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Es docente, fue a Finlandia y esto aprendió de la mejor educación del mundo

Paula Vizio es docente de nivel secundario y superior; visitó Finlandia para conocer el sistema educativo y descubrió que en parte la buena educación les genera altas dosis de felicidad; qué es lo que más la sorprendió de su estadía


Es docente argentina y viajó a Finlandia para conocer los secretos de la mejor educación del mundo

Es docente argentina y viajó a Finlandia para conocer los secretos de la mejor educación del mundo - Créditos: Gentileza Paula Vizio



Se dice que los finlandeses son las personas más felices del mundo. La docente e investigadora argentina Paula Vizio viajó 13.000 kilómetros para descubrir, también, por qué afirman que tienen la mejor educación del planeta. Luego de compartir con ellos y verlos tan ordenados y tranquilos, le preguntó a un grupo de colegas: “¿Pero, qué es la felicidad para ustedes?”. Se miraron asombrados y uno le respondió: “Todos tenemos acceso a una buena educación, gratuita en todas las edades, abierta a todas las clases sociales. Eso es gran parte de nuestra felicidad”.
Como parte de su tesis de posgrado Lectura en soportes digitales desde la mirada de los adolescentes, Paula se pasó una semana recorriendo jardines, escuelas primarias y secundarias y universidades en un tour frenético para revelar el secreto de la mejor educación del mundo. El objetivo era conocer a grandes rasgos aquel sistema educativo de excelencia. Se sorprendió mucho con lo que vio. Viajemos con ella al frío nórdico para descubrir juntos lo que ella vivió para enriquecer su labor docente.

Contacto con la naturaleza

“Los métodos de enseñanza son más básicos de lo que uno imaginaría, no es tan tecnológico. Una regla esencial es el contacto con la naturaleza”, relata Vizio. “Por ejemplo, en el Jardín de Infantes en vez de hacer castillitos de arena los hacen de nieve. Excepto cuando la temperatura llega a -26 grados, ahí ya no lo permiten. Mientras tanto, buscan que salgan del encierro”.
Durante el invierno en Helsinski las horas de luz son 6 por día, pero en el norte del país pasan semanas de total oscuridad. Por eso para ellos es muy importante, principalmente para el estado de ánimo, aprovechar el aire libre mientras es de día. “El jardín es muy descontracturado, más bien parece el living de una casa. Los chicos andan despeinados y como si estuvieran en pijamas”, cuenta la investigadora.

El valor de la educación pública en Finlandia

“Allá la educación privada es el 2% del total, prácticamente todo es público y completamente gratuito. No pagan ni los lápices”, detalla Paula. Y lo conecta con el prestigio que tiene en la sociedad trabajar como docente, una tarea que no cualquiera puede hacer. Se exige excelencia.
La responsabilidad que se les da a los docentes en la enseñanza es muy alta y, por el contrario, dice que la figura del director de escuela es administrativa. Por lo que pudo indagar, su puesto solo se encarga de gestionar los fondos y la estructura de la escuela, pero de la educación se ocupan los docentes.
En cuanto a la planificación escolar, a Paula le sorprendió la diferencia con los procesos en las escuelas argentinas. “En Finlandia la planificación docente es mucho más sencilla. Acá se preparan programas muy detallados que luego son casi imposibles de llevar a la práctica. Ellos me mostraron que utilizan apenas una hoja de ruta y luego confían mucho en el buen criterio del maestro”, cuenta. Las responsabilidades frente al aula son muchas, la libertad es grande y, a juzgar por los resultados, les funciona.
Paula participó de una clase en una escuela secundaria de Finlandia; allí se discutieron sistemas educativos de ese país en contraste con la experiencia española

Paula participó de una clase en una escuela secundaria de Finlandia; allí se discutieron sistemas educativos de ese país en contraste con la experiencia española - Créditos: Gentileza Paula Vizio

¿Hacen paros docentes?

¿En Finlandia los docentes hacen paro? Esta es una pregunta que nos hacemos y que Paula también se hizo. Hace 6 años que no realizan un paro. Y si lo llegan a implementar, el sindicato les paga el triple que si van a la escuela. Aún así no suele suceder”, dice.
Comenta que en su estadía justo se dio un reclamo docente importante. Estaban evaluando llevar adelante un paro. “Consideraban que durante la pandemia habían trabajado un montón, casi tanto como el personal de salud”, nos cuenta la docente. “En Finlandia, el Jardín, por ejemplo, solo estuvo cerrado tres semanas, y la secundaria fue la más restringida, con 3 meses, pero todo se sostuvo en forma online. Fue de los países pioneros en dejar las escuelas abiertas”.
La discusión se daba porque el sindicato docente consideraba que aún con el tiempo que pasó -más de un año desde que retomaron las clases normalmente- no fueron “justamente reconocidos a nivel económico”. Ese fue el conflicto que los llevaba a pensar en la posibilidad de un paro. ¿En qué terminó todo? Al final no llegaron al paro y siguieron conversando en búsqueda de una solución.

Sin notas ni evaluaciones

En Finlandia la escolaridad es obligatoria a partir de los 7 años, mientras tanto se busca que en la infancia se pase el mayor tiempo en familia. “Ya en la escuela primaria, no repiten ni les ponen notas en las evaluaciones”, cuenta la docente argentina. Algo que sorprende en nuestro modelo educativo. “Lo que se busca es trabajar mucho en la individualidad de cada alumno para ir reforzando sus puntos débiles”, dice. Se apunta a reforzar el proceso de aprendizaje.

Ni peleas ni timbres

En sus días dentro de las escuelas, también se sorprendió para bien con la armonía que se vive en los espacios de enseñanza. “Nadie pelea, no se grita, no hay timbre para terminar el recreo. Hay relojes por todos lados para que sepan cuándo tienen que entrar”, describe. “El docente no va a buscar al alumno, procuran que sea al revés, y funciona. Se estimula mucho la autorregulación”.
La docente menciona que todas las paredes de los colegios tienen carteles con indicaciones que incentivan a la toma de decisión autónoma de chicos y jóvenes. “Se fomenta que vayan aprendiendo a decidir qué es lo mejor para ellos”.
Ya a partir de los 14, al ingresar a la secundaria, esta búsqueda de autorregulación se intensifica. “Ellos dicen que dejan de ser alumnos para ser estudiantes y tienen que pasar a decidir más sobre su estudio. Las materias las van eligiendo cada uno para sumar cierta cantidad de puntos necesarios para recibirse”, explica Vizio. Luego al empezar la universidad se evalúa no solo el examen de ingreso, sino también el resultado de todas sus notas en la secundaria.
Paula Vizio participó de una charla en una universidad finlandesa sobre el futuro de la educación luego de la pandemia; el eje fue el uso de las nuevas tecnologías

Paula Vizio participó de una charla en una universidad finlandesa sobre el futuro de la educación luego de la pandemia; el eje fue el uso de las nuevas tecnologías  - Créditos: Gentileza Paula Vizio

El valor de los oficios

Y en la universidad no se busca que todos tengan un título profesional, sino también se estimulan mucho los oficios, que consideran igual de útiles para la sociedad”, aclara Paula. “También tienen facilidades en sus trabajos porque entienden que están en una edad para estudiar, como así también los ayudan desde el estado para alquilar y que ya a los 18 se puedan ir de sus casas”.
Esa búsqueda de independencia e individualidad comienza de muy chicos. Todos van a la escuela más cercana, así pueden llegar caminando solos desde los 7 años. También inculcan mucho la economía familiar, como manejarse solos en la casa desde esa edad, porque sus padres están trabajando”, detalla Vizio.
Todo suena muy lindo. ¿Pero qué podría aplicarse acá? “Lo primero sería mejorar la formación docente”, propone Paula: “Ellos actualizan los programas cada 4 años, acá intentamos aplicar uno nuevo y volvimos al anterior”.
Respecto de la autonomía de los chicos también cree que hay margen para desarrollarla más y, de ese modo, potenciarlos desde el colegio.
¿Son celosos a la hora de brindar información sobre sus políticas educativas?, le preguntamos a Paula. “Para nada. Ellos dan información educativa, te brindan todo. Entienden que compartiendo la información, ellos también crecen. Ahora solo está en nosotros ver qué podemos aprender”.

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