Deco: de un departamento de soltera a uno de pareja

Vivir solo representa una sola regla: no hay reglas. Uno hace lo que quiere y ambienta el espacio a su gusto y piacere.

Para el espacio de un soltero podemos pensar en espacios más reducidos, de líneas simples y equipamiento funcional minimalista. En estos casos, dado el poco espacio, la decoración se reduce a una estética básica en donde prime la la funcionalidad sin descuidar el estilo. La simpleza de los materiales gana por su riqueza y los colores se adaptan a la cantidad de luz disponible, predominando los claros en aquellos espacios reducidos. En un mono-ambiente, por citar un ejemplo, la cama acompañada por sus mesas de luz y una consola para colocar un plasma se convierten en elementos preponderantes. Si el sector destinado a la comida también es reducido, podremos adaptarlo correctamente utilizando una mesa de comedor circular y sillas de pequeño tamaño. Las bibliotecas se convierten en socios estratégicos de quien vive sólo, ya que permiten dividir espacios generando diferentes ambientes.

Con el paso del tiempo y la incorporación de una pareja nos vemos en la necesidad de incrementar, como primer paso el espacio físico. De un mono-ambiente pasamos entonces a un dos ambientes y nos encontramos con los primeros desafíos: re-distribuir el mobiliario existente, ampliar el equipamiento interior en función de la pareja y, fundamental, lidiar y conciliar con los gustos de ambos integrantes. La situación se puede ver agravada cuando cada uno de los integrantes de la pareja ya ha tenido oportunidad de tener su propio espacio. Ese lugar en el que cada uno ha seleccionado, comprado y dispuesto los elementos que más lo representan. Entonces comienza un proceso de negociación entre aquello que perdura, aquello que debe irse o bien el acuerdo de elegir nuevos elementos, pero esta vez en conjunto.

El dormitorio se transformará en una de las habitaciones primordiales de la casa, donde tienen que coexistir funcionalidad, confort, gusto y diseño. Será necesario pensar en respaldos de cama cómodos y estéticos, que combinen materiales más sofisticados como laca y madera con textiles sutiles y elegantes como la pana, las gamuzas sintéticas o los linos. Mesas de luz, consolas, espejos, lámparas de diversos estilos, e inclusive, el blanco de cama, determinarán un estilo particular para cada pareja.

El living-comedor también cobrará importancia por ser otro ámbito de la casa donde se comparten diversos momentos. La mesa ya podrá pensarse en una tipología rectangular de mayor tamaño e incorporar silloncitos como cabecera de mesa. Si bien es probable que todavía el espacio físico sea algo reducido, no podemos dejar de pensar en un sofá cómodo con almohadones decorativos, y en un mueble de diseño pensado especialmente para contener la tecnología sin perder el estilo.

Es importante identificar en primera instancia cuáles son los elementos que cada uno desea conservar o adquirir, qué mobiliario resulta indispensable para los integrantes de la pareja. En ocasiones es el hombre el que prefiere elegir el sofá, debido a que para él el confort y calidez de este mobiliario resulta crucial. Sin embargo no siempre es así, no existen verdades absolutas en este proceso.

Comienzan las negociaciones de la pareja, donde cada uno buscará defender su estilo pero siempre poniendo en primer plano el disfrute de los espacios.