

BONAIRE (El Comercio, de Lima).- Con ochenta puntos para bucear, cada uno con una característica especial, cómo no va a llamarse el paraíso del buceo. La hermosa y tranquila isla Bonaire es el lugar perfecto para buceadores, ecologistas y amantes de la naturaleza.
Hasta este lugar, frente a la costa norte de Venezuela y a cincuenta kilómetros de Curaçao, llegan los que quieren olvidarse del ruido y la agitación de la ciudad para buscar tranquilidad, seguridad, privacidad y, sobre todo, poner a gran distancia las preocupaciones cotidianas. Y resulta fácil evadirse del mundo entero debajo de este sol, en medio de aguas turquesas donde abundan los corales y peces multicolores; y rodeado de bonairenses afables, acostumbrados a recibir con simpatía a los turistas que acuden a esta isla de las Antillas Holandesas. La población de Bonaire, de unos quince mil habitantes, es variopinta. En ella están representadas diversas culturas, como la holandesa, hispana, india y africana, que comparten un área de 40 kilómetros de largo por unos 5 a 12 kilómetros de ancho.
Al Oeste está la pequeña isla de Klein Bonaire, deshabitada y rodeada de playas, cuevas y arrecifes. Kralendjik, la capital, es bastante pintoresca. La arquitectura holandesa es colorida y le otorga a la ciudad un aire característico.
Si existe un lugar en el mundo donde el sol casi nunca falta y las lluvias son escasas, ése es Bonaire, isla árida y montañosa con un extraordinario parque marino, digno de admirar.
La temperatura promedio es 30°C aproximadamente, ideal para disfrutar de la arena blanca y del mar transparente, y contrarrestar la humedad, que es bastante alta. Para los submarinistas se trata de un buen destino durante todo el año.
El idioma oficial es el holandés, pero no necesita saberlo porque casi nadie lo usa. En toda la isla se habla el papiamento, lengua criolla de Curaçao, que suena a una mezcla de español, inglés, holandés y quién sabe qué más. La moneda local es el florín antillano, pero aceptan dólares y las tarjetas de crédito.
Bonaire cuenta con modernos, cómodos y variados hoteles. Todos son enormes centros vacacionales con vista al mar, que hacen que la permanencia en esta isla sea inolvidable.
La transparencia de las aguas que la rodean permite apreciar la variada vida marina de esta pequeña isla. Si quiere aprender a bucear, ha escogido el lugar ideal. Son cuatro días de entrenamiento, al cabo de los cuales el alumno recibe un certificado con valor internacional para poder bucear en cualquier parte del planeta.
La singularidad del mundo marino en Bonaire invita a practicar deportes acuáticos; entre ellos el windsurf, favorecido por el viento y las brisas marinas. Para esta actividad también hay entrenadores especializados y se alquila al aprendiz todo el equipo necesario.
Si a alguno de los visitantes no le atraen tanto las inmersiones, la alternativa es el gran Parque Nacional de Washington, para ciclistas y caminantes. Los amantes de la naturaleza quedarán encantados con la diversidad de flora y fauna. Hay más de 200 especies animales en la isla; los flamencos son los más atrayentes.
De Colonia a Antilla Holandesa
La historia de Bonaire se remonta a 1499, cuando fue descubierta por el conquistador español Alonso de Ojeda y el navegante italiano Américo Vespucio. Se llamó originalmente Isla de Brasil y estaba habitada por los indios caiquetio y arawak.
En 1634, cuando los holandeses compran Curaçao para instalar allí una base naval durante la guerra que sostenían contra los españoles, Bonaire y la vecina Aruba también cayeron en sus manos y dos años después se convirtieron en sus colonias.
La Compañía Holandesa de las Indias Occidentales comenzó en 1639 la producción de sal; hoy es un rubro muy importante en la economía de la isla, además del turismo subacuático. En 1800, la isla fue controlada por piratas franceses e ingleses. Los holandeses recuperaron el control hacia 1816.
Las Antillas Holandesas, incluida Bonaire, se convirtieron en región autónoma de Holanda en 1954, cuando este país les garantizó económicamente el desarrollo de sus propios recursos con subvenciones. Bonaire pasó a ser, en enero de 1986, un territorio del Reino de Holanda, que ahora se compone de la Holanda Continental, las Antillas Holandesas (Bonaire, Curaçao, Saba, San Eustatius y Saint Marteen) y Aruba.
Datos útiles
Cómo llegar
La mejor manera de llegar a Bonaire es vía Caracas, que está muy próxima. También hay ferry desde Curaçao.
Movilidad
Taxis y autos de alquiler. No hay transporte público.
Gastronomía
Numerosos restaurantes satisfacen cualquier paladar. Además de la cocina local, en la que predominan los platos marinos, hay comida francesa, indonesia y de otras partes del mundo.
En Internet
Jorge Andrade
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