El cambio climático está causando estragos en la naturaleza, y
si no le ponemos un freno, es probable que no sólo nuestros hijos queden privados de disfrutar de las maravillas del mundo natural, sino también nosotros. Un
nuevo estudio difundido por Nature, una de las publicaciones internacionales de ciencia más prestigiosas, documenta que
en 2016, y tras dos olas de calor sucesivas, murió -o en otras palabras "se blanqueó"- cerca del 30 por ciento del arrecife de coral del norte de Australia, y la situación podría empeorar si las temperaturas continúan subiendo. Aunque este tipo de blanqueamiento ya se había observado en 1998 y 2002, había sido menos evidente. El Doctor en Ciencias Biológicas y especialista en corales, Daniel Lauretta, explica cómo ocurrió: "
Los corales que habitan zonas tropicales viven muy cerca de su límite superior de temperatura -es decir, la máxima temperatura que soportan-, por lo que un incremento de 1 grado o más ya puede causar mortalidad de corales en gran escala, así como la degradación del ambiente."
Como si esto fuera poco, el aumento de las temperaturas no es la única dificultad que enfrentan los corales: también lo es la acidificación de los océanos causada por la contaminación. "Además del cambio climático -que genera un aumento en la frecuencia e intensidad de las tormentas-, a su vez es un problema la presencia de sustancias tóxicas y el aumento de sedimentos y materia orgánica en el mar, ya que los corales que hacen simbiosis con algas requieren de aguas transparentes para hacer la fotosíntesis" añade Lauretta, quien desde hace años se dedica a estudiar la fauna de los mares argentinos. Esta pérdida de biodiversidad, que ahora nos puede parecer algo lejano, con el tiempo puede terminar impactando negativamente no sólo en las poblaciones que viven en las cercanías de los arrecifes, sino también en el mundo entero, principalmente debido a que -combinada con fenómenos como la sobreexplotación de la pesca- podría propiciar la escasez de peces para el consumo humano. Esto sobre todo si tenemos en cuenta que los arrecifes existentes en las Islas Seychelles, Hawaii y Florida, están corriendo la misma suerte que los corales australianos, aunque a menor velocidad.
Preservar a estos animales marinos no es un mero capricho de los conservacionistas. Aunque ocupan sólo el uno por ciento del lecho marino, los arrecifes de corales son fundamentales para los ecosistemas oceánicos, principalmente porque viven en perfecta simbiosis con miles de especies, incluyendo peces, esponjas, moluscos, tortugas, crustáceos y equinodermos (como las estrellas y los pepinos de mar). "Muchas especies de corales son consideradas ingenieras ecosistémicas, aun aquellas que no forman arrecifes propiamente dichos, como las especies de corales que tenemos en la Argentina. Es decir, dan soporte a otras especies que no podrían habitar la zona sin ellos, porque viven sobre el coral y no podrían hacerlo sobre el fondo" explica Lauretta, y añade: "En el caso particular de los arrecifes de coral, su importancia es aún mayor, porque forman un ecosistema particular que soporta una enorme biodiversidad de especies marinas. Además, muchas especies que no viven en el arrecife se alimentan en él, o sus crías se desarrollan allí. De esta manera, si el arrecife desaparece no solo se pierden las especies de corales, sino todo el ecosistema y la fauna asociada. Además, los arrecifes son una fuente directa de dinero para el turismo, y el lugar en donde se originan muchas sustancias activas con aplicaciones tanto en la medicina como en la industria. Como si eso fuera poco, los arrecifes protegen las aguas y las costas de la abrasión del mar."
En Argentina existen cientos de especies de corales, la mayoría de ellas viviendo en aguas frías y profundas, alejadas de las poblaciones humanas y por ende más protegidas que las que habitan aguas cálidas. No obstante, también están en peligro: "Todas son susceptibles a la acidificación del océano, a la contaminación por la basura que también llega a las aguas profundas, y a la pesca de otras especies por arrastre, que afecta negativamente en especial a las de crecimiento lento, cuya recolonización lleva mucho tiempo", cuenta Lauretta.
¿Qué podemos hacer para ayudar a la causa de los corales?
Para empezar: apoyar y exigir medidas destinadas a mitigar el cambio climático, poniéndolas en el foco de la opinión pública. Además, evitar la contaminación marina y respetar y proteger los ambientes en donde estos organismos habitan, sobre todo si en algún momento viajamos como turistas a conocerlos. La solución del problema, como siempre en estos temas, nos involucra a todos.