Envidiosa: cómo afecta a la pareja cuando uno quiere mostrarse en redes y el otro no

Para Vicky, la ausencia de una foto juntos en Instagram no es un simple detalle, es un signo que interpreta como falta de lugar en la vida de Matías. La necesidad de aparecer no está ligada a la exposición por sí misma, sino a la confirmación simbólica de un vínculo que para ella también se juega en lo visible. Matías, en cambio, directamente no usa redes. No se mueve en ese registro, no lo necesita y no lo vive como un espacio relevante. Su modo de querer se expresa a través de la cercanía cotidiana, en gestos que no dependen de la mirada de alguien más.

Sin embargo, a pesar de su desinterés genuino por el mundo de la exposición, es interesante cómo Matías se vincula con la sensibilidad de Vicky cuando ella se lo plantea con angustia: no la ridiculiza, ni la trata de exagerada, ni intenta corregirla para que encaje en su propio estilo. La escucha sin invalidarla y reconoce que su forma de experimentar el amor es distinta, pero igualmente legítima: la ayuda a comprender que no hay un único modo posible de demostrar amor y que el modo de él es otro.

Entonces, lo que para una persona puede ser una señal de pertenencia, para otra puede significar una exposición innecesaria. La ausencia de una foto puede vivirse como un escondite o como un modo de cuidar algo valioso. Nada de esto se resuelve con una regla general, porque lo importante no es decidir “qué está bien”, sino entender qué significa ese gesto para el otro.

En el consultorio escuché muchas veces esta diferencia. Parejas en las que ninguno usaba redes, pero aun así uno de los dos entendía que para el otro la visibilidad tenía un valor simbólico y encontraba alguna forma de acompañarlo. Y también lo contrario: parejas en las que uno era muy activo en redes y, aun así, podía reconocer que del otro lado había pudor o necesidad de resguardo. No se trata de blanco o negro, sino de encontrar un gris que funcione para ambos. Un acuerdo posible donde cada uno cede un poco para cuidar el vínculo.

La discusión nunca es sobre Instagram, sino sobre cómo cada integrante interpreta el lugar que ocupa en la vida del otro. A veces se activan miedos al abandono, necesidad de reconocimiento o pudor frente a lo público. Las redes no crean estos movimientos, pero los vuelven visibles. Funcionan como una superficie donde se proyectan inseguridades, expectativas y diferencias que ya estaban allí.

Envidiosa deja ver algo esencial: el desacuerdo no necesariamente amenaza al vínculo. Hay parejas que se organizan en la coincidencia y otras que se sostienen en la diferencia. Lo importante es alojar esas sensibilidades sin exigir simetría. Vicky y Matías no sienten lo mismo respecto de lo público, pero encuentran un modo de estar juntos sin anular lo que al otro le pasa.

En un mundo donde casi todo podría mostrarse, no toda escena necesita volverse pública para ser real. Y, al mismo tiempo, para algunas personas la visibilidad es una forma válida de sentirse parte. Cada pareja deberá leer su propio deseo sin recetas universales ni coincidencias forzadas. La discusión nunca es por una foto: es por la manera en que queremos y necesitamos ser vistos por quien amamos.

Por Ornella Benedetti, psicoanalista, cofundadora de RedPsi, coautora de Imperfectos y Verdades no dichas. @orne_psi @redpsi. Gentileza para OHLALÁ!