Victoria Beckham lloró en su serie de Netflix al contar los problemas financieros de su marca

La exposición de los Beckham en el íntimo documental de Netflix incluye escenas donde Victoria confiesa lo que muchos desconocían: que su marca estuvo sumida en deudas abismales. "Casi lo pierdo todo. Y esa fue una época muy oscura. Lloraba antes de ir a trabajar, todos los días", admite con la voz quebrada.

La diseñadora reconoce que, durante años, permitió excesos que alimentaron el caos financiero: “Se gastó mucho dinero que nunca debió gastarse”. Cuenta que "Había cosas extrañas, como llevar sillas de un lado del mundo al otro", refiriéndose a gastos extravagantes que hoy la avergüenzan. También se revela que llegó a gastar más de 70.000 dólares al año en plantas para la oficina, y otros 15.000 dólares solo para pagarle a alguien que las regara.

"Ahora lo escucho y me horroriza. Pero permití que sucediera", dice con honestidad. Y agrega una reflexión clave sobre el entorno que la rodeaba: “Creo que parte del problema es que la gente tenía miedo de decirme que no. La gente pensaba que yo no estaba acostumbrada a escuchar un no”.

La docuserie también muestra cómo esa crisis afectó la relación con su marido, David Beckham, que era inversor. Victoria confiesa que le resultaba durísimo tener que pedirle ayuda: "Yo odiaba eso. Lo odiaba con todo mi ser".

David, por su parte y más allá de describir el pánico que sentía al no ver ganancias, admite frente a cámara lo mucho que sufrió al verla en esa situación. "Cuando nos conocimos ella era más rica que yo. Entonces, que tuviera que decirme: ‘el negocio necesita más dinero’, fue difícil para los dos. Porque yo no tenía el dinero para continuar".

El exfutbolista agregó: "Parte de esa conversación me rompía el corazón, porque Victoria es una mujer muy orgullosa".

La presión y la desesperación se trasladaron al ámbito íntimo. Ella misma lo reconoce con una frase que resume el peso emocional de esa doble vida: "Sí, me voy a casa con mi esposo, pero él también es mi socio comercial".

También, Victoria revela que otro problema fue que nadie en el mundo de la moda, ese lugar al que siempre quiso pertenecer y fue su sueño, la tomaba en serio. No la veían como alguien con estilo.

Incluso la mismísima Anna Wintour, ex directora de Vogue a quien solemos ver en cada desfile de Beckham, admite en la serie que era "escéptica" y un poco "snob" sobre la ex Spice Girl cuando decidió convertirse en diseñadora de moda: "La mayoría de las celebridades que se involucran en nuestro mundo no saben diseñar", sentenció, “Pensé que era un pasatiempo para ella. No me lo creía”.

El punto de inflexión llegó cuando aceptó incorporar a un nuevo socio inversor, David Belhassen. En el documental homónimo, se ve cómo, al revisar las cuentas, el empresario describió la situación como "un desastre" donde todo eran pérdidas, una situación muy difícil de arreglar.

Desde entonces, la diseñadora emprendió un proceso de transformación total y adoptó una nueva mentalidad empresarial que le permitió salvar su marca y su reputación, siendo hoy dueña de uno de los atelieres más prestigiosos del mundo.