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Orgasmo, eyaculación femenina, squirt: ¿por qué nos exigimos tanto?

La médica y sexóloga Flor Salort reflexiona sobre la exigencia que muchas mujeres vivimos de tener un orgasmo, como garantía de placer. Habla de los mitos y verdades del squirt.


Eyaculación femenina, orgasmo, squirt... ¿por qué nos exigimos tanto?

Eyaculación femenina, orgasmo, squirt... ¿por qué nos exigimos tanto? - Créditos: Getty



La búsqueda del orgasmo y el  placer es un camino íntimo y personal que a menudo es “digitado” por la sociedad y los condicionamientos culturales. Durante demasiado tiempo, el placer femenino fue silenciado y subestimado. La pregunta esencial es si realmente nos permitimos el tiempo necesario para disfrutar plenamente y si consideramos el placer como un objetivo legítimo en nuestros encuentros sexuales o simplemente tenemos puesto el chip de cumplir con el placer de nuestra pareja, o el único objetivo es acabar porque si no se vive como un fracaso. 

Hablemos de cómo las expectativas sociales a menudo interfieren con la experiencia del placer, y cómo las mujeres podemos liberarnos de estos condicionamientos para encontrar el auténtico goce.

El orgasmo femenino: un misterio revelado

El orgasmo femenino, un fenómeno que viene siendo enigmático durante siglos, está siendo un poco más visibilizado, estudiado y bienvenido desde aquel lugar oculto donde lo mantuvieron sepultado.

Más allá de que lamentablemente en más de 20 países todavía nuestros genitales son mutilados para “no sentir”, hoy las mujeres podemos hablar más abiertamente sobre nuestra sexualidad y nuestras experiencias orgásmicas. 

Debemos decir que, lamentablemente, aún hasta hoy la cultura falocentrista y coitocentrista hace que los tiempos, las formas de estímulo y las prácticas sexuales sean la mayoría dirigidas hacia el placer de los varones y que dependan de su pene. Sin embargo, lo primero que tenemos que entender es que más allá de que esto se dijo, se enseña y se repite, no es la realidad de nuestro placer ni es necesario que sea parte de una relación sexual.

Esta idea es la que debemos derribar ya.

El placer de nosotras es un placer que empieza en el cerebro: tenemos todos los sentidos y los metros cuadrados de piel para gozar y estimular y nuestro principal órgano sensitivo de placer, que es nuestro clítoris.

Nosotras podemos experimentar el goce y el orgasmo en una infinita variedad de formas. No creas que existe una “fórmula mágica" universal de llegar a él ni una única manera de vivenciar. Somos en cada momento y nos sentimos diferentes en cada instante.

Hay muchísimos factores que intervienen en el momento del goce: sentimientos, nuestra corporalidad, las emociones, las circunstancias, nuestro estado de salud, la conexión, la confianza, la intimidad. el permiso, nuestras creencias y miles de aspectos más. 

La diversidad de experiencias orgásmicas y de sus manifestaciones es fascinante y valida la singularidad de cada mujer.

Exigencias y presiones, ¿de quién?

La sociedad va imponiendo expectativas irrealistas sobre cómo debería ser la experiencia sexual de una mujer. Las representaciones mediáticas y culturales establecen estándares inalcanzables, y llevan a muchas mujeres a sentirse inseguras o insatisfechas de su cuerpo y de su poder de goce y hasta de sus orgasmos, algo que, como consecuencia, afecta nuestra vida sexual.

Necesitamos tener más espacios de verdadera educación sexual que hable de diversidades en las maneras de goce y en gustos, formas, cuerpos, maneras de “acabar”, sentir, conectar…

No creamos que el orgasmo es la única meta que hace a la satisfacción sexual. Más allá de que tenemos múltiples caminos para experimentarlo. ¿sabías?

 

Algunas mujeres pueden alcanzar el orgasmo a través de la estimulación directa del clítoris: el 80% de nosotras; otras, solo el 20%, descubren también un placer profundo y orgásmico a través de la penetración, ya que en este acto el pene o dildo puede acariciar las partes internas del clítoris (ramas eréctiles y bulbos, ya que “cabalgan” en la pared anterior y lateral de la vagina “abrazándola””) en su ida y vuelta.

Otras lo logran estimulando la parte externa del clítoris con el propio monte de Venus de su pareja, el frote con otra vulva o, también, puede depender de la posición del coito ya que logra frotar el clítoris externo sin estimularlo con nada más.

Muchas también tienen orgasmos durante el sexo anal por estímulos de los plexos nerviosos internos. Algunas, solo lo experimentan con el sexo oral, o necesitan sí o sí activar otros sentidos, o escuchar palabras para ratoneo, sumar juguetes, etc.

Abajo la creencia de que sos frígida si no llegás al orgasmo con la penetración. Nos vendieron eso, ¡pero no es así! Erradiquemos la palabra frígida. Una no es frígida nunca, ya que somos seres de placer y cada una lo encuentra a su manera. 

El enigma del squirt, realidad y mitos

El squirt, ahora el orgasmo “de moda”, está envuelto en mitos y malentendidos (¿tendrá algo que ver el porno con eso?). Por lo que merece detenernos a hablar un poco de él.

Este fenómeno implica la liberación de un líquido transparente que proviene de la vejiga, que aparece durante el orgasmo o la excitación sexual intensa. Por lo tanto, si experimentás un squirt es posible que sientas y tengas una sensación similar a la de “hacerte pis encima”. Podés mojarte, mojar a tu pareja o la cama. Ese líquido no es realmente orina, ya que es un líquido mucho menos denso (es como una orina ultrafiltrada), no tiene olor y es mucho más claro.

Sin embargo, es fundamental entender que el squirt no es un indicador de un orgasmo "mejor" o "más intenso". Como dijimos, cada experiencia sexual es única y válida, y la presión para experimentar el squirt puede convertirse en una carga innecesaria.

No sos mejor ni peor en la cama por no experimentarlo. Según encuestas que hice en mi Instagram (@flordegineco), sólo el 30% lo experimentó alguna vez. Pocas lo pueden provocar y otras no lo manejan, solo aparece.

Así que, por favor, a liberarse de esta presión. Si viene, bienvenido y, sino, también.

Eyaculación femenina: un tema menos explorado

La eyaculación femenina es otra historia. Se trata de la liberación de un fluido espeso, viscoso y blancuzco, que se puede dar durante la excitación sexual o en nuestro  orgasmo. Aunque todavía se necesita más investigación, se cree que este es un líquido que proviene de las glándulas parauretrales, las glándulas de Skene, que son vestigios de la próstata. Es completamente diferente del squirt, ya que este líquido es más acuoso, menos denso y proviene de la vejiga.

Es importante destacar que no debería ser un ítem a lograr, ya que esta es otra manifestación natural de nuestra respuesta al orgasmo y desde ya les digo que encima muy pocas lo notarán y lo experimentarán.

Para sacar aún más ansiedad por transitar esta experiencia, les cuento que generalmente si se generara una “eyaculación” es tan poca la cantidad de fluido que se expulsa que ni se nota y encima va a caer en la vagina y se va mezclar con la propia lubricación de la mujer. Muchas veces, pasa desapercibida.

 

Aclaremos: no es que salta como el semen. Es raro que se la perciba como un placer diferente al propio orgasmo…. Ahora, si la llegás a disfrutar y sentir…. ¡bienvenida sea! Pero, por favor, que no sea el objetivo a lograr.

Quiero que recordemos siempre que merecemos disfrutar plenamente de nuestra sexualidad, sin sentirnos juzgadas ni presionadas por lo que digan. No hace falta llegar a tener orgasmos, ni sentir un squirt, ni eyacular para pasarla bien. Por favor, no le sumemos presiones al placer, liberémoslo de eso.

Aprendamos a comunicar los deseos y necesidades a nuestra pareja, así como explorar nuestro propio cuerpo y descubrir lo que nos da placer. Esa es la verdadera meta.

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