Crearon un emprendimiento en el que reutilizan botellas de vidrio para hacer arena

Dos estudiantes movidos por el cuidado del planeta, que poco a poco sentían que destruían. Glass Half Full nació como una organización de reciclaje de botellas de vidrio para convertirlas en arena, la cual, es uno de los componentes que forma parte de la producción del vidrio. Así, formaron un círculo responsable con el medio ambiente que no tardó en crecer a pasos agigantados.  

Sin experiencia en gestión de residuos ni tampoco en reciclaje, pero movidos por el fuerte deseo de hacer algo al respecto, Franziska Trautmann y Max Steitz, primero se apoyaron en el crownfunding (una forma de donar dinero por una causa a través de internet) a quien no solo le agradecen la recaudación de 18 mil dólares con la que cubrieron sus gastos iniciales (comprar una máquina que pudiera triturar una botella a la vez) sino que también, les dio un gran apoyo a la comunidad, que los hizo ganar muchos colaboradores.

Seis meses después, el galpón que tenían al principio les quedó chico y debieron mudarse a uno mucho más grande, ya que la avalancha continua de vidrio para reciclar era tal, que estaban recibiendo mucho más del que podían procesar.

Glass Half Full recibe alrededor de un camión de basura lleno de vidrio por semana. Una vez que forman una cantidad suficiente de montaña de vidrio - como la llaman - hacen una separación de las botellas de colores, que se destinan a una arena especial que se vende a un precio más alto (los artistas suelen usarla para decorar el jardín).

Luego, esa montaña de vidrio va disminuyendo cuando la llevan a una máquina que se encarga de triturarlos. Minutos más tarde, se convierte en una mezcla de arena, grava y desecho de etiquetas. Todo lo que no sea vidrio, queda expulsado en este proceso.

La máquina tritura y tamiza en cinco tamaños, y cada uno tiene un propósito. Algunos de ellos son:

Con la arena obtenida del proceso - la intermedia - el equipo de Glass Half Full lleva a cabo una misión llamada despliegue, cuyo fin es reconstruir y restaurar la costa de Luisiana, Estados Unidos, con lo que alguna vez solo fue considerado como desecho.

Esta costa está despareciendo a pasos agigantados, en un momento en el que los suministros mundiales de arena se están agotado. Esto significa que, se está consumiendo arena a un ritmo mucho más rápido de lo que se puede crear de manera natural.

Franziska y Max esperan que su historia inspire a otros a sumarse al camino de hacer la diferencia. Dos personas decidieron involucrarse, asumir un compromiso, y hoy, más de cuatro millones de botellas no están en la basura. Están logrando el cambio. Y van por más.