Por qué vestir de blanco en Año Nuevo y con qué colores no combinar, según Pitty la numeróloga

El blanco representa pureza, inicio, claridad y verdad. Es un color que no absorbe, sino que refleja, y por eso se lo asocia con la limpieza energética y la apertura a nuevas oportunidades. Usarlo al comenzar el año simboliza dejar atrás cargas del pasado y disponerse a recibir lo nuevo con liviandad.

Desde lo simbólico, vestirse de blanco es una forma de decirle al universo que "estoy lista o listo para empezar de nuevo". En palabras de la numeróloga Pitty:

Según la numerología y las lecturas energéticas, el blanco y el negro no se potencian entre sí. Mientras el blanco representa apertura y claridad, el negro suele asociarse al cierre, al duelo o a procesos internos que ya deberían haberse completado. Juntos, forman un gris simbólico que habla de estancamiento.

Por eso, para quienes buscan un verdadero “reset” emocional y energético, se recomienda evitar esa combinación durante la noche del 31.

Antes de vestirse de blanco, el ritual comienza con el gesto simple y poderoso de limpiar. Ordenar un cajón, soltar lo que ya no sirve, despedirse de lo que cumplió su función. Ese acto simbólico prepara el cuerpo y la mente para lo nuevo.

Como explica Pitty en uno de sus mensajes en Instagram, "El blanco no atrae, el blanco te habilita para el cambio de tu vida”. Así, lavarse las manos y la cara antes de la medianoche funciona como un cierre consciente del año que termina y una apertura hacia lo que viene.

Si bien el blanco es protagonista, puede combinarse con tonos que refuercen la energía que se desea atraer.

El dorado, para atraer abundancia y claridad mental; el beige o nude harán lo propio con la calma, el equilibrio y la estabilidad. Por su parte, los tonos pastel intencionan dulzura, armonía emocional y vínculos sanos.

Lo importante es que la elección sea consciente y conecte con la intención personal para el nuevo año.