Ni piletas ni jacuzzis: la tendencia perfecta para convertir patios chicos en un pequeño oasis

La facilidad de instalación es uno de sus puntos más fuertes. La mayoría de los modelos incluye bomba de inflado, sistema de filtrado y unidad de control integrada. El proceso suele ser sencillo: se infla la estructura, se llena con manguera y se programa la temperatura deseada. Si bien una sola persona puede hacerlo, las unidades de control pueden resultar pesadas, por lo que contar con ayuda hace todo más práctico.

En cuanto al espacio, un patio de aproximadamente 40 metros cuadrados resulta ideal, aunque existen modelos pensados especialmente para balcones amplios o terrazas. La clave está en contar con una superficie nivelada y resistente.

Aunque no existe una enorme variedad de marcas, sí hay diferencias importantes entre modelos. Al momento de elegir, estos son los aspectos que más pesan:

• Diseño y materiales: resistencia exterior, terminaciones y calidad del revestimiento.

• Montaje: claridad de las instrucciones y facilidad real para armarlo y desarmarlo.

• Control y ajustes: temperatura, intensidad de burbujas y opciones de personalización.

• Función jacuzzi: potencia de los jets, distribución de las salidas de aire y tipo de masaje.

• Accesorios: cubierta térmica, tapiz base, filtros de repuesto y kits de mantenimiento.

• Consumo energético: un punto clave, ya que mantener el agua caliente y el sistema de depuración activo puede impactar en la factura de luz.

En pruebas realizadas con modelos para cuatro personas —los más buscados— se detectó un aumento del consumo eléctrico de hasta 180 kWh en pocos días, especialmente cuando se utiliza la calefacción y la filtración de forma continua.