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Deco: convirtió un clásico departamento de San Telmo en su hogar y espacio de trabajo

Un departamento en San Telmo fue el refugio que la artista Vero Escalante encontró en plena pandemia, donde el universo gráfico y arty se combina con objetos de todas las épocas para crear un espacio único.


Deco con sello propio.

Deco con sello propio. - Créditos: Inés Tanoira.



Verónica Escalante se mudó en plena pandemia, en total clandestinidad. Entró a un departamento que necesitaba pintura y más de un arreglo y, para sumarle vértigo, la mudanza incluyó un cambio de barrio y el inicio de una convivencia. Dos años más tarde, para la ilustradora no hay duda de que lo suyo fue un acierto.

Con techos de más de tres metros de altura, molduras y pisos de pinotea (clásico de un edificio de principios del siglo pasado), el departamento de la calle Chile es el lugar ideal para  la ilustradora y su pareja, que es diseñador. En la casa dialogan sus propias obras con las de otros colegas y amigos, además de los muebles y objetos de diseño que recolectaron a lo largo de los años. Las flores (@herederadelsol), las plantas y Kiwi, un galgo que se adueñó de la casa, completan el cuadro en este departamento que tiene toda la bohemia de San Telmo. 

El estudio como centro

A diferencia del esquema típico en el que el living y el comedor ocupan el espacio central en la casa, en lo de Vero el protagonista es el estudio que comparte con su pareja. “Hasta hace un tiempo este ambiente no existía: había dos estudios separados por una pared de durlok y cada uno tenía su lugar de trabajo. Después nos pareció que era más lindo volver a su forma original y aprovechar ese ambiente bien amplio que además se conecta con el living”, cuenta. La decisión de amoblar ese estudio con una mesa de trabajo grande y pensarla en una continuidad con el living se ve en el diálogo que tienen las obras y la paleta de color de ambos ambientes. Además, aprovecha la luminosidad y calidez del sector. El resultado es un espacio de trabajo que, contrario a la lógica, es parte del área social de la casa. 

Eclecticismo espontáneo

“Mi relación con los muebles es de acumuladora. No compro cosas que necesito, sino porque me gustan. Después veo para qué las uso”, confiesa la dueña de casa, que, además de diseñadora e ilustradora, es directora de arte. De ese criterio de compra surge la combinación ecléctica que se ve en el living y en el resto de la casa: algunos diseños modernos, otros contemporáneos y algunos antiguos.  
Un sillón de pana, una mesa de acrílico modernista, una alfombra de los años 80 y una silla Bertoia se combinan con gracia en un living que se completa con la pared rosa y una biblioteca llena de libros de diseño y objetos únicos. “En un lugar como este todos los muebles se ven chicos, de ahí la decisión de pintar la pared del mismo color que el sillón, para que tuviera más presencia”, explica Vero. El desafío de los techos altos y paredes enormes lo resolvieron con la cantidad de obras e ilustraciones que tenían.  

Repensar el espacio

La amplia recepción funciona como comedor y conecta el living, el estudio, el cuarto y el pasillo que conduce al baño y la cocina. Una clásica mesa Tulip se combinó con unas sillas réplica de las Panton, que Vero compró de segunda mano. “Las encontré usadas y pedían nada, así que me las llevé. Yo obviamente sabía que eran una copia trucha porque además tienen detalles que enseguida notás, como los soportes del respaldo, pero me gustaban igual”, cuenta. El juego de cerámica, los individuales y el florero de cristal son de Sach, su hallazgo en el barrio, y el arreglo es uno de los que le llevan semanalmente (Heredera del Sol).  

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