómodo.

En su segunda semana, Venus se enfrenta a la intensidad de Lilith, que nos pone cara a cara con nuestro deseo prohibido. Quedará en cada una cómo conciliar las dos cosas. A los pocos días, la conjunción Venus Urano nos propone abrazar lo novedoso e inesperado para condimentar nuestra vida amorosa y vincular. Pueden darse sorpresas agradables alrededor del 30 de marzo, no solamente en nuestras relaciones, sino también a nivel dinero y bienestar.

Este tránsito se cierra con un sextil a Neptuno, que nos pone soñadoras y enamoradizas, pocos días antes de pasar a Géminis, la siguiente energía que Venus deberá transitar.