Nadie quiere esto: a qué hora estrena la serie éxito de Netflix

La última vez que vimos a Joanne (Bell) y Noah (Brody), ambos habían decidido dejar atrás las dudas y apostar por el amor, pese a las diferencias que los separaban. Ella, aún escéptica y con un pie en el caos emocional; él, un rabino poco convencional, tan apasionado como obstinado. Su conexión desafió prejuicios, familias y tradiciones, pero ahora el desafío es otro: sostener lo que crearon.

En esta segunda temporada —que estrena el 23 de octubre a las 4 AM (hora Argentina)— la pareja regresa más comprometida que nunca, decidida a unir sus vidas y sus mundos, aunque la convivencia revele nuevas grietas. Sus círculos cercanos también tendrán que adaptarse: Morgan (Justine Lupe), la hermana de Joanne, sigue aprendiendo a sanar sus propias heridas, mientras Sasha (Timothy Simons) y Esther (Jackie Tohn), el hermano y la cuñada de Noah, aportan las dosis justas de humor y caos.
Con la misma sensibilidad que conquistó en su debut, la nueva entrega de Nadie quiere esto explora qué pasa después del “sí”. Porque enamorarse puede ser un accidente, pero permanecer juntos, una decisión diaria.

En esta nueva temporada, Timothy Simons y Jackie Tohn profundizan en la relación de Sasha y Esther, una pareja que intenta redescubrirse en medio del agotamiento, la rutina y las dudas sobre el futuro. Los actores nos contaron cómo vivieron este nuevo arco narrativo, que muestra la fragilidad de los vínculos desde un costado poco habitual en televisión: el del hombre que quiere volver a empezar y la mujer que se pregunta si aún quiere seguir ahí.

En la segunda temporada, sus personajes enfrentan una conversación muy común en parejas en crisis: la de “¿y si tenemos otro hijo?”. ¿Qué representa eso para cada uno?

Timothy Simons: Creo que para Sasha tiene que ver con la idea de volver al inicio, cuando todo era nuevo y descubríamos cosas juntos, cuando empezábamos nuestra familia y el mundo parecía estar por delante. Quizás no lo piense de manera tan consciente, pero asocia esa etapa con un momento de felicidad. Piensa: “Esther era feliz cuando nació nuestra hija Miriam. Si lo hacemos otra vez, ella volverá a ser feliz”.

Jackie Tohn: Me encanta este arco porque suele mostrarse lo contrario: que es la mujer la que quiere otro bebé. Acá pasa al revés. Es el padre quien impulsa esa idea, y la madre quien dice: “Estamos casi libres. No volvamos a atarnos de nuevo”. Ella coquetea con la idea, tal vez para sentirse más cerca de él o más segura en sus decisiones, pero en realidad está en plena crisis interna. Todo lo que hace esta temporada tiene que ver con eso: con cuestionarse todo lo que creía resuelto.

Algo que destaca de su relación es que la crisis no nace por falta de amor. Se aman, pero están desconectados. ¿Qué los llevó a ese punto?

Timothy Simons: Creo que todo viene de su historia. Se conocieron en la secundaria, se casaron porque ella quedó embarazada, y la verdad es que hoy son personas completamente distintas. Surge entonces esa pregunta incómoda: si se conocieran hoy, ¿se elegirían de nuevo? La serie juega con eso: con la tensión entre lo que fuiste, lo que sos y lo que compartiste.

Jackie Tohn: Totalmente. Esther siente algo que muchos no saben cómo explicar: ama a su pareja, tiene una familia hermosa, pero se siente atrapada en un papel. Hace todo lo que se espera de ella —ser la esposa correcta, la madre correcta, la nuera correcta— sin detenerse a pensar si eso la representa. Y llega un punto en el que se da cuenta de que necesita moverse, volar un poco, aunque duela. No creo que esté todo terminado entre ellos, pero sí que está buscando otra versión de sí misma.

En esta temporada, Justine Lupe vuelve como Morgan, la hermana de Joanne, un personaje que equilibra la ironía y la vulnerabilidad en partes iguales. En los nuevos episodios, Morgan atraviesa un proceso de autodescubrimiento y cuestionamiento que la obliga a mirarse sin disfraces: ya no se trata de buscar amor afuera, sino de entender por qué se siente tan perdida adentro. Lla actriz habló sobre ese recorrido emocional, la relación con su madre y la importancia de escucharse incluso cuando cuesta hacerlo.

En los primeros episodios, Morgan dice: “Quiero lo que mi hermana tiene”. ¿Qué creés que realmente significa eso para ella?

Justine Lupe: Creo que esa frase resume una historia de amor entre hermanas. Morgan y Joanne son increíblemente codependientes, y ahora que una de ellas encontró una relación sólida, la otra se queda preguntándose dónde está parada. Morgan está divorciada, cerca de los cuarenta, sin pareja, y de repente siente que su gran compañera está en otro lugar, viviendo algo que ella no tiene. Esa comparación la lleva a una especie de crisis: no tanto porque quiera exactamente lo que su hermana tiene, sino porque quiere sentirse segura, acompañada, estable. Quiere dejar de sentirse sola. Pero en esa búsqueda termina aferrándose a algo que no es real, a una ilusión. Se convence de que eso es amor cuando en realidad es miedo a estar sola.

Sin spoilers, hay una escena muy emotiva hacia el final entre Morgan y su mamá. ¿Por qué fue tan importante para ella escuchar lo que su madre le dice en ese momento?

Justine Lupe: La mamá de Morgan siempre fue un espíritu libre, medio caótica, divertida, pero no alguien que uno asocie con la seriedad o la contención. Entonces, cuando aparece en ese momento crucial, y le habla con una honestidad brutal, es casi desconcertante. Le dice: “Escuchame, esto no es lo que necesitás. No repitas mis errores”. Y eso, viniendo de ella, tiene un peso enorme. Es la primera vez que Morgan la ve con autoridad emocional, como alguien que quiere ayudarla de verdad. Y ese cambio de rol —la madre que por fin se hace cargo, la hija que por fin escucha— es profundamente sanador para ambas. Fue una de las escenas más lindas de filmar, porque muestra que a veces la ayuda viene de quien menos esperás.