Sol en Capricornio: ¿cuál es el impacto de este nuevo tránsito?

Después del desborde sagitariano, Capricornio nos propone poner los pies en la tierra y nos llama a la mesura, la cautela y el pragmatismo. Este enfoque más realista nos viene bárbaro para el último tramo de diciembre, porque nos ayuda a concretar lo pendiente, a no dejarnos apabullar por la exagerada cantidad de actividades y tareas que conlleva este mes, y a mirar las situaciones con sentido práctico, calma y paciencia.

Venus y Mercurio ya están promediando su tránsito por este signo, con lo que esta energía venía anunciándose en el aire desde un par de semanas antes del ingreso del Sol.

Las energías zodiacales más afines son, claro, la de Capricornio mismo, y también las de los otros signos de tierra: Tauro y Virgo, así como las de aquellos con los que Capricornio hace sextil: Escorpio y Piscis. 

Por otra parte, los otros signos cardinales (Aries, Libra y Cáncer) recibirán aspectos inarmónicos: cuadraturas en el caso de los dos primeros, y oposición en el caso del último. 

Géminis, Leo, Sagitario y Acuario no se relacionan en aspectos mayores con Capricornio, por lo que sentirán el influjo de este tránsito de manera suavizada o más bien neutra, aunque puede encender la chispa de la ambición a la hora de pensar en las metas para 2023 y el pragmatismo y la prudencia en su manera de actuar.

Cuando el 21 de diciembre el Sol ingresa a Capricornio, se encuentra con Júpiter en el grado 00° de Aries: la tensión entre estos dos titanes pondrá a prueba nuestra capacidad de determinación y de comenzar con nuestros proyectos. En este contexto se da la Luna Nueva, el día 23: la llamada es a la sencillez, el perfil bajo y la eficiencia después de tanto desborde sagitariano. Parece un cambio hacia el bajón, pero es muy sabia la propuesta de adaptación que representa este evento. A veces, hay que regular la energía para poder llegar con todo, y si lo sabrá Capricornio…

El día 28 se genera otro escenario interesante, esta vez con el Sol en trígono al Nodo Norte Lunar y en cuadratura a Quirón. Esto significa un horizonte claro, que desafía nuestra zona de confort y nos invita a replantearnos nuestra relación con la seguridad, la solvencia y los recursos. Hay oportunidad de sanar lo que pueda movilizar viejos dolores.

Comienza el año nuevo, comienza una nueva etapa: el 1 de enero, un trígono a Urano nos invitará a poner en marcha nuestra mentalidad innovadora y a abrazar como supremos nuestros deseos de libertad y de originalidad. Con la conjunción a Mercurio dos días después, se abre un excelente momento para pensar nuevos proyectos, apuestas al futuro con una óptica particular y el toque personal que cada una puede darle. Cuando Mercurio salga de retrogradación, el 19 de enero, podremos dar a conocer estas propuestas, si ya tienen una forma acabada o solvente.

Mientras tanto, el 6 viviremos la Luna Llena en Cáncer en cuadratura con Quirón: ponernos ambiciosas, plantear la vara altísima y la cima como objetivo, pero sin olvidar nuestra procedencia ni descuidar nuestra vida sentimental. La propuesta será nutrir a quienes queremos y dejarnos nutrir por ellos, porque una parte fundamental de esta situación astrológica tiene que ver con reconocer y abrazar nuestra vulnerabilidad. Es otra oportunidad para trabajar en viejas heridas, perdonar y seguir adelante. Y, con el sextil a Neptuno que comienza a estar en orbe el día 7 y la conjunción con Plutón que se da el 8, no faltarán chances de empatizar, comprender y renacer de las cenizas.

El tránsito del Sol por Capricornio nos contará esta historia desde el cielo para que la vivamos en nuestras experiencias personales hasta el 20 de enero, día en que pasará al signo de Acuario.