
Día Internacional de las Personas con Discapacidad: el duro presente y los desafíos que plantea Dani Aza
Dani Aza reflexiona sobre las duras circunstancias que enfrentó el colectivo este año y los desafíos pendientes.
3 de diciembre de 2025

Día Internacional de las Personas con Discapacidad: el duro presente y los desafíos que plantea Dani Aza - Créditos: Archivo LN
No voy a dar vueltas. Se cierra un año duro y complejo. Un 2025 que nos deja un sabor amargo a todas las personas con discapacidad. Sin embargo, hay una paradoja, y es que también es un año en el que logramos lo que más ansiábamos: que la gente hable de discapacidad. Es que, como vengo cuestionando hace tiempo, este pareció ser siempre un tema tabú: eso que nos da miedo y nos incomoda. Eso que no queremos enfrentar porque sabemos que nos compete de alguna u otra manera. Porque darle lugar implica adentrarnos en una circunstancia que, claro, no quisiéramos vivir. Sinceramente, ¿quién querría tener discapacidad o algún familiar en esa situación? Y, por eso, nos alejamos y la negamos. Y negando o anulando a la discapacidad, anulamos a las personas. Desafortunadamente, esto fue lo que nos tocó al colectivo este año: mientras todos conversaban, debatían e incluso decidían sobre nuestros derechos, nadie nos escuchaba.
En nombre de “ordenar”, se detuvieron tratamientos y terapias. Familias a la deriva y derechos vulnerados (contemplados en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad) hicieron que las personas con discapacidad volvamos a situarnos en el medio de polémicas partidarias, mientras nos vimos obligadas a explicar y justificar, como lo hicimos históricamente, nuestra existencia como si fuéramos una carga pesada de llevar.
A un Estado que recortó nuestros derechos se sumó una sociedad que descree de nuestras capacidades y fortalezas, que no se involucra porque “no le tocó” o que mira para otro lado de manera indiferente. Todo esto indigna pero, sobre todo, duele.
Soy de las que mira lo positivo y, por eso, elijo quedarme con lo bueno: una voz más firme de las personas con discapacidad y familias, como también profesionales que ya no aceptamos el silencio. La articulación de organizaciones, las empresas que apuestan a una mayor inclusión en el campo laboral, el intercambio que se abre. No hay vuelta: la discapacidad es un asunto cotidiano y transversal porque todos formamos parte de un mundo diverso.
En este día destinado a reivindicar nuestros derechos, vale recordar que las urgencias son muchas para el próximo año: principalmente, comprometernos con un cambio de mirada y percepción. No podemos cambiar mucho de lo que se decide en el ámbito del Estado, pero sí nuestras actitudes, prejuicios y acciones. Si miramos al costado, seguramente tendremos una persona con discapacidad para preguntarle lo que necesita. Sigamos hablando de discapacidad en casa, en el trabajo, contagiemos inclusión y no esperemos a “estar preparados”. Preparémonos ya. Ahora es el momento. Todas las personas con discapacidad lo estamos esperando.
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