Mucho calor, mucho sol, protector, gorro para la cabeza, playa... hasta ahí puede ser San Bernardo. Pero no. Acá el protagonista es el lago. Hermoso, inmenso, azulado, te invita a que te sumerjas...Invitación denegada. Apenas sumergí mis pies y me alcanzó para bajar la temperatura corporal a 7 grados.
Los niños nadaban como si fuera el Caribe. Cómo hacen ellos? No sienten frío? Se lo aguantan? Yo estoy mayor? Esa última no me la contesten.

En esta nota: