El otro día observaba cómo Chini miraba boquiabierta a una nena 2 o 3 años mayor que ella. Estaba sentada en la mesa de al lado, en una pizzería en la que cenábamos, y desde que entró hasta que se planchó no le quitó la vista.
Y esa sola situación me hizo preguntar: ¿qué miramos? ¿qué elegimos mirar? ¿dónde elegimos poner nuestra energía? ¿sobre quiénes? ¿por qué motivos?
El mundo era inmenso (estaba lleno de estímulos) esa noche en la pizzería, pero cuando la nena hizo su irrupción en aquél espacio, su presencia encandiló a mi hija. Y uno podría decir: no había NADIE tan parecida, tan cercana a ella -en todo, en su ropa, en sus maneras, etc.- como esa otra nena.
¿Nos miramos a nosotros mismos afuera? No sé si es exactamente así, pero sí que sólo miramos (en el sentido de observar) aquello y aquellos seres que nos vienen a develar algo muy NUESTRO.
Nos/los miramos con lupa todo el tiempo, nos/los criticamos tanto como nos sorprendemos.
¿Yo a quiénes observo y qué miro con más atención últimamente? Desde esa noche que me lo pregunto y todavía no encontré otra respuesta que mis hijas. El último adulto al que observaba mucho fue Patri. A ella la miré muchísimo, sus maneras, sus movimientos. Tanto como miré a mis maestras de danza, a Javier, mi profe de Dramaturgia, de quien siempre hablo.
Ya lo he dicho en este espacio. Quizás en esta época esté demasiado autocentrada (lo cual no significa que no tenga en cuenta a mi afuera). Y en todo caso, no miro tanto como leo. El mundo me entra más por esa otra mitad del intelecto. Aun así, extraño mirar a alguien como China miraba a esa nena, y dejarme encandilar por su presencia, por sus maneras, por sus gestos…
(¡Y a Patri también la extraño!)
¿Ya hablamos de este tema?
¿A quiénes observan Uds. en este tiempo? ¿A quiénes CRITICAN y quiénes los ENCANDILAN?
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