"No tengo qué ponerme": cómo elevar un look básico sumando accesorios

La clave para que este tipo de estilismos funcionen está en la calidad y el calce de las prendas base. Un buen suéter (de esos que no se deforman y que se sienten cómodos apenas te lo ponés) y un jean que te quede bien —ni muy apretado ni suelto, que te acompañe— pueden convertirse en tus mejores aliados.

Elegirlos en colores neutros (crudo, gris, azul oscuro o negro) hace que combinen con todo y los puedas usar un montón sin que parezca que estás siempre vestida igual.

Camila Poggi, compartió en sus redes, un video que nos inspiró. En él, parte de un conjunto simple: suéter, jean oscuro y zapatos en punta. Algo que muchas tenemos (o podríamos tener) en el ropero. Pero lo interesante es cómo lo transforma: le suma un cinturón, un blazer canchero, lentes de sol y un bolso con onda. ¿El resultado? Un outfit que podría usarse un domingo al mediodía, pero también para ir a trabajar o para una salida con amigas.

• Cinturón con personalidad: Puede ser uno clásico de cuero o uno más jugado, con una hebilla especial. Marca la cintura y le da un toque más prolijo al conjunto.

• Zapatos en punta: Aunque parezca que son más de noche, quedan bárbaro con jeans. Alargan la pierna y levantan el look al toque.

• Lentes de sol: Un detalle chiquito que cambia todo. Sumás onda sin esfuerzo y te ves más armada aunque estés con lo más simple.

• Blazer con buen corte: Puede ser clásico o más oversize, según tu estilo. Le da estructura al look y lo hace más formal si lo necesitás.

• Un bolso que se note: No hace falta que sea de marca, pero sí que tenga algo que lo destaque: color, forma, textura. Hace que el conjunto se vea pensado.

La idea no es tener mil prendas, sino tener las justas y que realmente te funcionen. Ese mismo conjunto con suéter y jean puede usarse de mil formas: con zapatillas y tote bag para ir a la facu, con botas para una salida o con tacos y labial rojo para una cita.

En un momento donde cada vez pensamos más en lo que consumimos, repetir prendas no solo está bien: es lo más sensato y auténtico que podés hacer. Y nada más lindo que sentir que encontraste tu propio “uniforme” de estilo: ese conjunto base que te queda bien y te salva siempre.