Furiosa: el director cuenta los secretos de la nueva película de Anya Taylor-Joy

Al final, la pantalla grande pudo más que la medicina, y después de debutar tras las cámaras con la primera entrega de Mad Max en 1979, no hubo vuelta atrás para este cineasta, que no duda en volver al yermo apocalíptico cada vez que le surge una nueva idea. Miller se adelantó a su tiempo con esta cruda y devastadora visión de un futuro no muy lejano donde los recursos escasean y abunda la anarquía; 45 años después de aquella primera aventura nos trae Furiosa: de la saga Mad Max, protagonizada por Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth, y pudimos entrevistarlo para que nos cuente todos los detalles en primera persona.  

 

En esta oportunidad, Anya se pone en la piel de una joven Furiosa –papel que ya interpretó Charlize Theron en la entrega anterior– para contar los orígenes de esta guerrera en medio del apocalipsis. Mientras el mundo se cae a pedazos, la chica es arrebatada de su familia, del Lugar Verde de Muchas Madres, y termina en manos de una horda de motociclistas liderados por el señor de la guerra Dementus (Hemsworth), un enemigo acérrimo de The Immortan Joe. Navegando por el yermo se cruzan con la Ciudadela presidida por el tirano, desatando una luchan por el dominio de los recursos. Por su parte, Furiosa debe sobrevivir a muchas pruebas y encontrar la manera de volver a casa con los suyos.

Las historias de ciencia ficción, sobre todo las post-apocalípticas, siempre dejan lugar para añadir alegorías y reflexiones sobre el mundo real. ¿Qué tipo de mensaje te gustaría sumar con Furiosa: de la saga Mad Max?

Creo que no debería influir en la gente que vaya a ver la película. Todos nos involucramos con diferentes historias de acuerdo con nuestra propia visión del mundo, y creo que todas las cintas que hago, de una u otra manera, son alegóricas, tienen otras resonancias. Incluso un gran documental tiene elementos alegóricos, en otras palabras, parte de lo específico a lo universal, y creo que eso también lo obtenemos de todos los cuentos de hadas y tradiciones culturales contadas a través del tiempo.

Mi esperanza es que, cuando vean esta película, todas esas resonancias estén ahí. Ese es uno de los grandes atractivos para mí, volver a este a este mundo que, si bien está ambientado en un futuro distópico, en realidad trata de encontrar las resonancias que vemos en el mundo actual que nos rodea. Después de todo, vivimos en el presente y tratamos de interpretar lo que vemos y sentimos a nuestro alrededor de acuerdo con lo que entendemos del mundo, y creo que ese es uno de los propósitos del relato, participar en esa reflexión. Hay cosas en esta película que tienen un significado para mí, pero espero que las personas recojan algunas de esas cosas y saquen sus propias conclusiones.

Es curioso que tu primer largometraje se haya convertido en el trabajo de tu vida. ¿Cómo te sentís al respecto?

Para ser completamente honesto, le debo mucho. Mad Max fue la película más difícil que tuve que hacer porque era la primera vez que estaba en un set de filmación. Realmente no sabía lo que estaba haciendo. Tenía suficiente material para que la película terminara siendo coherente y funcionó, pero jamás pensé que haría otra, y mucho menos otra Mad Max. La película tuvo mucho éxito y entendí que había algo más para contar. Max era un arquetipo y comencé a descubrir por qué, tratando de entender la narración; no solo cómo contar estas historias, sino por qué las contamos, por qué son intrínsecas a la experiencia humana. Y mi curiosidad sigue intacta.

Siento que puedo volver al universo de Mad Max cuando encuentro una historia interesante para contar. El avance de la tecnología digital también ayuda, ya que nos permite materializar cosas que no podíamos hacer en las décadas del setenta y el ochenta. Y no solo técnicamente, sino en términos de seguridad, al punto de que los actores pueden hacer sus propias acrobacias. Además de filmar en el desierto sin demorarnos demasiado.

Esto nos permitió hacer Mad Max: Furia en el camino, donde tuvimos que profundizar en la historia de este mundo porque era una película contada durante tres días y dos noches. Teníamos que retomar la exposición y cada elemento de este universo, no solo los personajes, también los vehículos, el lenguaje, el comportamiento, los gestos… Antes de empezar a filmar escribimos una ‘biblia’ con todos estos detalles, incluyendo la historia de Furiosa y los 18 años previos a los acontecimientos de Furia en el camino. Y así es como sigo después de todos estos años.

¿Cuál es tu proceso al momento de crear un villano como Dementus, interpretado por Chris Hemsworth, y su clan?

Es algo interesante, simplemente sucedió de forma natural. La historia de Mad Max se sitúa, al menos en estas versiones actuales, en el centro del continente australiano; un lugar de aislamiento, unos 45 o 50 años después del colapso de la sociedad y todas las instituciones que tenemos: no hay más policía, no hay más hospitales, no hay más sistema judicial, no hay más políticos… La gente se retiró hacia el centro, alejada de los conflictos, por motivos de supervivencia. El aislamiento es un medio de supervivencia, y en este mundo se desarrolla una nueva ecología humana.

La historia, el lenguaje, el comportamiento y todo lo que vemos en la película, cada detalle de la utilería, cada vehículo, está hecho de objetos encontrados y reutilizados; no hay nada nuevo que se haya fabricado en este lugar. Lo mismo ocurre con el lenguaje. No podemos tener un lenguaje contemporáneo o las malas palabras habituales que escuchamos en la vida cotidiana. Es una especie de lenguaje híbrido.

Furiosa: de la saga Mad Max llega a las salas de cine este jueves 23 de mayo.