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Amor + humor




Empecé el fin de semana rezongando con retoñas, poniendo a la menor de mis hijas en penitencia y preguntándome para mis adentros: ¿cómo les enseño a jugar solas? ¿en qué momento empiezan a ganar cierta independencia en este terreno? Y por otro lado: ¿cómo hago para que cuiden las cosas? No sólo sus juguetes, sino también la casa, sus paredes (blancas), la computadora, los zócalos, el piso, los muebles.
Llegué a apuntarme ideas en un papel que pegué sobre la puerta de la heladera. Me dije: "esta semana debería atacar estos ítems de crianza, reflexionar, sí, pero ante todo pedir consejos acerca del tema".
Esa noche las dormí temprano y mientras esperaba el regreso de Fede, me puse a limpiar a fondo el living y el baño. Y mientras iba barriendo, echando baldazos y pasando a fondo el trapo, seguí: "lo bien que les haría a los niños tener en la escuela una materia de orden y limpieza".
Y en eso, oops: "lo bien que me hace a mí involucrar la totalidad de mi cuerpo en estos quehaceres... lo calma que empieza a sentirse mi mente. ¿No será que era yo la que necesitaba dedicarse al cuidado de los objetos y del espacio? ¿No seré yo la que debería ganar en independencia, sea esto lo que fuere?"
En fin, para cuando marido pisó la casa y sobre todo a partir de ese momento todas estas disquisiciones me ne fregaron . Oh sí, Fede cayó en la mejor versión de sí mismo: alegre, rebosante de buen humor, contenedor y padrazo. Con regalos para todas, disponible y ansioso por asistir la humanidad de sus crianzas (vistiéndolas, bañándolas, jugándoles, cargándolas)... Dándome a mí un respiro y contagiándome de su desparpajo.
Domingo y lunes puedo decirlo: las carcajadas le ganaron a los gritos desencajados y a los llantos. Fue la gloria -en determinados momentos- poder tomar distancia de nosotros y reírnos de lo que estábamos viviendo. Que si justo estaba degustando mi primer bocado y Lupe volvió del baño sin bombacha (y así se sentó a la mesa), que si China se limpió una y otra vez los mocos y la boca con la remera nueva... y bueno. A tomárnoslo con humor, a reírnos de este constante fracaso de elegancia y vida serena.
Otro punto a favor: domingo y lunes por la noche pude repetir la limpieza del sábado, y a pesar de o gracias a haber compartido el día en pareja, pude estar a fondo conmigo misma, sacarle el jugo a esa circunstancia, como no había podido hacerlo en toda mi anterior semana.
Realidad compleja, espejada, complementada y que con amor + humor siempre se hace más liviana.
Y de sus fin de semana largo, ¿qué me cuentan?
Almorzando afuera

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Dibujando con el padre

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Compré un canasto de ropa para que guarden algunos juguetes y anoche (al menos) se entusiasmaron

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