La ambivalencia del deseo de maternar: qué revela Envidiosa sobre la relación con la madre

 

Muchas mujeres desean ser madres para recrear un vínculo cálido que recuerdan; otras para repararlo; algunas temen repetir lo que las lastimó. Y están quienes directamente no sienten un deseo propio, sino un conflicto entre lo que quieren y lo que la sociedad espera. “El deseo de maternar no es universal ni estable. Puede ser tenue, tardío, fluctuante o inexistente, y todas esas formas son válidas”, enfatiza Zecler.

La ambivalencia de Vicky, la protagonista, deja ver parte de esa herencia emocional: el miedo a perder libertad, el temor a convertirse en una versión de sí misma que no quiere, la duda sobre su capacidad de sostener a otro. El personaje de su hermana funciona como un espejo incómodo: incluso quienes sí desean ser madres pueden atravesar una crisis profunda cuando la realidad no coincide con la fantasía. Su angustia y sensación de despersonalización activan en Vicky la pregunta central: ¿realmente quiere vivir algo así?

Para Zecler, este contraste es clave porque “rompe el mito de que la maternidad es pura plenitud”. La psicóloga señala que muchas mujeres experimentan lo que describe como “un desfasaje entre lo que imaginaron y lo que sucede en el cuerpo, en la pareja, en el tiempo personal”. Y agrega: “cuando no se habla de ese desfasaje, aparece la culpa”.

 

En ese sentido, uno de los aportes más valiosos de Envidiosa es mostrar que el deseo de maternar no debería ser ni mandato ni rechazo impulsivo, sino una construcción subjetiva que requiere revisar la propia historia. “Mirar la relación con la madre no es para repetirla ni para negarla, sino para entender cómo moldeó nuestra idea interna de lo que significa maternar”, explica Zecler.

La tercera temporada también profundiza el vínculo entre Vicky y Fernanda, su psicóloga, quien la acompaña a transitar la duda sin juzgarla. Ese espacio habilita un pensamiento más libre, menos capturado por la culpa o por la idea de que hay una única forma correcta de desear. “El análisis permite humanizar la crisis y desdramatizar la pregunta por la maternidad”, afirma Zecler. “No se trata de llegar rápido a una decisión, sino de entender desde dónde se decide”.

Envidiosa pone en escena algo fundamental: hablar de maternidad también es hablar de salud mental, de vínculos, de deseo, de libertad y de identidad. Y, sobre todo, de la posibilidad de que cada mujer piense su propio camino sin la exigencia de responder a un ideal.