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Dejar la ciudad: se mudaron a Carmen de Patagones para empezar de nuevo

Cansados de trabajar para sobrevivir, Fernando y Rocío se animaron a empezar de nuevo en Carmen de Patagones.


Fernando y Rocío, del barrio privado a Carmen de Patagones

Fernando y Rocío, del barrio privado a Carmen de Patagones



"Nadie se arrepiente de ser valiente", se lee mucho y se practica menos. Pero la historia de Fernando y Rocío tiene mucho de hacer, de animarse. Llevaban 7 años de casados y dos hijos cuando la cabeza les hizo un clic. En enero de 2014, después de pasar como siempre sus vacaciones en Viedma (la ciudad en la que él nació) y luego de que Rocco atravesara un largo tratamiento contra una enfermedad autoinmune, la necesidad de despegarse de Buenos Aires se planteó como un factor común en la pareja que para ese entonces ya tenían a Jacinto y Margarita, sus primeros dos hijos y a quienes pretendían darles una vida por fuera de los muros del country pero libre, en bicicleta, con espacios verdes y amigos de la cuadra.

Por ese entonces, vivían en un barrio cerrado de Pilar. “La sensación que me queda de esa época, es que vivíamos para trabajar y pagar cuentas, siempre con la soga en el cuello. Tanto Fernando como yo habíamos elegido profesiones que distaban mucho de poder darnos acceso al tipo de vida que intentábamos llevar.” Rocco es actriz y docente. Fer es músico. El precio que tenían que pagar en su vida en Buenos Aires era ceder un poco en sus pasiones para trabajar dentro del “sistema”. 

Jacinto, Margarita y Ramón hoy tienen una infancia diferente

Jacinto, Margarita y Ramón hoy tienen una infancia diferente

El clic de 2014 los encontró con la idea definitiva de instalarse en Viedma. “En primera instancia, nos ofrecieron trabajo en una escuela, a Fer como profesor de música y a mí como coordinadora del área de inglés, Unos pocos días más tarde alquilamos nuestra casa de Buenos Aires, mandamos en camión parte de nuestros muebles a un depósito en Viedma y quince días después nos instalamos en la ciudad. A nivel laboral estábamos contentos, pero nos faltaba la movida cultural de Buenos Aires y en ese contexto fue que nos planteamos que si no llegaba a la ciudad, teníamos que traerla nosotros.”

Ese mismo año formaron una productora “Oídos del Sur” y empezaron a llevar artistas a la Patagonia. “Todavía recuerdo que cuando contábamos acerca de nuestro proyecto de producir espectáculos y más de una persona nos decía que en Viedma la gente no salía ni aunque los eventos fueran gratis. Por suerte hicimos oídos sordos a estas predicciones y nos fue muy bien, llenábamos teatros de 300 personas todas las fechas”.

La Casa de al Lado, en Carmen de Patagones

Créditos: La Casa de al Lado

Si saltás, saltás con los dos pies

Finalmente, en el año 2016 subieron la apuesta: compraron una casa en Carmen de Patagones. La casa estaba en ruinas pero ellos veían el potencial enorme que tenía para que fuera no solo el hogar de la familia si no además un Centro Cultural. Les tomó dos años remodelarla y combinaron la estructura rústica que tenía con toques modernos. En el medio nació Ramón, el tercer hijo del matrimonio. En diciembre de 2019 la estrenaron con un festival en el que tocaron varias bandas locales y algunos invitados especiales (Ana Prada, La Fanfarria del Capitán y la Dj. Paula Drexler). El festival fue un éxito. En marzo del 2020 planearon el primer concierto, pero la pandemia hizo que el proyecto se tomara un recreo. 

Recién en febrero de 2022 llegó el momento y “La Casa de al Lado” tomó la fuerza del impulso con la que fue pensada. “Se llama así, por un lado, porque está literalmente al lado de casa y por otro porque es el título de una canción del uruguayo Fernando Cabrera a quien admiramos mucho”. En lo que va del año ya pasaron varios artista: por lo menos hay un concierto al mes y se trata de una experiencia completa: “las personas llegan a las 21.00 horas y los recibimos con una cena que en general cuenta con un plato veggie y otro con carne y la posibilidad de tomar unos vinos ricos. En la sala ubicamos algunas mesas, sillas, sillones y banquetas. Los lugares no son previamente asignados y esto genera algo sumamente interesante: van llegando y se encuentran con algún conocido con el que por ahí tienen buena onda pero no son amigos y terminan compartiendo una mesa. La gente nos dice que disfrutan de que es un espacio al que se puede ir solos porque saben que siempre a alguien se van a encontrar”. Para el segundo semestre ya tienen la agenda completa y sumaron muestras de artes plásticas y una obra de teatro,  “mudarnos al interior nos abrió la posibilidad de emprender y de hacer aportes significativos en la comunidad”.

 

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