Entiendo que detrás o debajo de la bronca de ese nene haya angustia, como me dijo la psicopedagoga. Entiendo que esa angustia pueda estar siendo provocada (más probablemente potenciada) por la nueva circunstancia, esta etapa de adaptación, como todos la llaman. A todos nos pasa, en mayor o menor grado nos angustiamos frente al cambio. Pero si ya desde chiquitos no expresamos esos sentimientos de un modo más o menos orgánico (básicamente llorando, gritando, pataleando), sino por el contrario, me la agarro con el de al lado, estamos -como mínimo- frente a un problema. Y no nos sirve hacernos los tarados.
Por otro lado, ayer varias de Uds. preguntaban ¿y los padres? Supongo o imagino que los papis estarían trabajando. A la salida vinieron los abuelos con una hermanita de casi 1 año, o menos. Ajá. Esto me hizo seguir reflexionando: ¿siempre es necesario trabajar (tanto)? ¿No será que nosotras, mamás, no sabemos parar? ¿No será que no conocemos otra modalidad? ¿No será que ese "misterioso universo sin tiempo y sin bordes que es el contacto permanente con los niños pequeños" * nos da miedo? No digo que el trabajo sea lo contrario de la maternidad, no necesariamente, claro. Pero sí está bueno que así como nos hacemos cargo de esa responsabilidad (trabajar), sepamos que sin nuestra atención, nuestros abrazos, nuestra disponibilidad para jugar, todo el dinero que ganemos será en vano (o demasiado caro).
Y ahora para descomprimir, les regalo este precioso video (que filmó Jaime, el domingo, en casa de mi madre). Véanlo (con audio), son sólo 25 segundos. Y propongo que cada uno cuente cuál es el juego preferido de sus hijos, bebitos, sobrinos. Y con quiénes lo comparten ¡¿Ellos ya tienen mejores amigos?! ¿Cómo es ese vínculo? A las no-mamás, ¿qué las hace reír mucho?
* Según palabras de Laura Gutman
PD: Con respecto a la cantidad de niños, me quedé pensando. Me voy a dar tiempo, pero seguiré atenta y mirando.
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