Ritual para pedir deseos
Sole Simond nos acerca una visualización poderosa para conectarte con lo que querés.
20 de marzo de 2023
Qué elemento sos, según tu fecha de nacimiento y el feng shui. - Créditos: Getty
Te propongo este ritualito para pedir deseos un día cualquiera, no tiene que ser tu cumple ni mucho menos. Lo único que necesitás para poder hacerlo es tener alguna velita cerca, prenderla y pensar en ese sueño que te saca el sueño.
O quizá no tenga que ser algo tan grande, quizás hoy puedas soñar chiquito, y está bien. Puede ser llenar de plantas un rincón, o anotarte en esa clase de yoga flow, o salir finalmente a caminar todos los días, o empezar a bailar más, o decirle a alguien que lo amás. O puede ser algo grande, para lo cual necesites asistencia divina, como aquellos sueños que necesitan una cuota de fe, que a simple vista parecen imposibles. Esos que te hacen temblar las patitas. O esos sueños estándar, tipo salud, amor y dinero. O amor, dinero y salud. O dinero... Vos me entendés, ordenalas como quieras. Porque las prioridades son tan personales... Lo lindo de los deseos es que se piden en silencio, y nadie puede cuestionarlos. Así que sos vos y el universo.
Podés, si querés, ponerte una musiquita, una playlist de lo que deseás, que acompañe esa propuesta. Quizá puedas elegir tres o cuatro temas que simbolicen esa energía que querés lograr. Dejá que ese sueño se llene de detalles, como si pudieras visualizarlo.
Si es un viaje, pensá dónde estás, cuál es esa postal, qué temperatura hace, con quién estás, cómo estás vestida, qué mirás a lo lejos, cómo te sentís en ese momento.
Cerrá tus ojos e imaginalo, pero con la posibilidad de hacer zoom, como si ese sueño pudiera recorrerse por diferentes rincones, lleno de gramaje, de texturas, de sensaciones. Dale peso a ese deseo, que no sea como esas imágenes pasajeras, cuando te gana la velocidad de tu mente.
En cambio, habitá la escena. Disfrutá de ese presente como si estuviera sucediendo. Inhalá y exhalá. Estate ahí, no dejes que la mente te gane con rutinas pendientes. Dejá que tu boca esboce una sonrisa. Y estate ahí. Inhalá y exhalá.
Y sentite agradecida no solo por esta imagen poderosa, sino por tantas bendiciones en tu vida. La gratitud es el abono de los sueños. Estate ahí, inhalá y exhalá, no hay ningún lugar a donde salir corriendo.
Dejá que tu mente repase la cantidad de cosas que tenés para agradecer. Y al ratito, abrí tus ojos.
Si querés, podés escribir tu lista de gratitud (incluso sumá ese deseo como si ya se hubiera concretado).
Y entonces, mirá la vela por unos segundos, como en estado de contemplación, pero no la apagues. ¿Sabés que en la tradición védica las velas no se soplan? Se cree que las velas simbolizan la vida y el conocimiento, así que se mantienen prendidas. Dejá esa vela por el tiempo que sea con ese listado de agradecimiento al lado.
Así que cuando sientas que podés cerrar el ritual, aplaudí para que el viento de las palmas apague la vela, o podés usar también un apagavelas de metal. Dejá que siga sonando la música mientras volvés a conectarte con tus tareas.
Querida ohlalera, que se cumplan tus sueños, que sigamos soñando.
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