¡Qué manera de taladrarme los oídos! No, esta vez no fueron mis hijitas las responsables, sino mis vecinos, muy amables, que se pasaron todo el finde protestando, dale que va, golpeando cacerolas, semáforos y tachos.
Fueron días movidos, sin luz ni teléfono ni marido (esto último hasta la madrugada del domingo). Con la menor colgada de las tetas y la mayor, mandándose de las suyas, moviéndonos las tres con la sola ayuda lumínica del caballito (de mar), a tientas. Nos salvó mi abuela que nos trajo velas y comida (unos fideos para chuparse los dedos) y Yanet, que nos invitó a almorzar ayer. Gracias, Lidia, no sos vieja, sos divina, igual que vos, amiga.
Fue en ése contexto, en la heladería de la esquina, que una joven, alta, rubia, amorosísima, se me acercó y me preguntó: "¿vos sos la Inés que escribe en el blog?"
Me morí de vergüenza, no porque no me guste que alguien venga y me reconozca (al contrario, me encanta), sino porque estaba y me sentía tan zaparrastrosa, tan dormida, tan boleada, incluso con la bragueta baja. Jajaja. Sí, a veces me pasa cuando salgo de casa muy a las apuradas.
Cuestión que cruzamos unas pocas palabras (Gracias, Florencia, por tu buena onda) y me fui directo al café de la otra esquina. "Ma, necesito unos anteojos negros, soy demasiado tímida para estas cosas", le comuniqué a mi vieja a la distancia. Y esa misma tarde el universo accedió a mi ruego. Mi abuela me regaló unos suyos, onda retro, que al igual que ella, son una monada. Soy vanidosa como pocas (ya saben) y me gusta estar linda para los encuentros.
"La maternidad todo pone en juego", por la noche me daban vueltas estas palabras. "Sos vos misma, pero de manera exacerbada".
Y hoy como tema: ¿cuáles son sus coqueterías o manías antes de salir de sus casas? ¿Cómo se peinan, cómo se cuidan? Ya hablamos de cuánto nos afecta o no la mirada ajena. Pero Uds., ¿cómo les gusta alistarse para un encuentro con amigas? ¿Se miran de reojo en los reflejos de las vidrieras, cuando caminan? ¿Se comparan con ellas? Y en un cita con un chico/hombre, ¿van (¡o iban!) al baño del café o restaurante para chequear cómo están (estaban)?
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