Nicki Nicole en el Movistar: el momento en que se tentó con un fan y tuvo que irse

De sentado. Quizá una de las sorpresas más grandes fue que, al llegar al estadio, la puesta en escena implicaba que los fanáticos estarían sentados en el campo y eso marcó muchísimo el mood del recital. Más íntimo, melódico y en el que la propuesta visual del show era tan importante como la artista, fueron estos pequeños grandes detalles lo que daba la sensación de estar viendo un recital internacional (en los que, el campo en donde se hace pogo, suceden más en festivales y en algunos shows contados).

Puesta en escena. Jugando con la figura del triángulo -elemendo clave de su disco, Alma-, en el escenario había tres pantallas y pequeñas plataformas en donde tanto Nicki como los músicos iban apareciendo. Con una coordinación lumínica que buscaba ir marcando el tempo de cada una de sus melodías, el escenario era también el lugar para que un grupo de bailarines performe con una propuesta más actoral que de background (muy similar a lo que vivimos con Jackson Wang). Es decir, creando personajes que reaccionaban a las diferentes canciones interpretadas por la cantante, las coreografías tenían más de actuación que de baile.

Los outfits de Nicki. Vestida absolutamente de blanco y con una base en donde unas botas altas, unas ciclistas y un top, fue a partir de esto que la cantante cambió de outfits agregando elementos para ir marcando los diferentes capítulos de su recital. Chalecos oversize, pantalones cargo, campera de peluche y hasta anteojos de sol, los detalles fueron millones y cada cambio construía su propia narrativa.

La playlist. Planificado para arrancar a las 9 de la noche, el show empezó unos minutos más tarde y terminó apenas pasadas las 11. Con una playlist que recorrió tanto Alma como muchísimos de sus grandes éxitos, pudimos disfrutar de 25 canciones en las que se combinaban desde distintos estilos (hubo músicos con guitarras, percusión y hasta violinistas), así como seguir dándole espacio a sus canciones collabs: en las pantallas gigantes aparecieron Duki, Trueno, Young Miko, Rels B; pero quizá los momentos más épicos fueron cuando Emilia se sumó al escenario para Intoxicado y Milo J para Dispara.

Nicki Nicole en lo más alto. Lejos de la imagen de mujer seria y mega tranquila, en sus performances Nicki saca su costado más lúdico y energético. El Movistar Arena no fue la excepción: riéndose a carcajadas, hablando de sus pequeños errores al olvidarse una barra, agradeciendo al público por el amor recibido y por permitirle cumplir sus sueños, totalmente emocionada (hasta las lágrimas) al hablar de sus fanáticos argentinos, la cantante no dejó de contagiar esa felicidad y cariño que se vive a flor de piel en su fandom. 

Con una voz absolutamente única y un talento que no necesita ningún tipo de explicación, Nicki Nicole es una de las artistas femeninas argentinas que no solo demostró permitirse crecer en su propia carrera y construir un show de talla internacional, sino que además lo hizo sin perder la conexión mágica con su público y hacernos sentir -a cada uno de los que estábamos ahí sentados- que éramos parte fundamental de ese show que estábamos viendo.