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Fábrica de poesías: en qué consiste este servicio personalizado de poemas

Alexia Moy tiene un talento desde chica: le encanta rimar. Desde 2021 abrió una cuenta de Instagram y convirtió su hobby en un trabajo. Tiene cada vez más demanda y nos cuenta los entretelones de un negocio que crece.


Fábrica de poesías

Fábrica de poesías



“Desde chiquita, me sale rimar”, dice Alexia Moy a OHLALÁ! “Escribir dónde, cómo y cuándo sea es mi hobby desde que tengo uso de razón y lo hice de manera rentable por varios años trabajando como periodista freelance en revistas chicas. Pero tengo algo especial con las rimas”. 

Hoy ese algo especial, ese talento es un proyecto rentable: Fábrica de poesías se dedica a realizar poemas a medida. Un regalo 100% personalizado.

El puntapié de esta historia fue una ausencia. “Hará unos 5 años levantamos el departamento de mi abuela y encontramos cajas con dibujitos y recuerdos”, cuenta Alexia. “Había cartas y poemas míos, uno de 1982: “Bebita, mi abuela más bonita. Te dicen petisa, qué risa. Punta del Este es lo mejor, te escribo con amor…”, algo así… Desde ahí en adelante, miles”.

La pandemia que dejó tanto tiempo entre las manos, terminó de darle el empujón que necesitaba. Su madre de 70 años le empezó a pedir ayuda para regalarles algo especial a sus amigas: “En pandemia, empecé a ayudar más que nada a mamá. “Gorda, rimame esto. Gorda, cumple mi amiga tal que es así y asá…”, etc. De repente me pedían ayuda mis amigas, las amigas de mamá, etc… y me encontré armando estrofas para gente completamente desconocida por mí”.

Los buenos feedbacks (“Decile que soy tal cual”; “me súper identifico”) fueron alimentando las ganas de materializar el proyecto. También colaboró el deseo de la gente de querer pagarle, al menos algo, por un servicio, de más está decir, tan fuera de lo común. 

Su Instagram fue clave

Así, aunque le daba un poco de vergüenza, en agosto de 2021 nace el Instagram @fabricadepoesias_by_alexia_moy. “La vergüenza me duró 5 minutos”, aclara.

“Empecé a pedir a mis amigas que me dieran follow y que me tuvieran en cuenta o recomendaran para hacer regalos en pandemia. Y para mi felicidad fue una experiencia espectacular… amén de que ya estaba más que ejercitada”. 

El boca a boca, en el caso de Fábrica de poesías, funcionó bárbaro.

Pero el comienzo no fue todo color de rosa. Antes de que su proyecto despegue (ya entregó 300 poesías personalizadas desde que arrancó) hizo muchos trabajos, “miles” dice “de onda”. Pero eso no la inquietaba porque lo suyo es meterse de lleno en un proceso de creación donde no la afectan ni el hambre ni el sueño, y el tiempo pasa sin que se dé cuenta. No encuentra otro modo de definirlo: “Es un estado mágico”.

Claro que a lo “mágico” a veces cuesta darle espacio en la rutina. “Por momentos, parezco poseída y ni siquiera escucho los gritos de mis hijos alrededor mío. Otras veces, tengo que encerrarme en el baño o en el auto para no escucharlos”. Quizás suene extremo, pero ¿quién no necesita a veces desenchufarse un rato? “Es la mejor terapia del mundo”.

Para ella escribir es definitivamente un medio de sanar, de sentirse plena. “Me llena el alma. En Psicología Positiva hay un concepto que se llama ‘flow’ y se relaciona con el disfrute y el placer de vivir una experiencia óptima. Lo mío va por ahí”.

La incómoda palabra “dinero”

Dicen que la verdadera libertad es también la independencia económica. Pero hablar de dinero siempre genera ciertas incomodidades. Hay algo de tabú en decir cuánto se gana, o en decir claramente cuánto vale el propio trabajo.

En el caso de Alexia, fueron un par de amigas las que la animaron a monetizar su talento, a sugerirle que debía ganar plata con eso que le gusta hacer.

-¿Cómo hiciste para establecer un precio a tu producto?

-Lo comparé con una musculosa básica de Zara y con un desayuno a domicilio. Estoy cobrando fijo $7500 y me debato a diario si será caro, barato, etc. Por mí, lo haría gratis y feliz. Pero estoy separada, tengo dos hijos, y me encanta y me empodera (material y anímicamente) que sea rentable. Es todo bastante volado y no le doy mucha vuelta al asunto. Creo que en cualquier momento la subo a $15.000 y no se me mueve un pelo. No tuve quejas al respecto. Tampoco es fácil establecer un precio a algo que no existe (al menos, no conozco otra persona que lo haga). En ese sentido, la competencia es poca. Creo además que cuando se trata de regalos personalizados/arte nunca es fácil establecer un precio. En un año aumenté cuatro veces. Quisiera profesionalizarme en este punto.

-¿Tenés algún otro trabajo o te dedicás a tu proyecto full-time?

-Tengo una juguetería súper informal en el barrio cerrado donde vivo, y cubro esa necesidad de regalitos de cumpleaños para salir del apuro.

-La poesía no es muy popular en el mercado editorial, pero sí para tu emprendimiento: ¿qué pensás sobre eso?

-La poesía es cero popular en el mercado editorial, pero creo que este tipo de emprendimientos son súper válidos para darle su lugar.

-¿Qué consejo le darías a alguien que está leyendo tu historia y piensa que es posible vivir de un talento que tiene?

-Le diría que se anime, que el “no” ya lo tiene… a lo sumo lo reforzará. Pero no se pierde nada con intentarlo. Hoy por hoy, no me es posible vivir enteramente de esto, pero apunto a eso.
 

El proceso de regalar poesía

Alexia Moy tiene 45 años y dice que siempre regaló poesías. Para un cumpleaños, para resumir un viaje Alexia siempre tenía una rima a mano.

Para encargar una poesía primero se pide un “input”, algo así como una descripción del ser querido. Al principio se manejaba con cuestionarios, pero las respuestas eran muy rígidas. 

Alexia es Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Austral; dice que su carrera la ayudó sobre todo a desarrollar su capacidad de observación y de escribir de un modo simple. 

Ella se toma 24 horas para entregar el primer borrador, un proceso que termina transformando al cliente también, porque les propone un ejercicio introspectivo: “Los lleva a la reflexión y a buscar virtudes en sus seres queridos. Realmente divino decirle cosas lindas a gente que querés. Y como regalo no falla, lo que lo transforma en un trabajo 100% satisfactorio”.

Lo bueno de “vender palabras” es que no se necesita mucho más que una computadora, o un papel. Y esto a la hora de calcular la ganancia es también un beneficio. El producto en sí puede ser un Word o un Pdf. Después, cada cliente lo entrega al ser querido en el formato que más guste: enmarcado, en audio, en un libro con fotos, en vivo.

El Instagram @fabricadepoesias_by_alexia_moy está lleno de poemas con rima ya entregados a clientes satisfechos. Aunque no es un formato que se consuma mucho en estos días, realmente es muy divertido leer varias de corrido. Después de todo, se dice que hacer reír es una de las artes más difíciles. 

“Sos nuestro rey de alma pura/ ¡Y te amamos con locura!”, “Te cuesta levantarte a la mañana/Pero hacés con nosotros lo que se te da la gana”, dicen algunos dedicados a hijos; otros dedicado a los abuelos señala: “Sos también experta con la lana/Lográs tejer lo que se te dé la gana”, “Exageración mediante/Sos la soberana del chorro exacto de edulcorante”. Y así, la lista sigue, para celebrar el amor en pareja, entre amigos, la Navidad. Incluso para pedir perdón, si no se encuentran las palabras.

Definitivamente no hay nada como confiar y apostar por el propio talento. Y sino, pregúntenle a Alexia Moy: “Es muy loco, vendo palabras y sé que tengo el mejor trabajo del mundo”.

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