El viernes hablaba con algunas de Uds. acerca de las amistades simbióticas y en finde pensaba: es cierto que -en la amistad- determinadas inquietudes o circunstancias en común son necesarias. De hecho, sin éstas, probablemente no nos hubiéramos enganchado (con nuestro amigo/a). Sin éstas, lo que hoy es un vínculo de años tal vez nunca hubiera -siquiera- empezado. Pero cuando la similitud es demasiada y sin proponérselo, los amigos todo lo comparten y empiezan a mimetizarse, ojo al piojo.
Yo siempre que me percaté de estar jugando ese juego, me abrí a un costado. Soy medio fanática de la autenticidad de mi individualidad, lo cual no significa no dejarme influenciar. Pero de ahí a funcionar en tándem, o competitivamente con un par, ufa, no, gracias.
Me pasó más de una vez. Un par de veces. Pero, como les digo, no puedo sostenerlo en el tiempo. Soy bastante poco apegada en ese sentido, confío, y suelto. Recuerdo puntualmente las palabras de mi psicóloga al respecto. Me sentía horriblemente egoísta por estar celando un determinado espacio (era una clase, una profesora en particular, que yo misma había estado promocionando). Yani entonces me dijo: "no te sientas mal, NO TODO LO TENÉS QUE COMPARTIR, Inés. Hay lugares, personas, lo que fuere, que tal vez querés que sean personales, propios y no tiene nada de malo cuidarlos como tales."
Claro, nos metieron la ética del compartir hasta en la sopa, aunque (o porque) vivamos en mundo individualista y con propiedad privada. No sé si hay relación causal o lógica. Me estoy mareando... Pero al grano, cuando las amistades se tornan simbióticas, hay que andar con cuidado. Compartir en sí mismo no tiene nada de malo (al contrario). Siempre y cuando sea lo que deseamos.
¿Qué piensan Uds.? Algo ya hablamos al respecto, es un tema que venimos tocando. ¿Les tocaron vínculos así de pegotes en el pasado? ¿Ustedes mismas se sintieron copiando al de lado? ¿Alguien hirió sus sentimientos sin proponérselo?
* El término me lo tiró Ceci V.
En esta nota: