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Predicciones: estos son los 3 hitos astrológicos más importantes de agosto


Los tres eventos astrológicos del mes de agosto.

Los tres eventos astrológicos del mes de agosto. - Créditos: Valentina Bussi



1. Plutón cuadratura Nodos

Plutón es el planeta más alejado de la Tierra, el que más lentamente circula y, por lo tanto, el más general de los llamados “transpersonales”. Esto quiere decir que establece el clima de una época y aporta en gran medida al sentir general.

Por supuesto, sus tránsitos y los contactos que establece también nos tocan de manera individual. Su potencia es indiscutida y su capacidad transformadora puede mover cielo y tierra para generar los cambios necesarios y transmutar energía estancada y caduca.

Los nodos lunares, por su parte, no son cuerpos sino puntos matemáticos en la intersección entre el camino lunar y el terrestre. Es decir que no emiten energía como sí lo hacen los astros, pero son lugares extremadamente sensibles y receptivos. ¿Qué nos indican? Un camino de evolución: en la carta de cada uno, será la evolución personal; cuando los observamos en tránsito como ahora, la evolución colectiva que necesitamos experimentar como conjunto humano.

Cuando Plutón y este eje nodal se conectan, se produce un fenómeno muy fuerte. Y eso sucede en forma de cuadratura, que se perfecciona el 3 de agosto, pero su vigencia es de larga data. Está especialmente vigente desde que los Nodos ingresaron en el eje de Aries y Libra y en particular desde el 23 de julio. Por la escasa velocidad con la que transitan los Nodos y Plutón, este contacto va a seguir establecido hasta noviembre.

Tenemos, por un lado, al planeta de la transmutación retrogradando en Capricornio, donde pronto cumplirá un ciclo comenzado en 2008 que nos llevó a cuestionar las estructuras y las bases que sostienen la sociedad en que vivimos y sus códigos. Por otro, al Nodo Sur (de dónde partir hacia la evolución) en el signo de Libra, y al Nodo Norte (hacia dónde proyectarnos) en Aries: salir de la incertidumbre y el vaivén de la duda para escuchar el llamado de nuestra independencia y fortaleza individual. 

Estas dos fuerzas están en cuadratura, es decir, tensión o resistencia, por lo que se da algo muy interesante: por un lado, la conciencia de que estamos viviendo los últimos momentos en que podemos interiorizarnos en temas capricornianos como conjunto, antes de pasar a una etapa acuariana mucho más libre e innovadora, y la noción de que es nuestro deber completar este ciclo a la manera Capri, es decir, como corresponde. Por otro lado, las ganas de seguir el propio instinto de autonomía y atrevernos a empezar con lo nuevo ya mismo. Es ese tironcito el que cada una sentirá en su fuero íntimo y al que responderá según sus posibilidades.

Como en este contacto están involucrados los elementos de tierra (Plutón en Capricornio), fuego (Nodo Norte en Aries) y aire (Nodo Sur en Libra), casi todos los signos van a sentir su repercusión. Va a ser especialmente fuerte para los tres mencionados y para Cáncer, el opuesto de Capricornio, que complementa esa figura triangular en el cielo. 

Sol oposición Saturno

Acá se conjuga uno de los planetas más personales que existen, la luminaria, el Sol, con un planeta que no es transpersonal pero sí social: Saturno pasa aproximadamente dos años y medio en cada signo, por lo que caracteriza a una generación de nativos.

La oposición del Sol a Saturno se da una vez por año, cuando se encuentra en el otro extremo del zodíaco. Como Saturno está en Piscis desde marzo, esto va a suceder cuando el Sol esté en Virgo, más precisamente en 03° 50’, el 27 de agosto.

En la energía pisciana, Saturno no se siente para nada cómodo. Es el planeta de la responsabilidad, la estructura, la disciplina y los límites, y le toca ponerse el traje del último de los signos: el que disuelve, desdibuja, borronea, reúne e imita un movimiento oceánico: abarcativo, impredecible e integrador.

Después de su paso por el expresivo y creativo signo de Leo, al Sol le toca experimentar el modo virginiano: juntar las copas de la fiesta, hacer orden, poner organización, raciocinio y mesura para preparar el terreno para la temporada de Libra, que no podría encontrar jamás el equilibrio sin esta acción virginiana previa de depuración. Apenas comenzada esa tarea de “sentar cabeza” que emprende el Sol, se encuentra con un Saturno caótico en el otro extremo, intentando enjaular el mar.

Sin embargo, esta conversación entre planetas y signos tan diferentes es muy estimulante, porque nos desafía a pensar de qué manera podemos estructurar nuestra rutina cotidiana sin que eso signifique anular nuestro caudal emocional, intuitivo y empático, que son las virtudes de Piscis. 

Es probable que durante este momento (y los cuatro días anteriores y posteriores) sintamos dónde estuvimos reprimiendo nuestros sentimientos y cómo podemos, en cambio, bajarlos a la tierra e incorporarlos a nuestro día a día. Va a haber, también, interesantes revelaciones de nuestro inconsciente en forma de sueños extraños y cargados de simbolismo, actos fallidos, corazonadas y entendimientos o insights súbitos.

Los signos que se van a sentir más interpelados son Virgo y Piscis, pero también Géminis y Sagitario. Con mayor naturalidad lo van a transitar Tauro, Cáncer, Escorpio y Capricornio. Para Aries, Leo, Libra y Acuario la experiencia va a tener una intensidad menor.

Venus conjunción Lilith

Y llegamos al más privado, íntimo y conmovedor de los tres eventos, porque involucra a dos protagonistas que nos hablan del deseo: Venus, el planeta del amor, el placer y la seducción receptiva, ese astro benéfico que nos conecta con nuestro cuerpo y su disfrute y que nos hace atraer y saber qué nos atrae, y Lilith, la Luna negra, el punto en que la Luna está más lejos de la Tierra. Su nombre se basa en aquella primera esposa de Adán, la rebelde que fue expulsada del paraíso por expresar lo inexpresable. En Astrología, lo inexpresable que simboliza Lilith es nuestro deseo en su versión más libre y visceral (y muchas veces reprimido y negado hasta por nosotras mismas), esa naturaleza indómita que busca anteponerse a todo lo demás y ejercer su poder.

 

Es decir que tenemos las dos dimensiones de la pulsión placentera: la física, corporal y material, representada por Venus (que es equilibrada y seductora) y la salvaje, profundamente genuina y poderosa que es Lilith (a quien no le interesa agradar ni seducir a nadie sino ser y hacer a su antojo). La conjunción de estas dos diosas se va a dar el 7 de agosto en Leo, a los 23°, y va a ser un cóctel explosivo.

Recordemos que Venus viene en un viaje retrógrado que nos está llevando a replantearnos diferentes asuntos: nuestra relación con nuestro cuerpo, nuestros vínculos y la manera en que los transitamos, nuestro abordaje del bienestar, nuestro permiso para sentir placer, para disfrutar de los sentidos y hasta para generar dinero. Todas estas cuestiones bien venusinas hablan de nuestra vivencia del mundo material, y evidentemente hay algo de energía leonina que inyectarle porque es ahí donde Venus se detuvo sobre sus pasos y se puso a pensar. 

Bien: al encontrarse con Lilith en el mismo signo y grado, le suma una ficha faltante a su revisión. Algo mucho más inconsciente, orgánico, visceral, primigenio y nacido de todas nuestras vivencias de frustración respecto de nuestro propio poder se expresa y se hace escuchar. Lo que sea que sintamos entre comienzos y mediados de agosto en relación a estos temas es algo que nos conviene escuchar con atención, porque nos lo susurra nuestro estado más puro y crudo.

Aries, Géminis, Leo, Libra y Sagitario van a sentirlo de una manera muy contundente, y es probable que puedan aceptarlo y adoptar lo que proponga. A Tauro, Escorpio y Acuario puede serles más complicado tomar lo que revela ese velo que se cae. Cáncer, Virgo, Capricornio y Piscis van a vivir una versión más atenuada, pero aún significativa, de este contacto tan movilizante.

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